Diversidad sexual y de género. El retorno a clases 2020-2021

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Por Ashanti Ramírez y Miguel Colunga

Hace poco arrancó en México el ciclo escolar 2020-2021. Los alumnos traen a cuestas el haberse adaptado a la educación en línea a raíz del confinamiento por la pandemia Covid-19. Y lo que pareciera un inicio de clases “desde casa”, para algunos infantes y jóvenes puede convertirse en un inconveniente al formar parte del colectivo LGBTTTIQ+.

En un país donde la discriminación y rechazo hacia el colectivo LGBTTTIQ+ es una constante, tomando como referencia algunas cifras y de acuerdo a la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) año 2017, realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED). Encontramos lo siguiente: 

El 72% de los jóvenes de entre 18 y 29 años de edad pertenecientes al colectivo de la diversidad sexual no asiste a la escuela. Si bien el esfuerzo de colectivos, activistas, ONGs nacionales e internacionales es cada vez más intenso, la agenda de la diversidad no ha sido prioritaria para el Estado Mexicano para ofrecer oportunidades de integración a la educación para el colectivo.

Y es que en hay muchos temas coyunturales y culturales que nos dejan ver que el trabajo no es sencillo ni a corto plazo. También hablamos del sistema educativo, que por décadas ha concebido a la educación sexual a algo meramente biológico donde se habla solo de hombre y mujer. 

¿Alguien recuerda haber tenido una clase decente y respetuosa sobre la diversidad sexual en sus años de primaria, secundaria o incluso preparatoria?

Está por demás señalar que existe una miopía por parte del gobierno ante la realidad que demandan los niñas, niños y jóvenes del país: están exigiendo espacios de expresión sin discriminación, rechazo, ni violencia. Están exigiendo, el reconocimiento de derechos de las personas de la diversidad sexual y de género, como medidas para combatir la discriminación y violencia. Están exigiendo condiciones laborales dignas, donde encuentren espacios para su desarrollo social y humano.

Por otra parte, seguir construyendo desde la sociedad civil entornos e iniciativas de respeto e inclusión hacia el colectivo, por la sencilla razón que estas personas serán los adultos que contarán cómo vieron el cambió en el México en el que crecieron. Primero que nada, seguir haciendo conciencia de los pendientes existentes y de las ventajas sociales y comunitarias que conlleva una agenda de respeto a la diversidad y del colectivo LGBTTTIQ+.

En conclusión, el regreso a clases para este colectivo se encuentra en gran dependencia del contexto en el que el individuo se desempeñe, ya que en este momento todos los estudiantes en México toman clases en línea.

Pero aquí surge una pregunta ¿qué pasa con aquellos miembros del colectivo LGBTTTIQ+ que asistían a clases presenciales?  Y que ya eran rechazados del entorno familiar hacia su persona y que ahora no pueden aislarse de ese rechazo familiar, derivado de la educación en línea que generalmente se encuentran cursando dentro de su casa. 

¿Será mejor o peor?

“Porque el tema de la diversidad sexual y del colectivo LGBTTTIQ+ es de todos y no solamente de quienes forman parte de él”.

Autores:

Ashanti Ramirez Montes de Oca 

Egresada Maestría en Ciencias del Deporte 

Miguel Colunga 

Periodista Digital /Deportista de Taekwondo

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