COMUNICANDO EL DEPORTE

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Por: Ernesto Palacios

La “deportivización” en México.

Muchos años me ha invadido ese sentimiento de descontento. Ese sentimiento afligido por la trágica insuficiencia que ha vivido y sigue viviendo nuestro deporte. 

El deporte mexicano eternamente usado de propaganda política. Desdeñado por los servidores públicos y exprimido por la iniciativa privada. 

El deporte mexicano no ha sido aprovechado cabalmente en ninguna de sus beneficiosas dimensiones. Ha estado continuamente en espera de desarrollo y de impulso como bien de salud, como bien de la cohesión social y como importante bien económico con derrama distribuida.

Para explicar lo anterior, se han querido enaltecer definiciones distractoras, vacías y sin sentido. Frecuentemente hemos escuchado, por ejemplo, que los mexicanos no estamos hechos para el triunfo, que nuestra esencia está marcada por drama y dolor o que nuestro estancamiento está en el trauma de conquistados. Nada de eso es cierto; no tiene sustento alguno, son simples estigmas que no hay por qué atender.

Propongo reflexionar y estar a la mira de aspectos mucho más actuales y juiciosos. Un asunto importante que observar, por ejemplo, es el desinterés por el deporte y la propia descomposición de la clase política. Otra realidad es que muchos en la iniciativa privada se limitan a ir tras la usura de manera miope y desprecian la creación con desarrollo deportivo. Un punto más es la siempre insuficiente investigación científica en intenciones deportivas de aplicación práctica. Asimismo, hay que voltear a atender el nivel y rigor académico en que se encuentran nuestras instituciones universitarias especializadas en lo deportivo. También, otra cuestión es que los gobiernos de todos los colores y corrientes pierden cada vez más credibilidad y confianza y se desconectan de los ciudadanos y sus requerimientos.

Los gobiernos y sus administraciones deportivas desde hace más de 70 años no han sido capaces de cohesionar para el desarrollo en el sector deportivo, tampoco han instaurado beneficios consistentes perdurables que hallan permitido avances significativos del deporte mexicano, ya sea para la salud o para la competencia.

Ya después de reflexionar, el siguiente pensamiento que me surge es una visión. Es decir, mirar claramente en dónde estará el deporte mexicano en próximos tiempos. Y mi visión se enfoca en que la práctica del deporte en México irrumpirá en la salud física de la población. Enorme reto, ¿qué visión la mía? También veo que el deporte le de sentido de pertenencia a las localidades ejercitadas. Que los miembros deportivos de las comunidades aspiren al ascenso social. Asimismo, ese colectivo “deportivizado” derive en un bien económico distributivo.

Puedo ver una realidad del deporte mexicano donde nuestro sector disfrute de espléndido desarrollo y expansión. 

Después de la visión, prosigue la acción. El quehacer concreto para crear el deporte mexicano vigoroso será el trabajo y la perseverancia de todos los agentes interventores del deporte nacional, todos ellos fusionados en la misma intención.

Nadie más vendrá a hacer el cambio por nosotros. No hay cambios milagrosos. Si no nos gusta lo que hay, habrá que cambiarlo nosotros mismos. El cambio inicia haciendo las cosas diferentes, bien hechas. Creando ciencia y mejores prácticas administrativas, de emprendimientos y de entrenamientos deportivos. También habrá que hacer valer los derechos y asumir plenamente las responsabilidades de ser ciudadano. En general, profesionalizar todos los aspectos de lo deportivo. Trabajando y perseverando.

La perseverancia definida como una capacidad intelectual que indica las acciones necesarias para poder continuar y superar los obstáculos. Se necesita también de confianza en sí mismo para continuar en el objetivo. Asimismo, incorporar creatividad, y sobretodo evitar echar culpa a agentes externos cuando algo se interpone, aunque sea difícil habrá que buscar la manera de seguir y llegar a la meta. También, es útil mantener el ánimo arriba y aferrarse a vencer los obstáculos. Eso hacen las personas y los colectivos perseverantes. 

Estoy convencido de que los mexicanos tenemos características y experiencias que nos definen como perseverantes. Sólo hay que voltear a ver el trabajo de los millones de migrantes en Estados Unidos y las remesas que envían a sus familias en México. Habrá entonces, que organizar en nuestro país esas cualidades y aplicarlas idóneamente en el deporte en todas sus formas y niveles.

Los agentes mexicanos de lo deportivo (todos los que trabajamos en el campo del deporte), al asumir la perseverancia como característica propia, serán quienes consigan la “deportivización” (la penetración del deporte en la salud física y emocional de la población) de nuestro país.

Por otro lado, la crisis actual derivada de la pandemia del Coronavirus debe estimular las transformaciones hacia la “deportivización” mexicana.

Al sector deportivo le corresponde tomar la responsabilidad de ubicar en su debida prioridad el ejercicio físico y la competencia dentro de la sociedad mexicana.

Los agentes deportivos podemos optar por el dinamismo participativo que implica responsabilidades, o por la pasividad “cómoda” en espera de que alguien más, sea gobierno o persona lo haga por nosotros. Si esperamos, podrían ser otros 70 años o más.

Recordemos que el trabajo deportivo que dejemos de hacer, nadie lo vendrá a realizar.

De igual forma, es importante reflexionar respecto al vivir en común, en sociedad y las individualidades. Lo que hago en particular refleja en lo social, en lo común. Si yo trabajo bien, mejora el trabajo común. Pero hasta donde me puedo permitir interferir en lo de los otros, en realidad esa responsabilidad está en lo público y su administración a cargo de servidores público y encomendados a plantear acciones públicas para superar problemas sociales.

A través de saber exigir como ciudadanos a nuestros servidores públicos resultados concretos, se genera un importante cambio conveniente.

Los servidores públicos son personas que aceptaron el cargo público bajo juramento de conseguir resultados de adelantos y progreso.

No fueron elegidos para desempeñar cargo de papá o mamá gobierno.  Fueron elegidos para asumir responsabilidades de gobierno que los comprometen ante sus gobernados y ante los problemas a resolver.

Los mexicanos nunca más, veremos a los que ocupan momentáneamente un cargo de gobierno como otra cosa más que como alguien (persona), que se comprometió a responder a desafíos del régimen. Los gobernados no somos enemigos de los gobernantes, la pregunta que cabe es, ¿los gobernantes actúan como enemigos de los gobernados?

Por otra parte, los problemas de la pandemia hicieron emerger los miedos más básicos e inmediatos sobretodo respecto a la salud corporal en defensa contra la enfermedad actual diseminada por todo el mundo. El miedo antes de la pandemia se presentaba con respecto a la inseguridad, la impunidad, la crisis económica o la contaminación. 

Se debe replantear nuestras prioridades personales y de convivencia colectiva. El cuidado primero que debemos trazar es el de ejercicio físico complementado con alimentación para bienestar. Nadie puede ahora desdeñar la prioridad del ejercicio físico en la vida personal y colectiva de los mexicanos. Es inaceptable ante esta evidencia “hacernos de la vista gorda”.

Debemos aprender la lección; vivir sin ejercicio físico en México nos ha significado vivir frágiles, fragmentados y en imparable vulnerabilidad. Esclavos de las tecnologías, con radicalización de cuerpos descompuestos, sin cohesión social, sin identidad, sin sentido de pertenencia y nos desencuentran y evitan comunicarnos como humanos.

Esta nueva realidad plantea grandes desafíos al sector deportivo mexicano. Es urgente no pestañear en la profesionalización rigurosa del sector. Se requiere más número y mejor nivel de entrenadores, directivos, empresarios, científicos y académicos del deporte.

La aspiración de cambio social transita mejor a través de una sociedad “deportivizada”, esa sociedad conseguirá mayor capacidad de adaptación en salud y en convivencia entre humanos.

En México tenemos instrumentos, métodos, y personas capacitadas para retomar el camino. Es indispensable gestionar esos recursos de manera juiciosa. No es momento de improvisar, de actuar sin plan, sin rumbo. Es momento de acudir mucho menos a la política y más a la ciencia y a la administración. La inversión de los recursos no deben determinarse por ocurrencias. El conocimiento científico actual deja abierta la posibilidad de impactar positivamente en la población con base en los métodos funcionales que debemos aplicar.

El deporte bien gestionado, es capaz de construir el espacio propicio que nos permite encontrarnos como personas y disfrutarnos, valorarnos.

La sociedad mexicana “deportivizada” requiere del saber de la ciencia y el orden de la administración. El deporte en México de esta manera, sería bálsamo de salud, creatividad y sabiduría. 

El deporte moderno mexicano debe aspirar al equilibrio entre la funcionalidad práctica del ejercicio físico para la salud y el valor simbólico de la competencia de alto rendimiento. Este esquema puede ser útil en todos los niveles y en todos los órdenes del deporte en México, tanto público como privado.

Al final, bajo el esquema de ciencia, administración y profesionalización, la “deportivización” se conseguirá. Se provocará el desarrollo y el impulso del deporte como bien de salud, como bien de la cohesión social y como importante bien económico con derrama distribuida.

Ernesto Palacios

ernestopalacios99@yahoo.com.mx

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Comunicólogo de formación. Graduado por la Faculta de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Con Maestría en Ciencias del Deporte ENED – SEP. Especializado en Administración del deporte en Universidad en México por más de 25 años. Estudioso de los procesos sociales y culturales del deporte mexicano. Con experiencia práctica como jugador y entrenador internacional. 

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