LAS REGLAS DEL GÉNERO: EL CASO DEL TAEKWONDO MEXICANO

¿Las reglas del género? El título de esta columna es extraño y poco claro en un inicio pero al leer la columna se tornará más claro al percibir que hace referencia a la cultura que indica lo correspondiente/adecuado para cada cuerpo sexuado. Hablar de comportamientos adecuados trastoca aspectos profundos de la subjetividad al reconocer que la manera en la que se comportan las personas no es solo reflejo de su deseo o de su naturaleza innata, sino también reflejo de las normas sociales que indican cómo comportarse.

            Lo anteriormente planteado además de confuso es complejo, implica reconocer que los seres humanos se auto-constituyen en mutua dependencia con la cultura. En este sentido, la autonomía personal no significa completa libertad puesto que la cultura da forma a nuestros pensamientos y comportamientos, pero al mismo tiempo, nosotros como especie también damos forma a la cultura. Por eso se habla de mutua dependencia y auto-constitución entre los seres humanos y la cultura. (Morin, 2000).

            Esta cuestión tan abstracta se puede observar más claramente en el deporte. Afortunadamente el deporte es un sitio que brinda la posibilidad de analizar fenómenos complejos en espacios delimitados en tiempo y forma (Elias, Dunning y Jiménez, 2014). Para el desarrollo de esta columna elegiré el deporte del Taekwondo ya que resulta adecuado para analizar y explicar cómo el cuerpo es un reflejo del poder que le antecede (Foucault, 2014).

            En el Taekwondo existen dos modalidades de competencia comúnmente practicadas en México: las Formas y el Combate. En mi investigación de Maestría recolecté varios testimonios y entre ellos se encuentra el siguiente que plasma en una frase lo que se cree con respecto a estas modalidades: ‘‘se dice que Formas es de putos y que Combate es para hombres’’ (comunicación personal, 22/09/2019). Como se puede observar existen grandes prejuicios de género en el Taekwondo.

            Estos prejucios expresanen el propio cuerpo las normativas culturales de la feminidad y la masculinidad. En el Taekwondo es posible distinguir las normativas del género que atraviesan nuestro cuerpo, lo que es considerado propio de los hombres y propio de las mujeres (Butler, 1999). En el siguiente testimonio se pueden observar cómo ciertos comportamientos corporales son considerados propios de los hombres y propios de las mujeres en el Taekwondo:

X: Yo opino que cada mente de alguien en el pasado se forjó de una manera y dijo “sabes qué, yo soy hombre, quiero ser bien violento, bien explosivo” entonces como que por ahí los hombres empezaron a seguir y dijeron “se ve bien chido, yo quiero hacer eso” y las mujeres como que alguna ha de haber dicho también “yo quiero verme bien elegante patadas hasta arriba, quiero verme muy limpia, muy estable” y las mujeres dijeron “ah, yo quiero seguir eso” yo no entendería porqué. (comunicación personal, 22/09/2019).

            Estas normativas del género expresadas en los cuerpos tienen un alcance fundante en las relaciones entre hombres y mujeres. Más allá de indicar cómo son los hombres y cómo son las mujeres implica estar sujeto/atado/localizado en cierto espacio considerado propio y exclusivo para cada sexo. En el caso de las Formas esto implica para las mujeres y para los hombres que no realicen combate permanecer en un espacio poco reconocido y con menos recursos institucionales. Así mismo, para las mujeres que hacen combate significa estar en un espacio que no les es propio por naturaleza. 

            Como se puede observar las reglas del género también delimitan espacios. Si bien esta diferenciación de espacio es simbólico es posible ver que dicha distribución repercute en la realidad material. Por ejemploen las formas hay menos reconocimiento al ganar pues se cree que es más facil que combate y también hay menos recursos (económicos, institucionales, humanos, etc.) para su desarrollo. ¿Acaso, usted lector, sabía que existe la modalidad de Formas en el Taekwondo?.

Las reglas del género también interiorizan en el propio cuerpo normativas de comportamiento adecuado o inadecuado al lograr naturalizar lo correspondiente a cada persona. El deporte de Taekwondo es solo un ejemplo en el que se puede observar cómo las normativas culturales de comportamiento femenino o masculino (de)limitan el actuar de las personas. Por esta razón se cree que las mujeres deben hacer formas y los hombres combate.

            La masculinidad y la feminidad no hacen a los hombres y a las mujeres. Nosotros podemos cambiar las indicaciones de las mentes del pasado a las que hizo mención el entrevistado de mi investigación. En nuestro propio cuerpo podemos ver reflejadas las indicaciones de ese poder que nos antecede. Hacer conscientes los mandatos de género (de masculinidad y de feminidad) es el primer paso para decidir cuáles comportamientos son limitantes y cuáles son beneficiosos para la convivencia mutua y nuestro propio desarrollo como humanidad.

Está en cada uno de nosotros la responsabilidad de crear un mundo justo donde las diferencias entre los cuerpos sexuados no signifiquen jerarquías. En este mundo utópico que planteo la modalidad de formas gozaría del mismo reconocimiento y acceso a recursos institucionales que la modalidad de combate y las mujeres que quisieran realizar combate no serían vistas como instrusas, tampoco los hombres que hicieran formas serían considerados por otros hombres como menos hombres.

El género, las relaciones de poder entre hombres y mujeres, se puede observar en cualquier espacio social. El género no es una invensión, es una categoria de análisis que nos permite explicar nuestra realidad más próxima y en el deporte es posible observarlo. La masculinidad y la feminidad configuran nuestro actuar al naturalizar cualidades propias para cada persona. Para finalizar quiero dejar una pregunta dirigida a los Taekwondoínes: ¿creen que las mujeres tienen un estilo de pelea particular? ¿creen que los hombres pelean de una manera diferente a las mujeres?.

Habría que pensar porqué creemos que el pelear con la pierna delantera y sin casi ningún giro es propio del combate de las mujeres. También deberiamos pensar porqué se cree que los petos electrónicos provocan combates feminizados. Si lo pensamos más a profundidad ¿no seguimos creyendo que ciertas cualidades corporales y ciertos comportamientos son naturales en cada sexo?.

 Si vemos más a detalle nos daremos cuenta de que solo son prejuicios, pues existen hombres que pelean como mujer que son exitosos y que existen mujeres que pelean como hombre y son exitosas. Por ejemplo recordemos el estilo de pelea de Dae-Hoon Lee (que se cree un estilo femenino) y el estilo de pelea de Ruth Gbagbi (que se cree un estilo masculino). La masculinidad y la feminidad estorban al momento de desplegar las máximas capacidades que el cuerpo humano puede desplegar en las competencias deportivas. El talento no tiene género.

Referencias:

Butler, J. (1999). El género en disputa, Paidós.

Elias, N., Dunning, E., y Jiménez, P. (2014). Deporte y ocio en el proceso de la civilización. México: Fondo de Cultura Económica.

Foucault, M. (2014). El poder psiquiátrico (1st ed.). Fondo de Cultura Económica de Argentina, S.A.

Morin, E. (2000). Introducción al pensamiento complejo, Gedisa.

Ana Giselle Torres Lira

Licenciada en Cultura Física y Deportes

Maestrante en Gestión y Desarrollo Social por la Universidad de Guadalajara

Cinta Negra 4to Dan en Taekwondo

Ex Seleccionada Nacional de Taekwondo

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