Pasión por el deporte.
José Ortega Ramírez
“El deporte es una gran herramienta para que nos conectemos con nuestro yo más íntimo”
En todos estos casos, existe una lucha, una secreta confrontación, pero no resulta nada fácil afirmar, desde fuera, quién ha ganado y quién ha perdido. Depende de un conjunto de variables: de las expectativas personales, del grado de entrega personal, de la memoria del pasado, del grado de autoexigencia personal. Por ese motivo, la respuesta está únicamente dentro de cada uno. La verdad se esconde en nuestro interior, y por eso el deporte es una gran herramienta para que nos conectemos con nuestro YO más íntimo. A través de él lograremos poco a poco tomar perspectiva y relativizar lo externo, y empezaremos a guiarnos por lo interno.
Además de la lucha contra el otro y de la lucha con uno mismo, la práctica deportiva incluye una tercera forma de lucha que se produce simultáneamente a las dos mentadas la lucha contra el medio natural.
Una gran parte de los deportes se desarrolla en plena interacción con la naturaleza. Están los deportes terrestres, los acuáticos, los aéreos y los que requieren recursos climáticos y medioambientales muy concretos, como el viento, la nieve, el hielo o la generación de olas gigantes. El deporte es un modo de interacción entre el ser humano y la naturaleza. Unos deben luchar contra el viento, otros contra la resistencia del agua y las corrientes marinas, otros contra las dunas del desierto, los hay que deben vencer la fuerza de la gravedad y la resistencia de la roca para elevarse y alcanzar la cima. En todos estos casos tiene lugar la lucha y nadie sabe, a priori, quién va a vencer. Esta es la gracia, la aventura y el encanto de la actividad deportiva.
Pero al final de esta lucha llega la gran lección del deporte y de la naturaleza. El éxito o el fracaso, la victoria o la derrota, no dependen del resultado final, sino de haber encontrado la armonía entre cuerpo, mente, espíritu y naturaleza. La combinación de ser capaz de dar lo mejor de uno mismo, de tener el suficiente control de tus emociones, de saber escuchar a tu cuerpo y de aceptar y respetar la naturaleza, que es la que manda, te dice. Esta es la gran victoria final.
El deportista lucha para vencer sus propios límites, para superarse, para mejorar su rendimiento, para ser más excelente en su modalidad deportiva. Para ello, debe entrenarse con tesón, tiene que calcular riesgos y beneficios, aprender de los más sabios, incorporar las nuevas tecnologías en su actividad, porque solo puede vencer sus límites si, en primer lugar, conoce donde están y, en segundo lugar, ejercita su inteligencia y su imaginación para trascenderlos.