Por Daniel Aceves Villagrán
Las habilidades, en síntesis, son aptitudes que vamos conociendo y aprendiendo en el transcurrir de nuestra existencia, indispensables en la vida personal y laboral, en donde las habilidades blandas y duras son conocidas en el lenguaje inglés como soft skills y hard skills; en este contexto, las aptitudes de comunicación, emotivas y de carácter técnico son destrezas que, en su caso, pudieran desarrollarse de forma instintiva o pueden desarrollarse con el objetivo de incrementar nuestra calidad de vida en sociedad, al proveernos de interrelaciones y descargando conocimientos en diversas áreas, en este sentido, las habilidades duras exponen los conocimientos aprendidos académicamente, y las habilidades blandas permiten evidenciar que estamos preparados para lo laboral, más allá de las competencias escolares o técnicas; las habilidades duras se adquieren a través de entrenamientos, capacitaciones o hasta en el desempeño de cualquier trabajo, y van siendo parte de la formación y la experiencia; el desarrollo de éstas se aprende o estudia para que pasemos de la parte teórica a la parte práctica, dentro de las más reconocidas están: el pensamiento matemático, la capacidad expositiva y discursiva, el manejo de recursos tecnológicos, la habilidad lingüística a nivel oral y de escritura, el conocimiento de contenidos específicos que abarquen todo lo que implica una formación profesional en un área determinada; las habilidades blandas son aquellas que se dan en la relación con otras personas y que constituyen competencias profesionales direccionadas en la inteligencia social y la inteligencia emocional, determinando rasgos de la personalidad que, de acuerdo con expertos, continúa su desarrollo a lo largo de nuestra vida, su importancia estriba en que se constituyen en el factor humano de cómo nos relacionamos con el mundo y la interacción social, ayudándonos a mejorar en las actividades profesionales, dándole un valor agregado a lo que realizamos; destaca el trabajo en equipo, el saber escuchar, la inteligencia emocional y la comunicación asertiva; de acuerdo con reclutadores, hay una identificación personal al contratar a quien cuente con habilidades blandas, ya que son de los atributos más demandados para los empleadores, en el entendido de que se cree que es más difícil adquirir una habilidad blanda o suave que una dura o sólida, y cabe destacar que dentro de las características más socorridas está la comunicación asertiva, creatividad, resolución de conflictos, negociación, pensamiento crítico, empatía, liderazgo, toma de decisiones y responsabilidad.
- Las habilidades antes mencionadas, en ocasiones, son difíciles de comprobar, ya que no hay una certificación con ese propósito, éstas se tendrán que ir presentando de acuerdo con la situación que se enfrente laboralmente y, a diferencia de las habilidades duras que se pueden verificar a través de evaluaciones y exámenes y/o con diplomas y certificados, no obstante, ambas forman parte de las habilidades profesionales que son determinadas para el desempeño adecuado en cualquier trabajo, en donde, según estudios de la Universidad de Harvard, 85% del éxito laboral depende de unas habilidades blandas y 15% de las habilidades duras, como son las de comunicación y pensamiento estratégico o creativo.
Estas reflexiones pudieran considerarse aptas no sólo en el ámbito estrictamente laboral, ya que, en un contexto político y de la administración pública, pudieran ser un referente que permita la detección de mujeres y hombres con capacidades mixtas, y que puedan aportar solventemente mecanismos de resolución de los diversos desafíos a los que estén expuestos.