
Por Fernando Vargas
La reciente propuesta de crear unos Juegos Olímpicos “similares” que permitan la participación de atletas con historial de dopaje es, en el mejor de los casos, una idea mal concebida y, en el peor, una amenaza existencial para el espíritu del deporte. Desde una perspectiva periodística deportiva, esta iniciativa no solo desvirtúa los valores olímpicos, sino que también plantea serias interrogantes sobre el futuro de los récords mundiales y la asignación de recursos.
La piedra angular del olimpismo es la competición justa y la excelencia humana lograda a través del esfuerzo y el talento. Permitir que atletas que han engañado sistemáticamente al sistema compitan, incluso en un evento paralelo, envía un mensaje devastador: que el fraude puede ser condonado y, peor aún, institucionalizado. Esto no solo mancha la imagen de los deportistas limpios, sino que también desincentiva la integridad y el juego limpio.
La afectación a los récords olímpicos y mundiales sería profunda. Si bien se argumentaría que estos “juegos paralelos” no incidirían directamente en los récords oficiales, la mera existencia de marcas obtenidas con ayuda de sustancias prohibidas crearía una narrativa confusa y, a la larga, desprestigiaría cualquier logro.
¿Cómo diferenciaríamos entre la grandeza genuina y la obtenida a través de la ventaja farmacéutica? La barrera entre lo legítimo y lo ilegítimo se desdibujaría peligrosamente.
Además, la asignación de recursos mundiales a una competición que valida el dopaje es moralmente cuestionable. En un mundo con desafíos apremiantes, desviar fondos y atención hacia un evento que socava la ética deportiva sería una irresponsabilidad. Los recursos deberían invertirse en promover el deporte limpio, la educación y la lucha contra el dopaje, no en legitimar sus consecuencias.
¿Hasta dónde podría llegar la humanidad en esta búsqueda de la “supremacía” a cualquier costo? Si se normaliza la participación de atletas dopados, ¿cuál será el siguiente paso? La línea entre el deporte y el espectáculo de laboratorio se volvería imperceptible. Es un camino resbaladizo que nos aleja del ideal de superación humana y nos acerca a una era donde el rendimiento se compra, no se gana. El deporte necesita integridad, no una segunda oportunidad para aquellos que eligieron el atajo.
Fernando Vargas Nolasco

Periodista deportivo mexicano especializado en baloncesto. Es egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde cursó la licenciatura en Ciencias de la Comunicación. A lo largo de su carrera, ha desempeñado diversos roles en medios especializados, destacando como narrador en AYM Sports, donde fundó y dirigió el programa “La Duela”, pionero en la cobertura del baloncesto nacional. Posteriormente, colaboró en Estadio Deportes, consolidando su presencia en el ámbito deportivo. Actualmente, se desempeña como coordinador de comunicación de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP), contribuyendo al fortalecimiento de la imagen institucional de la liga. Fue jugador de baloncesto profesional en México. La combinación de su formación académica, experiencia profesional y vivencia deportiva lo posiciona como una figura influyente en la promoción y desarrollo del baloncesto en México.
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