junio 23, 2025

El Deporte No Descansa

Verdadero Análisis Deportivo

Por Rafael Guillermo Cortez Ménez  

El pasado sábado 14 de junio comenzaron en Estados Unidos dos torneos futbolísticos de gran importancia: la Copa Oro y el tan esperado Mundial de Clubes, una competición que la FIFA llevaba años preparando y promoviendo como un hito en la historia del fútbol de clubes. Se esperaban estadios llenos, aficionados eufóricos y una derrama económica significativa para las federaciones y para la propia FIFA. Sin embargo, la realidad ha sido otra.

Las políticas migratorias impulsadas por el presidente Donald Trump han generado un clima de tensión e incertidumbre en varias de las ciudades más importantes del país. Ciudades como Los Ángeles, Houston o Chicago —epicentros de la vida migrante y futbolística— han sido escenario de intensas protestas por parte de la comunidad latina, que exige ser escuchada.

Las demandas abarcan temas raciales, migratorios y laborales. Se trata de una lucha por la seguridad, la permanencia y el respeto hacia una comunidad que ha contribuido por generaciones al desarrollo de Estados Unidos. Frente a esas exigencias legítimas, el gobierno ha respondido con medidas que incluyen redadas migratorias, promesas de muros físicos y simbólicos, y una narrativa que alimenta el miedo y la exclusión.

Este panorama ha provocado que muchos latinos —históricamente el público más fiel del fútbol en Estados Unidos— hayan decidido alejarse de los estadios. El temor se ha extendido tras múltiples reportes de que los eventos deportivos serían uno de los principales objetivos de las redadas migratorias. ¿El objetivo? Capturar al mayor número posible de migrantes indocumentados en espacios masivos.

La ausencia del público latino no solo deja gradas vacías; deja también una profunda sensación de tristeza y vacío. Porque es esta comunidad la que le da vida al fútbol en Estados Unidos. Son ellos quienes compran boletos, visten camisetas, ondean banderas y llenan de color las tribunas.

Ante esta situación, la preocupación ha llegado también a los despachos de la FIFA y de los principales patrocinadores. Con la Copa del Mundo de 2026 a tan solo un año, y con Estados Unidos como sede principal —acompañado por México y Canadá—, el mensaje que se está enviando al mundo dista mucho de los valores que la FIFA pregona: unidad, inclusión y respeto.

Las autoridades del fútbol internacional comienzan a exigir garantías. Porque, aunque Estados Unidos cuenta con estadios modernos, una gran capacidad organizativa y un mercado inmenso, hay una verdad que no puede ignorarse: sin la participación del público latino, no hay atmósfera, no hay fiesta y no hay Mundial posible.

Esta situación trasciende lo deportivo. No se trata solo de fútbol, sino de la vida diaria de millones de migrantes que hoy luchan por su derecho a existir, a trabajar y a soñar sin miedo. El mundo observa, y el mundo señala.

Desde este espacio, enviamos nuestro apoyo a quienes están dando esta batalla silenciosa y valiente. Que su lucha sea escuchada. Porque cuando el balón rueda, todos merecemos estar en la cancha. Y en la fiesta que une a todos, sin latinos, no hay fiesta.

Rafael Guillermo Cortez Ménez

Egresado de la carrera de Derecho y actualmente estudio la Maestría en Periodismo Deportivo. Soy un amante del deporte y creo en su poder para contar historias que inspiran, cuestionan y unen. Busco combinar el análisis y la pasión para comunicar el deporte con profundidad, claridad y respeto por quienes lo hacen posible.