Por Juan Carlos Mercado
En México, septiembre es considerado el mes de la patria debido a que durante este mes se celebra; el inicio y la consumación de la lucha por la Independencia. Cada mexicano vitorea estas fiestas a su manera, algunos lo hacen disfrutando de la gran variedad de platillos que ofrece la gastronomía mexicana, otros asisten a dar “El grito” en los palacios de gobierno, plazas o jardines principales de sus municipios, aunque este año por la situación que todos conocen fue imposible y muy probablemente lo vivieron desde sus hogares, a través de los medios de comunicación, por mi parte y como buen mexicano he decido celebrarlo escribiendo este breve comentario sobre nuestro deporte nacional por excelencia, la Charrería.
La historia de la charrería es tan extensa como la misma historia de México, y reconoce sus orígenes en el estado Hidalgo, aunque la primera asociación de charros fue fundada en la Ciudad de México el 4 de junio de 1921. Fue hasta 1933 que se fundó la Federación Mexicana de Charrería y una década mas tarde fue reconocida como deporte nacional por excelencia por el presidente Manuel Ávila Camacho (FMCH, 2010).
Las competencias deportivas entre Charros reciben el nombre de Charreadas y sus “jugadas”, por así llamarlas, son conocidas como Suertes Charras. De acuerdo con la Real Academia Española, la suerte es un: Encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual. La Federación Mexicana de Charrería afirma que se les llama suertes, porque al tratarse de un binomio, el éxito de la ejecución dependerá en gran parte de la voluntad de la bestia con la cual se van a ejecutar, pues aunque exista la experiencia suficiente, en algunas ocasiones el animal no se presta y estas ejecuciones no se realizan con el lucimiento y éxito esperados (FMCH, 2020).
Aunque la realidad es que hoy en día, los Charros no dejan mucho a la suerte debido a que al igual que en otros deportes invierten muchas horas entrenando y además adiestrando a sus caballos. No existe mucha información acerca del entrenamiento de los Charros, en conversaciones con algunos de ellos se pudo rescatar que al parecer la metodología de la repetición es el camino que la mayoría sigue y aparentemente nadie se ha tomado el tiempo para estudiar el tema de manera profunda y poner en claro las capacidades físicas que debe desarrollar el Charro.
Por otro lado, existen diferentes métodos de entrenamiento de equinos, en un estudio se evaluó la velocidad de aprendizaje y la memoria de estos mamíferos aplicando dos métodos: La doma tradicional y la doma natural. La doma tradicional emplea un alto nivel de sometimiento y rudeza. Por otro lado, la doma natural se enfoca en conceptos etológicos que favorecen a la formación de respuestas operantes y el nivel de sometimiento y la rudeza son reducidas. Los resultados del estudio reflejaron que el aprendizaje bajo la doma tradicional es 2.4 veces más lento que empleando la doma natural. Sin embargo, en la prueba de memoria los promedios de tiempo presentados no mostraron diferencia significativa, pero con una dispersión mayor en el grupo domado de manera tradicional. Lo que permite intuir que también estos animales aprenden mejor cuando se les enseña con respeto (Luna, 2011).
El deporte de la charrería es una actividad controversial en estas épocas donde es mayor la búsqueda de la inclusión, más notable la equidad de género y la protección a los animales ha tomado fuerza. Siendo un deporte prácticamente exclusivo de los hombres al existir nueve suertes para ellos y solo una suerte para las mujeres, por otro lado, algunos grupos propone erradicar la práctica de la Charrería al considerarla una actividad altamente lesiva tanto para los equinos como para el ganado vacuno (Ramírez, 2016). Un Charro que radica en el estado de Texas, en una conversación manifestó que ellos tienen ciertas desventajas competitivas con los charros que viven dentro del territorio mexicano, debido a que no pueden realizar de manera completa algunas suertes que conllevan el derribo del ganado, porque la regulación vigente en ese y otros países donde se practica es más exigente.
La charrería es deporte y es cultura, aprendamos más sobre ella, disfrutémosla y aprendamos a apreciarla. Sintámonos felices de ser mexicanos y agradezcamos que en esta hermosa tierra tenemos al Charro como un símbolo que representa a este gran país en todas las latitudes del planeta. ¡Vivan los deportistas! ¡Viva el deporte! ¡Viva México!
Trabajos citados
Luna, E. (Agosto de 2011). Evaluación conductual de dos métodos de entrenamiento equino y su efecto en la velocidad de aprendizaje y memoria. Morelia.
FMCH. (2010). Charrería origen e historia de una tradición popular. México, D.F.: FMCH.
FMCH. (2020). Federación Mexicana de Charrería A.C. Recuperado el Septiembre de 2020, de Federación Mexicana de Charrería A.C.: http://fmcharreria.com/historia-de-la-charreria/
Ramírez, R. (2016). La paradoja del bienestar animal. México, D.F.
Juan Carlos Mercado Arroyo
Maestrante en Ciencias del Deporte en la ENED sede León, Gto.
Entrenador de Taekwondo en Guerreros Aztecas Tkd A.C.
Miembro activo de la Asociación Guanajuatense de Taekwondo A.C. y la Federación Mexicana de Taekwondo A.C.
Asesor deportivo y preparador físico independiente.
Docente en nivel superior.
