Escrito por: LEF. DEL OLMO PADILLA ALMA DELIA
RESUMEN
Indagar todas aquellas concepciones relacionadas con la energía mental; dejando a un lado el foco más tradicionalista de la enfermedad o los estados negativos de salud mental, resulta uno de los eslabones fundamentales demandantes de hoy en día, cuyo objetivo de estudio es revisar los compendios, indagaciones, contenidos y, aplicaciones prácticas del bienestar psicológico en concordancia con la práctica del deporte y la vida deportiva, actividades que requieren relacionarse entre sí de manera positiva a través de la experiencia. En el presente artículo se hará referencia a la práctica del ciclismo, como estrategia de afrontamiento a hábitos y estilos de vida saludable. Motivo por el cual, es de suma importancia detenerse en el estudio y análisis del bienestar psicológico y sus implicancias con el ciclismo. La metodología a utilizar para lograr el propósito antes expuesto, estará conformada por la búsqueda de información en función de las palabras claves y su estudio en los temas que atañe al tema de análisis; así como, las aportaciones más recientes.
PALABRAS CLAVES:
bienestar psicológico, personalidad, neurotransmisores, ciclismo.
ABSTRACT
Investigate all those conceptions related to mental energy; Leaving aside the more traditionalist focus of the disease or negative mental health states, it is one of the fundamental demanding links of today, whose objective of study is to review the compendiums, inquiries, contents and practical applications of psychological well-being in accordance with the practice of sport and sports life, activities that require relating to each other in a positive way through experience. In this article, reference will be made to the practice of cycling, as a strategy for coping with healthy habits and lifestyles. Reason why, it is of utmost importance to stop in the study and analysis of psychological well-being and its implications with cycling. The methodology to be used to achieve the aforementioned purpose, will be made up of the search for information based on the keywords and their study on the issues that concern the subject of analysis; as well as the most recent contributions.
KEY WORDS:
psychological well-being, personality, neurotransmitters, cycling
INTRODUCCIÓN
Uno de los deportes más utilizados por aquellas personas que deseen dejar una vida sedentaria y, cambiar a los hábitos y estilos de vida saludable en su día a día, es el ciclismo. Este deporte de dos ruedas tiene una gran cantidad de beneficios y muy pocas contraindicaciones, lo que facilita su inclusión en la vida de quienes lo practican. Uno de sus principales beneficios es en relación con lo mental. Al ser un deporte tan retribuido, en el que cada día puedes tomar un camino diferente y llegar hasta donde te lo propongas, siempre dentro de tus límites físicos, la mente se despeja, gracias también en gran parte a los neurotransmisores que se desprenden a los pocos minutos de haber comenzado a dar pedales, lo que supone un beneficio psicológico destacable. Al mismo tiempo, la motivación y la conformación de la personalidad individual y social, hace que este deporte sea uno de los más atractivos para la canalización y realización del propio potencial.
MARCO TEÓRICO
Ryff (1995) comenta que “una caracterización más ajustada del bienestar psicológico es definirlo como el esfuerzo por perfeccionarse y la realización del propio potencial”. Desde esta perspectiva, podemos entender el bienestar psicológico como un constructo multidimensional cuyos ejes y dimensiones abarcan formas tanto individuales como sociales respecto al sujeto, manera de estar en el mundo, la valoración que hace y significado que otorga a su realidad. A partir, primero de la conformación de su personalidad, edad, género, cultura y ambiente en el cual se ubique; la cual dotará y será mediadora de desafíos y retos nuevos, en función de la autonomía y dominio del entorno que tenga.
De esta manera, la persona enfrenta sus experiencias y éstas son moldeadas por medio de las emociones y las estrategias de afrontamiento con las que cuente cada individuo, y teniendo un buen soporte a nivel de apoyo social, podrán en definitiva permitir un buen bienestar psicológico apoyado de un funcionamiento pleno a nivel físico y social, otorgando a este sujeto una visión de crecimiento, desarrollo y aceptación hacia sí mismo (García, Brustad & Romero, 2009). En este sentido, se observa que el medio social juega un papel significativo en el desarrollo de la personalidad y su desenvolvimiento en al ámbito deportivo; en consecuencia, es interesante primeramente conocer cómo funciona la autoestima y el autoconcepto de cada individuo como parte de su estructura psicosocial de manera interna.
Al respecto, en 1984 el estado de California (EEUU) nombró una comisión de expertos (TaskForce) para el estudio de la autoestima. Como primer paso, la comisión ha puesto de relieve que la autoestima es algo que se puede aprender, ya que depende de la situación anímica general del individuo y ésta se puede modificar. Según como éste siente que lo perciben, aceptan y quieren las personas importantes de su vida, y según se haya desarrollado – desde la infancia – su seguridad, autoconcepto, sentido de pertenencia, motivación y competencia, y las haya integrado en su personalidad, así se habrá formado su nivel de autoestima (VOLI, Franco 1998).
Además, White, señala la importancia de la autoestima como fenómeno evolutivo. Empieza reconociendo que la autoestima dispone de dos fuentes. Una fuente interna o los propios logros del niño, y una fuente externa que implica la afirmación de los otros. (Cerviño, 2008). Diremos entonces que la autoestima se construye, se va formando desde diferentes aspectos propios de la persona y su realidad interna y externa, aspectos que no dejan de pasar por los niveles reflexivos y de discernimiento, generando el auto reconocimiento de sus virtudes, dones y talentos, así como sus propias limitaciones. Cabe señalar que la autoestima no está exceptuada de su vulnerabilidad, propia de su misma naturaleza.
En este sentido, según Franco Voli (1998) existen 5 componentes básicos de la autoestima: seguridad, identidad, integración, finalidad y competencia. El sentido de seguridad es el presupuesto básico de autoestima. Sólo la persona segura de sí misma y de sus posibilidades se atreve a actuar de manera confiada, tiene una suficiente seguridad que es al mismo tiempo, un factor de motivación dentro de la labor personal de cada uno.
La persona con seguridad manifiesta las siguientes características: está abierta a la comunicación, se siente cómoda asumiendo riesgos y buscando alternativas, tiene relación de confianza con los demás, acepta y comprende el significado de las directrices, etc. La identidad se concibe como la “definición de sí mismo”. La integración es sentir que formamos parte de un grupo familiar, de amigos, de trabajo, de diversión, de estudio, etc., y que aportamos algo al mismo. De la forma en que nos relacionemos depende en gran parte como se desarrollan nuestra seguridad, nuestro autoconcepto y, nuestra motivación. La persona con sentido de pertenencia, comprende el concepto de colaboración, contribución, participación y amistad; demuestra sensibilidad y comprensión hacia los demás; se siente cómodo en todos los grupos, demuestra características sociales positivas y abiertas; se siente valorado por los demás; acepta a las personas como son, etc.
Finalidad o motivación: las personas actuamos, en general, basándonos en unas motivaciones que hacen que nuestra actuación nos parezca oportuna, necesaria o inevitable. Cuando conseguimos crear unas motivaciones suficientes para modificar un comportamiento determinado, en general, hacemos todo lo necesario para conseguirlo. El principal elemento de motivación es saber apreciar y tener fe en que podemos hacer lo que nos proponemos, ya que estamos convencidos de que nos satisface. Competencia: El sentirse competente forma parte de la conciencia de la propia valía e importancia, y el llegar a aumentar esta competencia de forma continua es una decisión de cada uno en función de su propia autoestima.
En consecuencia, Rosenberg al analizar la génesis de la autoestima descubre que es el resultado de un proceso de entre valores y discrepancias. Según este punto de vista, un individuo tiene autoestima en la medida que se perciba a sí mismo como poseedor de una muestra de autovalores centrales. Debe entenderse que la autoestima de este autor es profundamente social, sus ideas sobre el self parten de la postura de Cooley o Mead, según la cual el self es un fenómeno social. Trabaja sobre la premisa de que los autovalores asociados a la autoestima surgen de la interacción de procesos culturales, sociales, familiares y otros interpersonales (Cerviño, 2008).
La posición adoptada por William James, según la cual el autoconcepto está determinado por la percepción que el individuo tiene de su grado de logro. Así pues, los individuos que poseen un buen concepto de sí mismos, tienden a aumentar el valor de su rendimiento, mientras que, por el contrario, los individuos con bajo concepto, tienden a subestimar sus resultados (Matorrel, 1996; citado por Ceviño, 2008).
En tanto, Wylie (1979), opina que el autoconcepto incluye las cogniciones y evaluaciones respecto a aspectos específicos del sí mismo, la concepción del sí mismo ideal y un sentido de valoración global, autoaceptación y autoestima general. (Citado en Ramírez y Herrera, 2010). La teorización y los estudios más recientes sobre el autoconcepto han tenido lugar en el ámbito de la fenomenología que Wylie (1961) lo definió como el estudio de la conciencia directa. Una de las tesis fundamentales de esta teoría es que la conducta se ve influenciada no sólo por el pasado y por las experiencias presentes, sino además por los significados personales que cada individuo atribuye a su percepción de esas experiencias.
El autoconcepto se define como las cogniciones que el individuo tiene, conscientemente, acerca de sí mismo. Incluye todos los atributos, rasgos y características de personalidad que estructuran y se incluyen en lo que el sujeto concibe como su Yo. También se suele definir autoconcepto como la imagen que tenemos de nosotros mismos en las dimensiones cognitiva, perceptual y afectiva. (Citado en Ramírez y Herrera, 2010).
Podríamos afirmar que el autoconcepto es uno de los tres componentes del self (o personalidad integral), siendo la visión del mundo y los estilos de vida los otros dos componentes. El autoconcepto, desde esta perspectiva, se entiende como la imagen que uno tiene de sí mismo y que se encuentra determinada por la acumulación integradora de la información tanto externa como interna, juzgada y valorada mediante la interacción de los sistemas de estilos (o forma específica que tiene el individuo de razonar sobre la información) y valores (o la selección de los aspectos significativos de dicha información con grandes dosis de afectividad). (González – Pineda, Núñez, et al 1990; citado en González, Julio).
En suma, parece ser que los factores que determinan la formación del autoconcepto son los siguientes: el feedback con los otros significativos (Mead, 1934; Sullivan, 1974; Montané, 1983, Lewick, 1984; etc.), la interpretación de los éxitos y los fracasos (Rosenberg, 1979; etc.), la comparación social (Festinger, 1954; Hyman y Singer, 1967; Beltrán, 1984; Oñate, 1989; etc.), y las atribuciones acerca de la propia conducta (Purkey, 1970; Coopersmith, 1974; etc.), Citado en Ramírez y Herrera. Por medio de estos autoesquemas, el autoconcepto actúa como filtro a través del cual se selecciona y procesa la información relevante que el sujeto recibe en su interacción con el medio, determinando el resultado de la conducta (Núñez y González – Pumariega, 1996). Las autopercepciones que el individuo construye a lo largo de su vida ni son de la misma naturaleza, ni se encuentran relacionadas linealmente, ni tampoco tienen la misma importancia o valor en la construcción del autoconcepto.
Por el contrario, las autopercepciones se encuentran organizadas según su naturaleza en dimensiones específicas, más o menos amplias. El número de dimensiones que cada sujeto presente parte de su autoconcepto dependerá de ciertas variables como, por ejemplo, la edad, el sexo, la cultura de que dispone, el medio social en que se desarrolla, las exigencias profesionales, etc. Así, por ejemplo, a medida que aumenta la edad de los sujetos se van identificando más dimensiones, e incluso, cambiándolas por otras distintas. (González, Núñez, Glez y García, 1997).
Sumado a lo antes mencionado, el concepto de bienestar ha estado presente en Psicología del Deporte y la Actividad Física desde la propia definición de Psicología del Deporte. Cruz & Riera (1991) sostienen que “El psicólogo del deporte no debe limitar su labor a la preparación psicológica de los deportistas de élite para mejorar su rendimiento, sino que también debe de preocuparse del bienestar de los mismos.” A pesar de ello, son más las investigaciones y apariciones asociadas de forma directa a la actividad y ejercicio físico que al deporte. Un ejemplo de lo anterior, es cuando se discute sobre los efectos beneficiosos de la actividad física y el deporte en la salud mental y física de las personas, por parte de profesionales de esta área (Biddle 1993a, b; Berger, 1996; Berger & McInman 1993; Blazquez, 1995; Cruz, 2003, 2004; Gutiérrez, 1995, 2003; Pejenaute, 2001; y Sánchez, 1996, 2001).
Otros estudios señalan la relación directa y fundamental entre actividad física, bienestar psicológico y bienestar físico entre personas mayores, y de la consecuente mejoría de su calidad de vida, dentro de una práctica regular orientada (García, 2002). Otro autor señala explícitamente la relación directa entre la actividad física – deportiva y la generación de estados emocionales positivos vinculados al bienestar psicológico (Cantón, 2001). Siguiendo con lo anterior, existen estudios que demuestran que programas acuáticos y de Entrenamiento Hidrofit son capaces, en población adulta, de favorecer el bienestar psicológico y subjetivo de sus participantes (Moreno, 2006).
De igual forma, otras investigaciones relacionan la actividad física y su correspondencia, con el bienestar psicológico en personas jóvenes fumadores y bebedores, en función de su personalidad y estrategias de afrontamiento, una vez que se adscriben a un programa de actividad físico -deportivo (Sale, Guppy & El – Sayed, 2000). Siguiendo con las relaciones entre ejercicio físico, bienestar y depresión, (Babyak et al., 2000) encontraron que 10 meses después del estudio, los participantes en el grupo de actividad física tenían significativamente menos tendencia a volver a caer en la depresión.
Nuevamente y desde otro ángulo, aparece el concepto de bienestar, cuando se han considerado las funciones del psicólogo del deporte. Cruz (1997) define el rol de asesor cuando, dentro de un club o una federación, ofrece servicios psicológicos de apoyo a entrenadores, deportistas, padres o directivos para optimizar el rendimiento y bienestar de los miembros del equipo, y para prevenir problemas psicológicos derivados del entorno deportivo (García, Brustad & Romero, 2009).
Estudios recientes han demostrado que si incorporar esta actividad a tu rutina diaria, no solo mantendrás la salud de tu cuerpo, sino también la de tu cerebro. Si alguna vez te has ido en bicicleta a tu trabajo y has notado que tu humor y tus habilidades mentales se sienten mejor que lo normal, entonces has experimentado los beneficios del ciclismo en tu salud mental. Muchas personas han tomado el ciclismo como una manera de mantenerse en forma y vivir una vida más sana.; sin embargo, incluso aquellos que ya gozaban de una buena condición física, han fortalecido sus mentes a través de esta actividad. Con solo media hora de pedaleo constante, ya sea en el camino o en una bicicleta estática, puede ayudar a mejorar tu memoria, razonamiento y planeación. También han sido científicamente comprobados los beneficios que brinda a la salud emocional, ayudando a combatir la depresión y la ansiedad.
Andar en bicicleta puede ayudar a que tu cerebro crezca de la misma forma en que lo hace con tus músculos. Cuando hacemos ciclismo, la sangre que fluye por nuestro cuerpo incrementa, permitiendo que se construyan más venas capilares y haciendo que fluya más oxígeno. Este mismo proceso ocurre en nuestros cerebros, pues permite que nuestro sistema cardiovascular crezca más dentro del cerebro, llevando una mayor cantidad de oxígeno y nutrientes que mejoran su desempeño.
Cuando montamos nuestras bicicletas, nuestro cerebro también incrementa su producción de proteínas usadas en la creación de nuevas células cerebrales. Realizar esta activad regularmente, ayuda a duplicar o triplicar esta generación de nuevas células, así como incrementa la actividad neurotransmisora, permitiendo que la comunicación cerebral tenga un mejor desempeño, lo cual deriva en la mejora de nuestras habilidades cognitivas.
Los beneficios de andar en bicicleta son especialmente importantes para el proceso de envejecimiento de nuestros cerebros, pues esta actividad física contrarresta el declive natural de las funciones cerebrales a medida que nos hacemos más grandes. Los científicos han comparado los cerebros de adultos de 60 y 70 años, encontrando de los de aquellos que participan regularmente en actividades físicas, como el ciclismo, parecían más jóvenes de quienes no hacían ejercicio. Esto prueba que andar en bicicleta puede ayudarnos a mantener una mente más ágil.
Gente de todas las edades puede experimentar los beneficios de andar en bicicleta en un plano de bienestar psicológico, sin importar su estado de salud física. Puede mejorar tu percepción sobre ti mismo(a) y tu sentido de autoestima. Algunos estudios han demostrado que estas mejoras fueron más fuertes en pacientes con trastornos mentales y gente que sufre depresión leve, y puede, potencialmente, ser tan efectivo que la terapia psicológica. Practicar frecuentemente actividades como el ciclismo, no solo combate problemas mentales como los antes mencionados, sino que ayudan a prevenir que se conviertan en situaciones a largo plazo.
Asimismo, el ciclismo mejora el estado de ánimo, reduce la ansiedad y nos permite manejar el estrés de manera más efectiva. Igualmente, incrementa los niveles de producción de serotonina y dopamina (químicos que nos hacen sentir felices) en nuestros cerebros. Los científicos han confirmado estos efectos analizando los niveles de serotonina en ratones de laboratorio que mantienen actividad física constante. Estas sustancias no son las únicas que nos ayudan a mejorar nuestro humor, pues el cuerpo también produce endorfinas, sustancias que ayudan a regular varias funciones importantes (Cunnings, s. f.)
En este sentido examinaremos estos químicos, la serotonina es un neurotransmisor (sustancias que conecta neuronas entre sí a través de las sinapsis). También se la conoce como 5-hidroxitriptamina (5-HT). Se encuentra fundamentalmente en el sistema nervioso central (SNC) y en el tubo digestivo. Existen evidencias científicas de que, en el SNC, participa en funciones como la regulación de la temperatura corporal, en diversos estados emocionales como la ira, o en reacciones de respuesta agresiva, así como en el humor, entendido en este como el estado afectivo que se mantiene por algún tiempo y que traslada la disposición en que alguien se halla para hacer algo). También parece intervenir en el sueño, el vómito, la sexualidad y el apetito. Se encuentra claramente relacionado con los estados de depresión y ansiedad.
No debe olvidarse que la serotonina es un mediador en el tracto gastrointestinal y que es muy abundante en las plaquetas sanguíneas. Entre las funciones fisiológicas que se atribuyen a la serotonina destaca la inhibición de la secreción gástrica, la estimulación de la musculatura lisa y la secreción de hormonas por parte de la hipófisis. Los bajos niveles de serotonina parecen provocar exacerbación del dolor y problemas para dormir, así como estados agresivos, depresión y ansiedad. Se podría decir, en términos coloquiales, que la serotonina es la “hormona del placer”, o como otros la definen la “hormona del humor” en el sentido ya expuesto anteriormente.
La oxitocina es una hormona y también un neurotransmisor producida por el hipotálamo y que se relaciona con la conducta sexual y reproductiva. En las mujeres provoca la distensión del cuello del útero y del canal vaginal durante el parto. Actúa como facilitadora da la lactancia. Se piensa que su actividad puede estar asociada con el contacto sexual y con el orgasmo, tanto masculino como femenino. Últimamente se la relaciona con el establecimiento de relaciones sociales positivas.
Las endorfinas son péptidos opioides endógenos (sustancias fabricadas en nuestro cuerpo y que tiene efectos semejantes al opio que produce analgesia y sensación de bienestar) que funcionan como neurotransmisores. Se producen en el cerebro de los animales vertebrados incluidos los humanos durante: el ejercicio físico, la excitación motora, el dolor, el consumo de alimentos picantes o el consumo de chocolate, el enamoramiento y, el orgasmo. Un gran beneficio que podrías obtener a nivel psicológico al montar bicicleta es el aumento en la liberación de endorfinas en tu cuerpo. La práctica del ciclismo además de mantenerte feliz, estudios han demostrado que pueden aliviar los síntomas relacionados con la depresión (Gisela, 2017).
La dopamina es un neurotransmisor que se produce en muchas partes del sistema nervioso, especialmente en la sustancia negra. La dopamina es también una neurohormona liberada por el hipotálamo cuya función aquí, es inhibir la liberación de prolactina del lóbulo anterior de la hipófisis. Entre sus funciones cerebrales juega un papel importante en: el comportamiento y la creación de pensamientos, la actividad motora, la motivación y la recompensa, la regulación de la producción de leche, el sueño, el humor, la atención y, el aprendizaje. Las células cerebrales que producen dopamina están muy activas en las funciones relacionadas con los llamados circuitos de recompensa, es decir, en las partes del cerebro que producen sensaciones agradables y de bienestar. La dopamina está relacionada con los fenómenos de aprendizaje y adquisición de nuevos conocimientos (Sanitas, 2020).
Por su parte, practicar ciclismo no sólo nos hace sentir bien; en realidad construye un cerebro más grande, más conectado. Al pedalear aumentamos el flujo sanguíneo saludable a todo el cuerpo, aumentamos la producción de neurotransmisores (ya mencionados). Bombear oxígeno y nutrientes a este órgano metabólicamente proporciona una clase de fertilizante neural. Al estimular el cerebro mediante la actividad deportiva se aumenta la capacidad del cerebro para crecer, y repararse a sí mismo. El ciclismo intensifica la creación de una proteína había llamada BDNF que estimula la formación de nuevas células cerebrales. A través de este proceso, el ciclismo puede duplicar o hasta triplicar la producción de neuronas.
Como resultado, el ciclismo estimula regiones del cerebro como el hipocampo, que desempeña un papel fundamental en la formación de la memoria y la navegación espacial. Además de aumentar la materia gris, el ciclismo se ha demostrado que desarrolla la materia blanca. La materia blanca compromete nuestras habilidades motrices en actividades como el ciclismo y ayuda a mantener este sistema funcionando sin problemas. La evidencia más reciente proviene de un estudio que se llevó a cabo en los países bajos. Donde la mitad de los participantes fueron asignados aleatoriamente a un programa de seis meses de ejercicios en bicicletas fijas. Las exploraciones del cerebro de sujetos asignados al programa de ciclismo mostraron un aumento significativo en la fuerza de extensión de la fibra en la materia blanca en pacientes sanos y esquizofrénicos.
Dados los beneficios neurológicos de la bicicleta, no sorprende que ciclismo lleva a mejor función cognitiva. Un estudio en los jóvenes, y hombres sanos vieron sus puntuaciones en pruebas cognitivas antes y después de pedalear una bicicleta estacionaria a intensidad moderada durante 30 minutos. Después del ciclismo, los participantes completaron las pruebas más rápidas que antes y más acertadas en la memoria, razonamiento y planificación.
Montar en bicicleta también parece ser útil en el tratamiento del Trastorno de Hiperactividad. Algunas personas han llegado a nombrar el ciclismo el natural Ritalin. Estudios continuos están aumentando la evidencia científica detrás de estas observaciones. Un estudio encontró que después del ejercicio aeróbico, los cerebros de los niños diagnosticados de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad presentan función neuronal comparable a los cerebros de los niños que no tienen TDAH.
Los beneficios mentales del ciclismo pueden mejorar nuestra salud emocional. El uso de la bicicleta inunda nuestro cuerpo con poderosos neurotransmisores, los mismos compuestos químicos destinados medicamentos contra la ansiedad y la depresión. Al practicar ciclismo existe una mejora en los niveles de la serotonina (la “hormona feliz”). Experimentamos un aumento de dopamina, que nos hace sentir bien y pone a punto nuestro enfoque acelerando el tiempo de reacción muscular. Y ponemos a tope la noradrenalina, que nos permite a la información del proceso en un nivel subconsciente y que nos da esa gozosa sensación de tiempo suspendido.
Curiosamente, ciclismo también aumenta los niveles sanguíneos de un cannabinoide natural llamado anandamida. Los cannabinoides afectan la misma parte del cerebro actuado por marihuana, lo que explica por qué tanta gente siente un “alto del ciclista” durante un largo trayecto. La activación del sistema endocannabinoide da a ciclistas un alza de euforia, mejora el pensamiento creativo y nos ayuda a encontrar soluciones novedosas a problemas.
Los beneficios mentales y emocionales de la bicicleta tienen un profundo impacto en nuestro bienestar. Realizar ejercicio aeróbico regular como ciclismo previene y alivia el estrés, la ansiedad y la depresión. Un estudio analizó los niveles de cortisol, una hormona del estrés, en pacientes deprimidos antes y después de pedalear una bicicleta estacionaria. Después de sólo 15 minutos de pedaleo, los niveles de cortisol disminuyeron considerablemente y los síntomas de depresión mejoraron. Otro estudio analizó que realizar tan solo 20 a 30 minutos al día de ejercicio aeróbico puede prevenir la depresión a largo plazo (Pérez, 2020).
Pero, ¿Cuánto debemos pedalear para gozar de los beneficios de andar en bicicleta? Es cierto que practicar ciclismo con mucha intensidad puede reducir nuestra energía, pues vacía las reservas de nutrientes en nuestros cuerpos. Con esto como antecedente, los científicos sugieren que, de 30 a 60 minutos a un ritmo constante y a una velocidad media, es el balance perfecto, pues de esta manera se puede mantener un ritmo cardíaco en, aproximadamente, 75% del máximo, es decir, veámoslo como 7 de 10 en una escala donde 0 es “sin actividad” y 10 es “completé un ciclo con tanta fuerza que apenas puedo respirar”. De igual forma, es importante considerar que esta recomendación está enfocada en una persona promedio, por lo que debemos tomar las precauciones necesarias para adaptar una rutina de bicicleta específica a las necesidades y capacidades de cada uno (Cunnings, s. f.).
No obstante, “La respiración es fundamental”. “Muchos de nuestros sentimientos negativos tienen una relación estrecha con el hecho de no respirar correctamente. La cadencia del pedaleo provoca en nuestro cuerpo algo parecido a la meditación”. Y de ahí, claro, se deriva el hecho de que sentimientos como la tristeza, la ira o la frustración parezcan casi incompatibles con montar en bicicleta. Hay algo más, y muy importante: la ciencia también tiene mucho que decir sobre las virtudes terapéuticas de la movilidad activa en general, y de la bicicleta en particular. El hábito de desplazarse a diario en una de ellas tiene efectos antidepresivos y ansiolíticos por la acumulación de triptófano en el cerebro, aumentando la producción y acceso a la serotonina, la llamada hormona de la felicidad. Eso nos cuenta Marcos Hitos-Benavides, psicólogo y psicofarmacólogo.
Asimismo, “Al practicar con regularidad una actividad de equilibrio y coordinación entre nuestro cuerpo y elementos o eventos externos, especialmente en espacios urbanos, estimulamos y mejoramos la atención, concentración y las funciones ejecutivas: memoria de trabajo, razonamiento, capacidades reflexivas, branching o multitarea, planificación y toma de decisiones. Además, a través de los mismos circuitos dopaminérgicos mejoran los síntomas de trastornos como el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad)”. Los estudios confirman las palabras de los especialistas.
En un completo artículo publicado en 2015 en la prestigiosa revista Psychology Today, la psicóloga y escritora estadounidense Linda Wasmer Andrews, autora de una decena de libros sobre inteligencia emocional, meditación o control del estrés, explicaba que el ciclismo contribuye de manera decisiva a “construir un cerebro mejor, tanto estructural como funcionalmente”, con resultados directos en cuanto a “salud cognitiva y bienestar emocional”.
Pero hay más: desde un punto de vista molecular, nuestro cerebro cuenta con una proteína esencial a la hora de convertir el pedaleo en bienestar psíquico: es el llamado Factor neurotrófico derivado del cerebro (FNDC), encargado de mantener la buena salud de las neuronas existentes, así como de crear otras nuevas en el hipocampo, centro de nuestra memoria. De hecho, la industria farmacéutica lleva años investigando su potencial aplicación en los psicofármacos que combaten males tan extendidos en la sociedad actual como la depresión o la ansiedad. Estudios como el que en 2015 publicó la US National Library of Medicine acreditan un notable incremento del FNDC en sujetos que usaban la bicicleta de manera regular. Tú pedaleas: tu cuerpo y tu mente se encargan del resto (Cabezas, 2018).
En este sentido; efecto curioso: después de rodar en bicicleta, las mujeres son sexualmente más excitables. Montar en bicicleta, como el deporte en general, tiene un efecto neurofisiológico similar a los medicamentos antidepresivos. En comparación con los usuarios de otros medios de transporte, los ciclistas se enfadan menos y se sienten menos estresados. Ir en bicicleta adelgaza. En un recorrido de media hora se pueden quemar más o menos kilocalorías (kcal) según el sexo y la velocidad a la que se circule (kilómetros por hora) (Von Hopffgarten, 2017).
En tanto, un estudio en la Universidad de Northwestern específicamente en el Instituto de Rehabilitación de Chicago, se encontró que la mayoría de los ciclistas pueden reducir drásticamente los efectos del Parkinson, esto es gracias a una mejor oxigenación en las células de los atletas. El estudio demostró en los participantes que 150 minutos de ejercicio por semana ayudaban a mejorar la calidad de salud.Se demostró que al menos 2,5 horas de ejercicio por semana puede ayudar mejorar la mielinizaciónde nuestro cerebro, la mayoría de las personas piensan que la enfermedad de Parkinson solo se presenta con temblores en las manos, en realidad la enfermedad incluye rigidez muscular y lentitud de movimiento, también perdida de los movimientos automáticos, cambios de escritura y el habla (Merkabici, 2017).
En este sentido, a lo largo de los años, investigadores han concluido que montar la bicicleta favorece la salud del cerebro por incrementar el equilibrio en el individuo, activar el sentido de orientación, memorizar rutas, mantener los sentidos fortalecidos y oxigenar las células y sangre. Montar en bici disminuye el riesgo de sufrir un infarto cerebral, además, mejora la función cognitiva y reduce el riesgo de padecer algún tipo de demencia. Si empiezas a temprana edad con la práctica del ciclismo o cualquier otra actividad física conseguirás un aumento en la producción de sustancias químicas en el cerebro que previenen la degeneración de las neuronas del hipocampo (Cali, 2020).
En este sentido, Eduardo Calixto, es médico cirujano doctorado en Neurociencias por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y él nos explica que el ejercicio que hacemos al andar en bicicleta mejora considerablemente las conexiones neuronales: “Los deportes o actividades físicas, de preferencia aeróbicos, benefician los procesos de concentración y eficiencia en la memoria”. Estos beneficios en el cerebro se aprovechan mejor cuando la actividad se realiza con luz solar ya que tanto la hormona del crecimiento como la estimulante de tiroides se activan mejor en la mañana. Cuando lo hacemos en la noche, el proceso cognitivo es más lento y tu cerebro se queda activo; por eso cuesta trabajo dormir.
“El horario ideal para que tu cerebro esté más alerta es entre las 07:00 y 11:00 horas. Si practicas ejercicio en este lapso estimulas los procesos cognitivos”, dice Calixto. Es importante resaltar los niveles de retroalimentación saludable de nuestro organismo al andar en bicicleta. Según otro estudio, publicado este año en el Journal of Diabete Complications, se encontró que después de 12 semanas de andar regularmente en bicicleta, los participantes ganaron más que fuerza en sus piernas, puesto que la actividad cerebral aumentó, lo que derivó en una crecida del factor neurotrófico derivado del cerebro.
Podríamos resumir esto diciendo que no sólo te vas a sentir mentalmente mejor después de montar en bicicleta, sino que se puede llegar a ser más inteligente y locuaz. Un estudio de la Universidad de Illinois encontró que el hipocampo de los participantes creció un 2% y mejoraron sus memorias y la capacidad de resolver problemas en un 15-20% después de 6 meses de bicicleta diaria. Además, los sujetos del estudio afirmaron que estaban más centrados y mejoraron su capacidad de atención (Argento, s. f.).
No obstante, aunque puede ser peligroso querer alcanzar ese estado sobre la bici, sintonizar con la meditación es aprovechar cada oportunidad para lograr integrar el continuo hombre-bici-camino (camino incluye al entorno). Esta perspectiva toma más sentido ahora que el ciclismo se ha vuelto una práctica generalizada, cotidiana y menos resistida. Muchos están descubriendo que andar en bici aporta una alineación interna y no solo una forma externa que sirve a sus necesidades. Además, al meditar, se alinean los diferentes cuerpos que nos componen (físico, emocional, mental y otros menos registrables), se anulan las interferencias de la mente y se abre en la conciencia un contacto menos verbal con quien somos en profundidad y en esencia. A veces, alcanzamos cimas a las que no llega ningún pensamiento y nos parece al mismo tiempo estar y no estar presentes (Kremier, 1970).
La bicicleta es apropiada para cualquier edad, ya que es un medio de transporte que cuida más las articulaciones, en comparación con correr, ya que a fin de cuentas gran parte del peso corporal se carga en el sillín y no en las articulaciones de las rodillas. Fuera de que el desplazamiento con la bicicleta cuida el medio ambiente, andar en bicicleta es el comienzo ideal para personas, que durante mucho tiempo no han practicado un deporte. Andar en bicicleta mejora la función del sistema circulatorio, baja la presión arterial y fortalece el sistema inmunológico.
Ya después de pocos minutos de estar en movimiento se irrigan las articulaciones, y a partir de 50 min. se estimula el metabolismo de los lípidos. Para fortalecer la espalda se debiera inclinar levemente el tronco hacia adelante. El movimiento uniforme de las piernas al andar en bicicleta fortalece especialmente la zona de la columna vertebral lumbar y por consiguiente se previenen dolores. Una condición importante es, sin embargo, que la bicicleta esté adaptada al cuerpo. Al andar no se deben tomar cambios muy altos, es preferible elegir cambios pequeños y una frecuencia de pedaleo alta.
La adaptación adecuada al cuerpo, es necesaria para poder andar en bicicleta por espacios largos de tiempo, sin cansancio y por sobre todas las cosas sin dolores. Al pararse con la bicicleta entre las piernas debiera quedar un espacio libre del tamaño de una palma de mano entre el tiro y el marco. El sillín debe estar siempre en posición horizontal. El tubo del sillín debe penetrar por lo menos 6,5 cm en el tubo del marco, de lo contrario el tubo del sillín se puede quebrar. En la mayoría de los casos el fabricante hace una marca correspondiente en el tubo. De esta forma se adapta la altura ideal del sillín: Estirar el pie y poner el talón sobre el pedal ubicado abajo, a la vez el otro pie se mantiene sobre el otro pedal. Ahora al cambiar el talón por la base de los dedos (zona de la planta detrás de los dedos) la pierna se dobla un poco, siendo considerada ésta la posición ideal. Para poder tener una postura segura al detenerse en la bicicleta, se debiera poder tocar el suelo con los dos pies, aunque sea con las puntas, estando sentado en el sillín.
El manubrio debe estar a la misma altura que el sillín, por lo tanto, se debe ajustar primero el sillín y luego el manubrio. Como en el caso del sillín, la elección del manubrio depende del tipo de bicicleta respectivo. Para medir la distancia correcta entre sillín y manubrio, se debe sostener el codo en la punta del sillín y extender el antebrazo en dirección al manubrio, entre la punta de los dedos y el manubrio debiera haber un espacio de 2-3 cm. Lo ideal sería prestar atención a esto a la hora de comprar la bicicleta, de todas maneras, es posible efectuar cambios aún después de la adquisición.
Al comienzo, los novatos deben andar en superficies planas, ya que el terreno montañoso exige al principio demasiada energía y se llega fácilmente a un punto de sobre exigencia. En el primer mes se debe andar en bicicleta entre dos y tres veces semanalmente unos 45 min. por cada viaje. En el caso de los novatos es mejor andar en velocidades más bajas, con el fin de fomentar la resistencia, en el mejor de los casos con una frecuencia de pedaleo de 80-100 rotaciones del pedal por minuto.
En el segundo mes se aumenta la duración de los viajes a aproximadamente 1 hora y 15 min. y a partir del tercer mes se puede andar sin problemas 2-3 veces a la semana, 2 horas por cada viaje. Un tema delicado es el uso de casco. No obstante, al considerar los pros y los contras del uso del casco no se debiera olvidar que, en el caso de una caída, el golpe en la cabeza puede tener consecuencias desastrosas para la salud. Siempre se debiera portar consigo un teléfono móvil, para los casos de emergencia. Guantes hacen posible un mejor apoyo y protegen de lesiones en caso de caídas. Los Lentes son parte del equipamiento básico, ya que protegen de manera simple del polvo, ramas y mosquitos. El adormecimiento de dedos se puede evitar cambiando frecuentemente la posición de las manos y con el uso de guantes (Trekkingchile, s. f.).
Por otra parte, respecto de los motivos para iniciarse en la práctica ciclista, resalta el relevante protagonismo entre los usuarios de las recomendaciones provenientes del personal sanitario, ya sea con carácter preventivo, sintomático o terapéutico; sugerencias que, viniendo de los representantes de la medicina oficial, cimientan por lo general su poder de persuasión en cuanto a la modificación y reforzamiento de hábitos, como se expresa en el siguiente testimonio de un varón de 32 de años: “Tenía una lesión de rodilla, me fui al médico y me dijo que me comprara una bicicleta. Al principio no me gustaba demasiado y no la utilizaba […] pero con el tiempo me he ido aficionando…”.
En su valoración cotidiana de los efectos físicos del uso de la bicicleta, los testimonios de los usuarios refieren así experiencias variadas, siendo las más recurrentes la recuperación de anteriores lesiones articulares o musculares, el fortalecimiento o recuperación del vigor físico y el reequilibrio de los límites en indicadores básicos como el colesterol, la glucemia y los triglicéridos. En un extremo se encuentran aquellos beneficios declarados, referidos en forma de auténticos “milagros”, como los relativos a la mejora del estado de ánimo, al reforzamiento del sistema inmunitario y a la superación de algunas adicciones, como el tabaquismo, cuya práctica se entiende para algunos incompatible con el pedaleo: “Llevo 10 años, no me he resfriado y en un mes que he estado cogiendo la moto [en lugar de la bicicleta] he caído malo” (varón de 30 años).
En general, practicado en condiciones de moderada a débil intensidad, y en ausencia de pendientes empinadas, los usuarios suelen ponderar la bondad de este transporte, “para no exigir demasiado al corazón […] porque estás haciendo ejercicio, si tienes problemas de piernas, de rodilla, circulación y tal, yendo a un ritmo tranquilo es bueno” (varón de 50 años), así como la facilidad para progresar en el estado de forma autopercibido. La medida de los resultados positivos presenta concreciones diversas en los distintos sujetos, que pueden asociarse con el cumplimiento de expectativas individuales. Otro aspecto relevante a considerar es el modo en que se plantea la continuidad o ruptura de hábitos consolidados con el tiempo, sedentarios o activos, en su relación con la percepción de la salud, lo que da lugar a implicaciones de diverso rango. Por una parte, se da el caso recurrente de personas mayores de 40 años que rompen rutinas sedentarias, asentadas durante muchos años, con prácticas ciclistas dirigidas, según relatan, “a mejorar la salud” (Jordi, 2017).
Muchas alternativas para reducir el tránsito vehicular y la contaminación ambiental se han hecho durante mucho tiempo, pero la solución a esto (incluso la del sobrepeso) puede estar más cerca de lo que imaginamos y es mucho más fácil y barato que cientos de programas que ha lanzado el gobierno local para reducir los efectos negativos. En este estudio sobre ciclismo urbano buscamos conocer la opinión de las personas respecto al uso de la bicicleta como medio de transporte y su opinión respecto a servicios actuales dentro de la Ciudad de México. Vamos a los resultados (Mercawise, 2014).
En consecuencia, El Plan de Movilidad Ciclista de la Universidad de Cantabria surge como una propuesta de la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del territorio y Urbanismo, que desde el principio tuvo muy buena acogida por parte de la Universidad de Cantabria. Dado el buen entendimiento entre ambas instituciones se inició el desarrollo del proyecto. Este programa, financiado por la Consejería, se enmarca dentro del Proyecto “+ BICEPS” para fomentar el uso de la bicicleta en la Universidad y en los centros educativos (Plan de movilidad ciclista de la Universidad de Cantabria, 2015).
Asimismo, el uso de la bicicleta como medio de transporte no sólo ofrece beneficios en lo particular a los usuarios en cuestión del tiempo que invierten para trasladarse de un lugar a otro, el costo que ello significa o su estado de salud, sino que también representa beneficios en lo general a todos los usuarios de las vías, ya que su inclusión en el sistema vial obliga a la toma de decisiones en favor de un mejor ordenamiento territorial, apegados a un desarrollo urbano amigable, incluyente y sustentable. En ese sentido, la Secretaría de Salud, a través del Secretariado Técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (STCONAPRA), en conjunto con el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP), preocupados por la seguridad de todos los usuarios de las vías, particularmente de los ciclistas, presentan esta guía de intervenciones para anticipar el aumento de muertes, lesiones y discapacidades entre éstos y los usuarios e incrementar así la calidad de vida de todos los mexicanos (SALUD, 2016).
La bicicleta es una de las soluciones de transporte ideal para las ciudades mexicanas. A nivel individual, el uso de la bicicleta brinda independencia de movilidad y flexibilidad a sus usuarias y usuarios. La bicicleta es el modo de transporte más eficiente en distancias de hasta 5 kilómetros. En trayectos más largos y en combinación con transporte público, especialmente el masivo, resulta una opción adecuada para viajes puerta – puerta y maximiza la accesibilidad urbana, al permitir alcanzar más servicios, más empleos, hacer uso del equipamiento e infraestructura de la ciudad.
Además, los beneficios del uso de la bicicleta se reflejan de forma colectiva, por su impacto positivo en diferentes ámbitos: eficiencia energética y espacial; economía, debido al ahorro de costos de viaje y de infraestructura; la salud, por medio de ahorros monetarios en la atención médica a enfermedades no transmisibles y que se pueden traducir en una mejor inversión de recursos; medioambiente, a través de la reducción de emisiones y gases contaminantes, mejora en la calidad del aire, contaminación auditiva, por mencionar algunos (Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH, 2019).
En este sentido, el Perfil Ciclista permite recopilar y analizar información sobre las prácticas y los usos de la bicicleta en las ciudades, tales como las motivaciones de las personas para pedalear, la distancia promedio recorrida, los destinos más frecuentes, entre otros. Los resultados del perfil proveen un diagnóstico valioso tanto para gobiernos como organizaciones que quieran impulsar acciones de fomento de la movilidad en bicicleta, y monitorear sus efectos en las tendencias de movilidad de las personas a través del tiempo. (Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH, 2019).
Al respecto, Survio (2021) genera también, encuestas de manera gratuita y online para saber sobre lo expuesto anteriormente. Concluye, la Alianza para promover Ciudades Saludables – Guadalajara (2018); al realizar un reporte de resultados, una encuesta de percepción a usuarios de la VR, + 16 años de la vía recreativa de Guadalajara, que la principal ventaja de utilizar bicicleta es el 40% más saludable.
Para finalizar, el presente estudio aporta datos descriptivos sobre la asociación entre la actividad física y diferentes variables relacionadas con la salud mental, y observamos que en la población española existe relación entre mantener un estilo de vida activo durante el tiempo libre con los indicadores de salud mental estudiados, al igual que en otros trabajos. En este sentido, es más frecuente encontrar mejores indicadores de salud mental en los individuos activos, teniendo en consideración que no puede hablarse de una relación causa-efecto, aun a pesar de que existen muchos trabajos que apoyan la idea de que la práctica deportiva y la actividad física durante el tiempo libre son elementos que ayudan a la prevención de la aparición de algunos problemas mentales (De la Cruz – Sánchez, 2011).
CONCLUSIONES
El ciclismo es un deporte recomendable para ejercitarse de manera sana, debido al bajo impacto que tiene en las articulaciones, sin perder de vista el ajuste correcto del sillín y del volante de acuerdo a las características físicas de cada persona; de esta manera, se evita el dolor por la mala posición postural o como consecuencia del esfuerzo físico. Una de las claves para superar los momentos de debilidad es ir paso a paso, plantearse objetivos inmediatos, a corto plazo, sin pensar en el final de la subida sino en lo que se está presentando en ese momento. Hacerse una introspección, es necesario para reconocer las limitaciones de uno mismo y evitar tomar riesgos innecesarios sobre la bicicleta, logrando la máxima experiencia en los efectos positivos del beneficio psicológico.
Los beneficios del ciclismo pueden ser demasiado numerosos para enumerarlos, siempre ha habido un vínculo entre el ejercicio y la mejora del estado de ánimo, como lo han revelado los estudios a lo largo de los años, pero va más allá del buen humor. A medida que se realizan más y más investigaciones, existe un vínculo claro entre el ciclismo y la lucha contra la depresión, la ansiedad y, el estrés. Aunque muchas personas pueden, al principio, subirse a una bicicleta para perder peso o adoptar un estilo de vida activo, un efecto secundario muy valioso es una vida más feliz y estable. La salud mental puede ser un predictor aún más fuerte de la esperanza de vida que la salud física, por lo que es uno de los beneficios más valiosos del ciclismo.
REFERENCIAS BILIOGRÁFICAS
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Cunnings, D. (s. f.). El ciclismo es una actividad que te ayuda a mantenerte en forma, no solo físicamente, sino también mentalmente. Recuperado el 04 de febrero del 2021, en: https://mayasolar.mx/el-ciclismo-transforma-tu-cerebro-y-lo-hace-mas-fuerte/
De la Cruz – Sánchez, E. (2011). Actividad física durante el tiempo libre y su relación con algunos indicadores de salud mental en España. 34, 1. México: Revista Scielo. Recuperado el 12 de febrero del 2021, en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0185-33252011000100006&script=sci_arttext
Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH (2019). Ciudades mexicanas – pedaleando por un desarrollo bajo en carbono. Recuperado el 11 de febrero del 2021, en: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/466696/PerfilC_reporte29Mayo_corto.pdf
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Kremier, J. C. (1970). Bici Zen ¿Podemos meditar sobre dos ruedas? Barcelona: Editorial Kairós. Recuperado el 07 de febrero del 2021, en: http://editorialkairos.com/blog/bici-zen-podemos-meditar-sobre-dos-ruedas
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ANEXOS
Tabla 5.
Se presenta el uso y tipo de trayecto en bicicleta por tramo de edad y género en España (FEADEF, 2019). Página 3:
EDAD | N frecuencia | FAA | n hombre | n mujer | M. C. | FR | FRA |
15 – 19 | 7.268 | 7.268 | 4.580 | 2.688 | 17 | 0.08633572 | 0.08633572 |
20 – 29 | 9.436 | 16.704 | 5.239 | 4.197 | 24.5 | 0.11208914 | 0.198424859 |
30 – 39 | 13.592 | 30.296 | 7.651 | 5.941 | 34.5 | 0.16145778 | 0.359882636 |
40 – 49 | 16.241 | 46.537 | 9.736 | 6.505 | 44.5 | 0.19292494 | 0.552807573 |
50 – 59 | 16.627 | 63.164 | 12.826 | 3.801 | 54.5 | 0.19751019 | 0.750317759 |
60 – 69 | 13.996 | 77.16 | 12.329 | 1.667 | 64.5 | 0.16625685 | 0.916574604 |
70 – 79 | 7.023 | 84.183 | 6.798 | 225 | 74.5 | 0.08342539 | 0.999999999 |
84.183 1
- Moda y Amplitud
PAR = 84.183 ÷ 2 = 42.0915 Buscar en frecuencia absoluta acumulada
AMPLITUD = Lѕ – Lᵢ = 49 – 40 = 9
- Mediana
En la Tabla 5 figuran las frecuencias de uso por tramo de edad, que va desde los 15 años hasta 70 años y más. En los hombres los tramos de edad con más frecuencia de uso son 50 -59 años (12.826) y 60-69 años (12.320). En las mujeres las mayores frecuencias de uso se producen en los tramos de edad de 30-39 años (5.941) y 40-49 años (5.941). Los hombres tienen una mayor frecuencia de uso que las mujeres en todos los tramos edad y estas diferencias se acentúan a medida que avanza la edad. Por otro lado, se observa que los hombres utilizan más la bicicleta pública entre los 50 y 70 años, sin embargo, las mujeres utilizan este sistema en edades más jóvenes (30-50 años).
En relación con el tipo de itinerario las mujeres utilizan más que los hombres los itinerarios que finalizan o discurren por la costa (zona de playas), produciéndose estas diferencias en todos los tramos de edad. Las diferencias son estadísticamente significativas (comprendió entre julio del 2009 hasta enero del 2012 (30 meses), ha sido de 84183 usos por los poco más de 9400 desplazamientos que se registraron durante la segunda etapa, que ha comprendido desde julio del 2016 hasta febrero del 2018 (20 meses). La media de uso del sistema (comparada por meses) en su primera etapa ha sido bastante elevada, con una media aproximada de 2800 desplazamientos por los poco más de 450 viajes en la actual etapa (De la Cruz – Sánchez, 2011).
- Desviación Típica y Varianza
EDAD | x | f | (x-x)² | (x-x)² f | |
hombre | x f | ||||
15 – 19 | 17 | 4.58 | 77.86 | 1029.76831 | 4716.33884 |
20 – 29 | 24.5 | 5.239 | 128.3555 | 604.668258 | 3167.857 |
30 – 39 | 34.5 | 7.651 | 263.9595 | 212.868194 | 1628.65455 |
40 – 49 | 44.5 | 9.736 | 433.252 | 21.0681295 | 205.119309 |
50 – 59 | 54.5 | 12.826 | 699.017 | 29.2680652 | 375.392205 |
60 – 69 | 64.5 | 12.329 | 795.2205 | 237.468001 | 2927.74298 |
70 – 79 | 74.5 | 6.798 | 506.451 | 645.667937 | 4389.25063 |
59.159 | 2904.1155 | 17410.3555 |
Promedio = 49.0900032
varianza² = 294.297664 años²
desviación típica = 17.1551061
EDAD | x | f | (x-x)² | (x-x)² f | |
mujer | x f | ||||
15 – 19 | 17 | 2.688 | 45.696 | 2909.26208 | 7820.09648 |
20 – 29 | 24.5 | 4.197 | 102.8265 | 2156.44845 | 9050.61413 |
30 – 39 | 34.5 | 5.941 | 204.9645 | 1327.69693 | 7887.84747 |
40 – 49 | 44.5 | 6.505 | 289.4725 | 698.945415 | 4546.63992 |
50 – 59 | 54.5 | 3.801 | 207.1545 | 270.193899 | 1027.00701 |
60 – 69 | 64.5 | 1.667 | 107.5215 | 41.4423823 | 69.0844513 |
70 – 79 | 74.5 | 225 | 16762.5 | 12.6908661 | 2855.44487 |
249.799 | 17720.1355 | 33256.7343 |
Promedio = 70.9375758
varianza² = 133.133977 años²
desviación típica = 11.5383698
EDAD | x | (x-x)² | (x-x)² f | ||
f | x f | ||||
15 – 19 | 17 | 7.268 | 123.556 | 845.204891 | 6142.94915 |
20 – 29 | 24.5 | 9.436 | 231.182 | 465.368775 | 4391.21976 |
30 – 39 | 34.5 | 13.592 | 468.924 | 133.920621 | 1820.24908 |
40 – 49 | 44.5 | 16.241 | 722.7245 | 2.47246607 | 40.1553215 |
50 – 59 | 54.5 | 16.627 | 906.1715 | 71.0243115 | 1180.92123 |
60 – 69 | 64.5 | 13.996 | 902.742 | 339.576157 | 4752.70789 |
70 – 79 | 74.5 | 7.023 | 523.2135 | 808.128002 | 5675.48296 |
84.183 | 3878.5135 | 24003.6854 |
Promedio = 46.0724077
varianza² = 285.136968 años²
desviación típica = 16.8859992
- Curtosis
EDAD | f | |
hombre | FAA | |
15 – 19 | 4.58 | 4.58 |
20 – 29 | 5.239 | 9.819 |
30 – 39 | 7.651 | 17.47 |
40 – 49 | 9.736 | 27.206 |
50 – 59 | 12.826 | 40.032 |
60 – 69 | 12.329 | 52.361 |
70 – 79 | 6.798 | 59.159 |
59.159
Pk K – 0.5 = 0.09701675 K˃0 Leptocurtica
P₇₅ P₇₅ P₇₅ 3.1661327 | P₂₅ P₂₅ P₂₅ |
P₉₀ P₉₀ P₉₀ | P₁₀ P₁₀ P₁₀ |
EDAD | f | |
mujer | FAA | |
15 – 19 | 2.688 | 4.58 |
20 – 29 | 4.197 | 8.777 |
30 – 39 | 5.941 | 14.718 |
40 – 49 | 6.505 | 21.223 |
50 – 59 | 3.801 | 25.024 |
60 – 69 | 1.667 | 26.691 |
70 – 79 | 225 | 251.691 |
249.799
Pk K – 0.5 = – 0.23746192 K˂0 Platicurtica
P₇₅ P₇₅ P₇₅ 76.42633 | P₂₅ P₂₅ P₂₅ |
P₉₀ P₉₀ P₉₀ | P₁₀ P₁₀ P₁₀ |
EDAD | ||
f | FAA | |
15 – 19 | 7.268 | 4.58 |
20 – 29 | 9.436 | 14.016 |
30 – 39 | 13.592 | 27.608 |
40 – 49 | 16.241 | 43.849 |
50 – 59 | 16.627 | 60.476 |
60 – 69 | 13.996 | 74.472 |
70 – 79 | 7.023 | 81.495 |
84.183
Pk K – 0.5 = 0.06372844 K˃0 Leptocurtica
P₇₅ P₇₅ P₇₅ 61.7112925 | P₂₅ P₂₅ P₂₅ |
P₉₀ P₉₀ P₉₀ | P₁₀ P₁₀ P₁₀ |
- Asimetría
EDAD | f | x | (x-x)³ f | |
hombre | x f | |||
15 – 19 | 4.58 | 17 | 77.86 | -2952.01585 |
20 – 29 | 5.239 | 24.5 | 128.3555 | -2587.56 |
30 – 39 | 7.651 | 34.5 | 263.9595 | -2242.11062 |
40 – 49 | 9.736 | 44.5 | 433.252 | -897.587923 |
50 – 59 | 12.826 | 54.5 | 699.017 | 1393.707665 |
60 – 69 | 12.329 | 64.5 | 795.2205 | 3816.048155 |
70 – 79 | 6.798 | 74.5 | 506.451 | 3469.518568 |
59.159 2904.1155 -0.000072
As x = u
As
As – 0.0061446 As ˂ 0 Distribución Asimétrica a la izquierda.
Varianza² = 294.297666
desviación típica = 17.1551061
EDAD | f | x | (x-x)³ f | |
mujer | x f | |||
15 – 19 | 2.688 | 17 | 45.696 | -15253.9923 |
20 – 29 | 4.197 | 24.5 | 102.8265 | -23185.0959 |
30 – 39 | 5.941 | 34.5 | 204.9645 | -31626.0307 |
40 – 49 | 6.505 | 44.5 | 289.4725 | -33321.8368 |
50 – 59 | 3.801 | 54.5 | 207.1545 | -18707.1562 |
60 – 69 | 1.667 | 64.5 | 107.5215 | -7869.5491 |
70 – 79 | 225 | 74.5 | 16762.5 | -1016984.24 |
59.159 17720.1355 -1146947.897
As x = u
As
As – 29782162 As ˂ 0 Distribución Asimétrica a la izquierda.
varianza² = 133.133977 años²
desviación típica = 11.5383698
EDAD | f | x | x f | (x-x)³ f |
15 – 19 | 7.268 | 17 | 123.556 | -7088.99254 |
20 – 29 | 9.436 | 24.5 | 231.182 | -7782.14226 |
30 – 39 | 13.592 | 34.5 | 468.924 | -8479.68956 |
40 – 49 | 16.241 | 44.5 | 722.7245 | -6870.23859 |
50 – 59 | 16.627 | 54.5 | 906.1715 | -3693.90139 |
60 – 69 | 13.996 | 64.5 | 902.742 | -298.219234 |
70 – 79 | 7.023 | 74.5 | 523.2135 | 1260.964955 |
59.159 3878.5135 -32952.21862
As x = u
As
As – 2681909.6 As ˂ 0 Distribución Asimétrica a la izquierda.
varianza² = 285.136968 años²
desviación típica = 16.8859992