
El teatro es uno de los lenguajes artísticos más longevos de la humanidad, que se ha ido desarrollando con diferentes objetivos.
Por Daniel Aceves Villagrán
El teatro, como tal, es arte que armoniza intelectualidad con emociones y, aunque tiene diversidad de géneros, se desarrolla en cualquier parte como arte escénico; consiste en recrear diferentes tramas y dramas mediante intérpretes, actores, guiones, discursos, música y escenografía. Uno de los lenguajes artísticos más longevos de la humanidad, que se ha ido desarrollando con diferentes objetivos, como una herramienta para comunicar experiencias e ideas y, sobre todo, emociones.
Los griegos ubicaban el teatro como un instrumento de educación y al pasar de los siglos se ubicó como campo de experimentación en la relación con el público. Así que las representaciones teatrales o escénicas han incluido ceremonias y rituales, donde las máscaras relataban los mitos fundacionales y la muerte consigo mismo. La educación cívica, política y religiosa tuvo a bien poner en escena situaciones trágicas y, así, reflexionar, individual o colectivamente, sobre cómo debiese de conducirse un ciudadano y exponer su influencia para la entretención y esparcimiento.
Recién tuve la experiencia de asistir al teatro Benito Juárez, en la Ciudad de México (CDMX), y ver la obra Cati, Catalina, Calicó… O la maravillosa vida de la niña gato, magistralmente interpretada por Lizeth Rondero, Felipe Rodríguez e Isaías Avilés. Presenciar esta obra permite hacer un redescubrimiento sobre los esfuerzos culturales que hay en nuestro país, por ejemplo, el Teatro de los Sótanos, compañía teatral mexicana conformada por artistas escénicos que trabajan con el propósito de hacer teatro originado y sustentado por actores, con técnicas escénicas depuradas, vinculando sus obras a realidades sociales y políticas, que generan dramaturgia que define y acredita la capacidad actoral concebida desde el año 2005, por lo que el Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC), del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), de la Secretaría de Cultura, y los esfuerzos coordinados por la Secretaría de Cultura de la CDMX, generan la posibilidad de una muy diversa y amplia oferta teatral.
El 27 de marzo se celebró el Día Mundial del Teatro y la CDMX es capital teatral, donde, de acuerdo al Portal Iberoamericano de Artes Escénicas, se estima que se presentan alrededor de 600 obras teatrales, entre estrenos, reestrenos y remontajes. En este contexto, la comunidad teatral ubica un alto potencial de asistentes a diversas expresiones artísticas. El más reciente estudio del Observatorio Teatral de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México presentó cifras importantes para esta industria, resalta rezagos en la oferta para el público infantil y joven, en equidad de género, centralismo y en condiciones laborales del sector; en porcentaje estima que 73% de los montajes va dirigido a público adulto y un 24% a las infancias; de 255 obras en cartelera, solamente en 94 de ellas estuvieron involucradas una mujer en la dirección o la dramaturgia, y en el ámbito laboral se detectó que parte del gremio no contó con contratos formales, tabulador salarial ni seguridad social y, en términos regionales, centralización, ya que el porcentaje más alto de los estrenos se dan en la CDMX y en la zona centro occidente, no obstante, existen buenas noticias, ya que hay un avance sostenido en la recuperación de asistencia de público a las salas.
Hay un poder transformador en el teatro que es parte del desarrollo educativo y social, las puestas en escena a nivel escolar y comunitario marcan de manera central la vida de niñas, niños y adolescentes. Vocación social y entretenimiento deben de alcanzar cada vez más un mayor número de personas y la apuesta institucional, en coordinación con el sector privado, puede ser un referente para promover la historia y la cultura, pero también formas de autocuidado de la salud en todas sus expresiones, sin dejar a un lado aspectos educativos y cívicos.
Daniel Aceves Villagrán

Es un ex-luchador grecorromano mexicano, medallista olímpico y figura destacada en la gestión deportiva nacional. Su logro deportivo más notable fue en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, donde obtuvo la medalla de plata en la categoría de 52 kilogramos de lucha grecorromana. Este resultado marcó un hito significativo para México en dicha disciplina. En el ámbito académico, Aceves Villagrán posee una sólida formación. Cuenta con una Licenciatura en Derecho, una Maestría en Comunicación Organizacional y un Doctorado en Alta Dirección. Sus estudios reflejan una preparación integral más allá de su faceta deportiva. Su contribución y excelencia en el deporte han sido reconocidas con el Premio Nacional de Deportes en tres ocasiones. Recibió este galardón en 1984 por su Mérito Deportivo, en 2011 por Fomento, Protección o Impulso de la práctica de los Deportes, y en 2017 por Actuación y Trayectoria Destacada en el deporte mexicano. Tras su carrera como atleta, Daniel Aceves Villagrán ha asumido roles importantes en la administración y promoción deportiva. Ha ejercido como presidente de la Asociación de Medallistas Olímpicos Mexicanos (AMOM) y como Director de la Fundación Alfredo Harp Helú para el Deporte. Además, ha fungido como Vicepresidente de la Asociación de Premios Nacionales del Deporte y Presidente de la Asociación de Olímpicos Mexicanos. Sus diversas responsabilidades demuestran un compromiso continuo con el desarrollo y la cultura física en México.
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