
Por Geoffrey Recoder
En la actualidad, las enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer y la obesidad, representan una de las principales causas de mortalidad y morbilidad en el mundo. Diversos organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), han alertado sobre la creciente incidencia de estos padecimientos, estrechamente vinculados a estilos de vida sedentarios y hábitos poco saludables. Ante este panorama, el ejercicio físico planificado regular se presenta como una estrategia fundamental para la prevención, control e incluso reversión de muchas de estas enfermedades.
El ejercicio físico planificado no debe entenderse únicamente como una herramienta para el control del peso corporal, sino como un factor determinante en el mantenimiento de la salud integral. Múltiples estudios han demostrado que el ejercicio regular contribuye a mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir los niveles de glucosa en sangre y controlar la presión arterial. Asimismo, fortalece el sistema cardiovascular, mejora la capacidad respiratoria, reduce los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) y aumenta los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno), lo cual disminuye significativamente el riesgo de sufrir infartos y otros eventos cardiovasculares.
Además de sus beneficios físicos, el ejercicio físico planificado también impacta positivamente en la salud mental y emocional. El ejercicio estimula la liberación de endorfinas, neurotransmisores asociados con el bienestar y la reducción del estrés, la ansiedad y la depresión. Este efecto protector sobre la salud mental se traduce, a largo plazo, en una mejor calidad de vida y en un mayor compromiso con otros hábitos saludables.
Un aspecto crucial en la prevención de enfermedades crónicas es la adopción del ejercicio físico planificado como parte del estilo de vida cotidiano, más allá de su práctica esporádica o con fines estéticos. Caminar, andar en bicicleta, bailar, nadar o realizar ejercicios de fuerza y flexibilidad son ejemplos de actividades que pueden integrarse a la rutina diaria con facilidad. La OMS recomienda al menos 150 minutos de ejercicio físico planificado moderada o 75 minutos de actividad intensa por semana para los adultos, y aún más para niños y adolescentes, aunque desde mi visón y experiencia, deben ser más, como mínimo 300 minutos a la semana y dentro de estos 300 minutos a la semana de ejercicio físico planificado, debemos realizar 100 minutos de ejercicio de alta intensidad.
Es importante también considerar el papel de las instituciones educativas, gubernamentales y comunitarias en la promoción de la cultura del movimiento. Las políticas públicas deben favorecer el acceso a espacios seguros para la práctica deportiva y recreativa, así como fomentar campañas de concienciación sobre los riesgos del sedentarismo y los beneficios del ejercicio regular. Asimismo, los sistemas de salud deben integrar la prescripción del ejercicio como parte del tratamiento y prevención de enfermedades crónicas.
El ejercicio físico planificado representa una herramienta poderosa, accesible y económica para combatir el avance de las enfermedades crónicas que aquejan a gran parte de la población mundial. Su práctica constante no solo previene múltiples padecimientos, sino que también contribuye a una vida más larga, saludable y plena. Fomentar una cultura activa desde edades tempranas es, por tanto, una inversión estratégica en salud pública y bienestar social.
EL DEPORTE NO DESCANSA
Alfonso Geoffrey Recoder Renteral

Especialista en Gestión, Dirección y Administración en Cultura Física y Deporte. Doctor Honoris Causa. Posdoctorando en Derecho. Doctor en Ciencias de la Educación. Doctorante en Administración y Política Pública. Maestro en Gestión de Entidades Deportivas. Maestro en Administración. Maestro en Ciencias de la Educación con especialización en Gestión de Estudios Superiores. Maestrante en Ciencias del Deporte. Maestrante en Metodología del Entrenamiento Deportivo. Licenciado en Educación Física. Licenciado en Derecho. Cursó el Seminario Sports Visitor Program: Enhancing the Paralympic Movement, United States Olympic & Paralympic Committee, Colorado Springs, USA. Cursó el Seminario Técnico–Metodológico para Directivos del Deporte de Alto Rendimiento en la Universidad de la Cultura Física y Deporte “Manuel Fajardo”, Cuba. Cursó el Seminario en Gestión de Entidades Deportivas en la Escuela Universitaria del Real Madrid, España. Cursó el Diplomado en Alta Dirección en el Deporte, por la Confederación Deportiva Mexicana.
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