Escrito por: LEF. DEL OLMO PADILLA ALMA DELIA
La evaluación no es un tema fácil de definir; ya que intervienen diversos aspectos para llevar a cabo una buena evaluación: el o los profesores, el ambiente, los estados de ánimo de los alumnos (as), las problemáticas que viven día a día en su círculo que los rodea.
STUFFLEBEAM (1987, pág. 19) la define como “el enjuiciamiento sistemático de la valía o el mérito de algo”. ¿Es muy complejo poder enjuiciar y otorgarle o no un mérito a un alumno, a través de la evaluación, debido a que no se sabe en qué circunstancia o en qué momento está viviendo la persona?
Desde el punto de vista de un Profesor, se tiene que tener mucho cuidado al seleccionar los métodos o técnicas de evaluación; esto es, porque se puede concebir como una forma de autocontrol de conducta hacia el alumno cuando el profesor carece de estrategias de enseñanza – aprendizaje o la pedagogía necesaria para que los contenidos se cumplan sin perder de vista los objetivos de la materia. No es raro encontrar a profesores que matizan las calificaciones en asignaturas o áreas en función de lo disciplinado que perciban al alumno y del comportamiento en clase. Éste es un efecto inherente a las percepciones humanas; y de ellas se nutre la evaluación. Por eso la objetividad es imposible.
El contexto social y/o político es muy importante para la educación, porque las escuelas llevan a cabo test de rendimiento con fines de control y selección y, aunque se menciona que la educación básica es laica y gratuita para todos; al realizar estas evaluaciones se cae en una contradicción La evaluación tiene por objeto descubrir hasta qué punto las experiencias de aprendizaje, tales como se las proyecte, producen realmente los resultados apetecidos (TYLER, 1973, pág. 108).
La evaluación de alumnos se entendería desde esta óptica (un juicio de valor que recae sobre algo) como el proceso por medio del cual los profesores, en tanto que son ellos quienes la realizan, buscan y usan información procedente de numerosas fuentes para llegar a un juicio de valor sobre el alumno en general o sobre alguna faceta particular del mismo. Nótese que el término ‘juicio’ es más amplío en significado que el de notas o calificaciones escolares. Este término influye como una evaluación subjetiva y, para que pueda ser considerada como un método correcto, desde mi punto de vista, es importante comunicar desde el inicio del curso los puntos a evaluar para que no se preste a malos entendidos y a situaciones incómodas que puedan tomarse como cuestionamientos para la persona que evalúa.
Para buscar una evaluación que se enfoque más a las competencias de los alumnos, es muy importante poder seleccionar la restricción o acotamiento más preciso del conocimiento y aprendizaje para que sea relevante en la vida de un estudiante, de modo que, exista una conciencia de que la enseñanza – aprendizaje pudiera ser auditivo, motriz, visual, entre otros; de cada persona y de cada materia. Por ejemplo, un alumno que aprende de memoria las fechas y sucesos a través de la historia y no lo analiza, es una memoria a corto plazo que después de haber realizado su evaluación seguramente lo olvidará en su memoria a largo plazo y, posteriormente llega la pregunta ¿qué no fuiste a la escuela? o ¿pasaste de noche la escuela?
Estoy de acuerdo con el autor al mencionar que, antes de ser un problema de técnicas de evaluación, los profesores deben de iniciar con un autoanálisis, depuración y formación de esquemas de mediación y en los estilos de aprendizaje. A través de las coordinaciones de cada materia, se debe de aterrizar los conceptos que los alumnos deberán aprender de acuerdo al currículum y, llegar a aterrizarlos en las evaluaciones. Esto se vuelve un poco más complejo cuando las evaluaciones deben de ajustarse al currículum de la SEP. Y si estamos hablando de una escuela particular en donde predomina una cultura extranjera; colegios alemanes, judíos, ingleses, etc., se deberá también cubrir el currículum correspondiente.
Otra situación que arroja los resultados de las evaluaciones, es cuando un alumno puede ser muy bueno en ortografía, su comportamiento es correcto, pero en algunos casos la educación física no es su fuerte; o alumnos de malos modales, poca concentración, llegan tarde y, la educación física es su fuerte. Con esto quiero decir que debemos evitar hacernos juicios de los alumnos solo con sus comportamientos y, evitar realizar evaluaciones de acuerdo a sus conductas sin perder de vista los objetivos a alcanzar de cada materia.
Por otra parte, me pregunto ¿entendemos lo que significa ser profesional docente? ¿somos profesionales al evaluar a los alumnos? Realmente nos preocupamos por autoanalizarnos y dar respuesta a estas interrogantes, para posteriormente dar el siguiente paso.
Es de suma importancia realizar evaluaciones informales constantemente para que al tener que redactar evaluaciones formales, se lleve a cabo un juicio más veraz y, lo que es más importante, el logro alcanzado de los aprendizajes cognitivos y los comportamientos que les ayudarán en su vida futura.
Los profesores tienen que plantearse esta doble perspectiva: para qué y cómo evaluar, desde un punto de vista pedagógico, y qué funciones cumple la evaluación que realizan.