Por Elena Paz Morales
¿Debo de preocuparme si durante éste tiempo de cuarentena no he tomado un curso por interés propio, no soy aprendiz de un nuevo oficio y tampoco he leído más de lo que acostumbro?
El mes pasado hacía alusión al aburrimiento como un problema que a varios aqueja y preocupa, no existe una forma inmediata de remediarlo, la solución está en nuestra disposición por descubrir nuevas actividades recreativas o retomar aquellas que hemos dejado en el pasado, con la posibilidad de ser reanudadas en casa. Estas actividades deben de provocar experiencias positivas, gozosas, donde nos descubramos competentes, sin importar el nivel de habilidad que poseamos, con la posibilidad de seguir avanzando, a través de momentos satisfactorios y algunos fracasos, no existe límite mientras estas actividades se desarrollen dentro de la casa.
Estas actividades recreativas no deben surgir con la imperiosa necesidad de ocupar el tiempo libre, me refiero a simplemente usar un tiempo que percibimos vacío o libre de obligaciones, hoy pensaría que preocuparnos por no desperdiciar el tiempo libre es igual de complejo que percibirnos aburridos, actuamos simplemente para llenar o evadir un lapso de tiempo.
Es posible que hayamos leído o escuchado múltiples llamados a tomar un curso, aprender un oficio, leer un libro, desarrollar un proyecto, hacer ejercicio, ver una serie, visitar virtualmente un museo y múltiples tareas más, justificadas éstas en el tenor de aprovechar el tiempo, apelando a un discurso de éxito.
Y si no he tomado un curso por interés propio, no soy aprendiz de un nuevo oficio y tampoco he leído más de lo que acostumbro ¿he desperdiciado el tiempo, fracasé?.
Transitamos en forma abrupta del aburrimiento absoluto a una necesidad imperiosa de llenar el tiempo con múltiples actividades que nunca habíamos hecho, más por una presión externa que por un interés propio y genuino, que de ser ese el motivo es totalmente loable y valioso. El riesgo radica en integrar nuevas experiencias en el ocio individual, de pareja o familia por una presión externa, por aparentemente aprovechar el tiempo, porque simplemente debemos de hacer algo, por vaciedad, por emular, sin antes dialogar con los miembros de la familia sobre la importancia de una nueva actividad con amplios beneficios, si hemos decidido integrar una nueva practica será importante entre otras cosas conversarlo y tener claros los motivos que nos ha llevado a preferirla sobre otras. No hemos fracaso y tampoco hemos desperdiciado el tiempo, hemos aprendido ésta nueva forma de vivir el presente, adaptándonos a las circunstancias.
No es necesario aprender múltiples oficios, no es necesario tener más diplomas, no es necesario lograr todos los desafíos para ser feliz, para sentirnos y sabernos en paz en medio de ésta gran complejidad. El reto es disfrutar y gozar de nuestras experiencias recreativas en lo individual, en pareja y en familia, encontrar y sorprendernos de las múltiples actividades de ocio que en casa se pueden desarrollar, sin competir con otros, sin compararnos con los otros, estamos construyendo una parte de la historia de ocio de nuestra familia, tan valiosa como lo que hemos disfrutado en el pasado y esperanzadora como el futuro.
Soy Elena Paz Morales, una mujer, maratonista, licenciada en administración del tiempo libre y recreación, maestra en recreación y administración del tiempo libre y doctoranda del programa Ocio, cultura y comunicación para el desarrollo humano, docente por convicción y aprendiz de investigación por interés.
Elena Paz Morales
Maratonista, docente/investigadora en la Universidad YMCA y en la ENED, especialista en ocio y recreación.
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