MUJERES Y DEPORTE OLÍMPICO. ¿QUÉ NOS DICE LA PARIDAD ACTUAL ENTRE ATLETAS?
Cuando hablamos de deporte olímpico el nombre Pierre de Coubertines ineludible, al nivel de un hombre legendario, se le reconoce como el fundador de los Juegos Olímpicos de la era moderna. Si bien esto es cierto, en nuestra actualidad, el nombre de Alice Milliat ha pasado desapercibido, casi como si fuese un fantasma, pocas personas reconocen la influencia que esta mujer francesa tuvo en la configuración del magno evento deportivo de los Juegos Olímpicos.
Lo que actualmente conocemos como los Juegos Olímpicos de la era moderna es un movimiento gestado en Francia en el siglo XIX, mientras Pierre de Coubertin organizaba los primeros Juegos Olímpicos, Alice Milliat organizaba las Primeras Olimpiadas Femeninas. En las Olimpiadas Femeninas había variedad de deportes y pruebas, a diferencia de los Juegos Olímpicos encabezados por Coubertin, donde en la primera edición no se incluyó a las mujeres y en la segunda edición solo se permitió su participación en dos deportes: Golf y Tenis.
Al pasar de los años, el movimiento olímpico femenino se posicionó como una fuerte competencia hacia el movimiento encabezado por Pierre de Coubertin. Como resultado, se terminaron integrando ambos movimientos. No obstante, eso no significó que algunas pruebas deportivas, como los 800 metros en el atletismo estuvieran libres de prejuicios sexistas. Fue en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, 1928 que por primera vez las mujeres compitieron en Atletismo, pese a las objeciones del comité organizador y la opinión pública.
De tal magnitud fueron las críticas que la prueba de los 800 metros femenil fue eliminada del programa olímpico durante 32 años. Esto quiere decir que las mujeres pudieron competir en los 800 metros hasta los Juegos Olímpicos de Roma, 1960. Esta exclusión hacia las mujeres atletas pudo legitimarse debido a que se consideraba una prueba peligrosa para su salud, se creía que el esfuerzo realizado era tan inmenso que ponía en riesgo su capacidad reproductiva.
Si bien ya han pasado muchos años desde ese acontecimiento, en nuestra actualidad del siglo XXI,todavía es posible observar los vestigios de una sociedad sexista. Esto se hace evidente cuando reconocemos ciertos deportes como femeninos o masculinos, el ejemplo más claro es la gimnasia rítmica, en este evento olímpico solo participan mujeres, los hombres no están incluidos. Lejos de que esto signifique una ventaja para las mujeres, refiere a una situación que perpetua estereotipos de género.
El nado sincronizado también es un deporte casi exclusivo de las mujeres al considerarse femenino, aunque existan hombres que practiquen este deporte. En contraparte, los deportes de combate, como el Box o el Taekwondo, son considerados deportes masculinos, aunque exista participación de atletas mujeres. El considerar a los deportes como propios de los hombres o propios de las mujeres es uno de los vestigios del sexismo, esos prejuicios aún permean nuestra actualidad al lograr delimitar lo correspondiente, correcto y normal para cada persona.
Es verdad que en los pasados Juegos Olímpicos de Rio, 2016 se pudo percibir una participación paritaria entre mujeres y hombres atletas, también se pudo percibir que emparejar el camino con la herramienta de la paridad es uno de los pasos que las mujeres y los hombres debemos tomar para lograr un mundo más justo. No obstante ¿Por qué en pleno siglo XXI seguimos hablando de deportes femeninos y masculinos?¿Por qué hay deportes exclusivos de mujeres y propios de los hombres? Estas preguntas guiarán mi siguiente columna, no se la pierdan.
ANA GISELLE TORRES LIRA
LICENCIADA EN CULTURA FÍSICA Y DEPORTES
MAESTRA EN GESTIÓN Y DESARROLLO SOCIAL POR LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
CINTA NEGRA 4TO DAN EN TAEKWONDO
EX SELECCIONADA NACIONAL DE TAEKWONDO
