EL DEPORTE NO DESCANSA EL 8 DE MARZO

Por Martín Velázquez Ugalde  

A propósito de la celebración del día internacional de la mujer este 8 de marzo me gustaría hacer una aportación desde la perspectiva del deporte, especialmente para brindar algunas herramientas a tod@s aquell@s integrantes del mundo deportivo que desconocen alguno de los aspectos de lo que significa esta conmemoración y del porqué de su relevancia.

Primero algo de historia: El Día Internacional de la Mujer no es una fecha festiva del calendario, al contrario, es una fecha luctuosa. La cual tiene sus raíces en un trágico evento ocurrido en 1908, cuando un grupo de mujeres trabajadoras textiles en Nueva York, que luchaban por mejores condiciones laborales y el derecho al voto, se declaró en huelga. Durante esa huelga, alguien decidió poner un candado en las puertas de la fábrica encerrando a las mujeres en huelga, al poco tiempo inició un incendio en la fábrica que resultó en la muerte de 129 mujeres. Estas mujeres, que estaban encerradas en la fábrica durante el incendio, perdieron la vida debido a que decidieron luchar contra las malas condiciones de trabajo, la falta de medidas de seguridad y la opresión que sufrían.

Aunque el Día Internacional de la Mujer no se limita solo a este evento, la fecha del 8 de marzo es recordada como un día para reflexionar sobre las luchas históricas por los derechos de las mujeres, la igualdad de género y la denuncia de la violencia y discriminación que aún enfrentan las mujeres en diversas partes del mundo. Así, el 8 de marzo tiene una carga simbólica de resistencia, pero también es una fecha de memoria y reconocimiento de todas las mujeres que han luchado y siguen luchando por la justicia y la igualdad, así que no envíes stickers de felicitaciones en esta fecha, más bien considera la importancia de esta lucha para lograr una igualdad que aún está lejos de hacerse realidad.

Igualdad en muchos ámbitos de la vida, como el trabajo, las responsabilidades del hogar y la crianza de los hijos, que siguen siendo inequitativas para hombres y mujeres, pero también en el deporte existe.

La inequidad de género en el deporte es un fenómeno complejo y persistente que afecta a las mujeres y otras personas de géneros no dominantes en una variedad de contextos deportivos. Aunque el acceso al deporte y la visibilidad de las mujeres en él han mejorado en las últimas décadas, persisten diferencias significativas en términos de oportunidades, representación, remuneración y trato. Aquí se expone un panorama general de cómo se manifiesta:

1. Desigualdad en la representación y visibilidad

  • Medios de comunicación: Las mujeres en el deporte reciben menos cobertura mediática que sus contrapartes masculinas. Los eventos deportivos femeninos suelen tener menor tiempo de transmisión y menor visibilidad en plataformas digitales y televisivas. Esto impacta la popularidad de las deportistas y la percepción social de sus logros.  
  • Estereotipos: Las deportistas se enfrentan a la idea de que sus logros son menos impresionantes que los de los hombres o que el deporte femenino es menos emocionante. A menudo se las ve a través de un lente de género, con expectativas sobre su apariencia o comportamiento.

2. Desigualdad en el acceso y las oportunidades

  • Infraestructura y recursos: Las mujeres suelen tener menos acceso a instalaciones deportivas de alta calidad y menos apoyo institucional comparado con los hombres. En muchos lugares, los equipos femeninos no cuentan con los mismos recursos, entrenadores o condiciones para entrenar. Adicionalmente las chicas dejan de entrenar más tempranamente que los varones, cuyas carreras terminan usualmente entre los finales de sus 30s y principios de los 40s
  • Oportunidades de competencia: A pesar de que muchos deportes tienen ligas y competiciones femeninas, estas suelen ser menos numerosas, con menor prestigio y menor remuneración. En algunos deportes, las oportunidades profesionales para las mujeres siguen siendo limitadas o no existen, ejemplo de ello es la Liga femenil de Futbol, que a pesar de ser un negocio exitoso como deporte espectáculo no da las mismas oportunidades a las mujeres.

3. Brechas salariales y remuneración

 Las deportistas profesionales enfrentan una gran disparidad en los salarios en comparación con sus colegas hombres, incluso en disciplinas donde las mujeres tienen un alto nivel de competencia. Por ejemplo, en el fútbol, el baloncesto o el tenis, la diferencia entre los premios otorgados a los hombres y las mujeres es notoria. Las principales ligas deportivas femeninas suelen tener menores contratos de patrocinio y contratos televisivos menos lucrativos.

4. Falta de representación en cargos de liderazgo

Las mujeres están significativamente subrepresentadas en los cargos directivos de las organizaciones deportivas, desde comités olímpicos hasta ligas profesionales. La gente de pantalón largo no solo es porque administra, es porque preponderantemente es del género masculino, no hay entrenadoras mujeres suficientes en ligas femeninas, ni propietarias, o gerentes generales. Este desequilibrio perpetúa la falta de comprensión de las necesidades y desafíos específicos que enfrentan las mujeres en el deporte

5. Normas sociales y culturales

  • En muchas sociedades, existe la creencia de que los deportes son “cosas de hombres” y que las mujeres no deben participar en actividades físicas de alto rendimiento. Esto puede desincentivar a las jóvenes a involucrarse en el deporte desde temprana edad, perpetuando la falta de igualdad en la participación.
  • Los estereotipos de género también afectan la percepción de la feminidad y la sexualidad de las deportistas, con críticas sobre sus cuerpos y su comportamiento fuera de la cancha.

6. Injusticias en la protección y derechos

Las mujeres en el deporte también enfrentan barreras relacionadas con la maternidad y los derechos laborales. Algunas ligas no cuentan con políticas de maternidad, lo que puede afectar negativamente la carrera de una deportista que decida tener hijos. Además, en muchas ocasiones las mujeres deben hacer frente a una cultura que no apoya la conciliación de la vida deportiva y familiar.

Avances y ejemplos de cambio:

  • Crecimiento de eventos deportivos femeninos: Competencias como la Copa Mundial Femenina de Fútbol o la participación de la jugadora de Basquetbol Sabrina Ionescu en la WNBA y de su contraparte Caitlin Clark en el basquetbol colegial estadounidense han ganado visibilidad y reconocimiento en todo el mundo, atrayendo a más seguidores y patrocinadores y su paso a la WNBA como número 1 del draft con la cobertura mediática del Final Four que desplazó en número de televidentes al evento Varonil. Aun así, ninguna jugadora estelar se acerca en salario a lo que los varones estelares reciben.
  • Igualdad de premios: Algunos deportes, como el tenis, han logrado una importante paridad en los premios, siendo uno de los ejemplos más notorios con el caso de Wimbledon, que otorga la misma cantidad a hombres y mujeres desde 2007.
  • Empoderamiento y liderazgo femenino: Cada vez más mujeres ocupan roles importantes en el ámbito deportivo, tanto como entrenadoras, directivas o comentaristas, lo cual contribuye a cambiar la percepción social sobre el deporte femenino.

A pesar de estos avances, el camino hacia la igualdad sigue siendo largo, y la lucha por la equidad de género en el deporte continúa siendo una prioridad. Como deportistas, entrenadores, gestores del deporte tenemos que ser feministas, al menos hasta que esa injusticia termine.

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