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Los Límites del Deporte. Una aproximación desde la reflexión.

Por: G. Stefano Niro Serrano

Lo primero que sobreviene es un momento de introspección, de reflexión. La gente hace cuentas. Trata de imaginarse cómo pudiera ser posible obtener esos resultados incluso llegando a dudar de la veracidad del registro y ni se diga de la anécdota. Francisca había apenas terminado de realizar una hazaña personal que nunca se registraría excepto en las redes sociales y plataformas que utilizó para contabilizar sus niveles de rendimiento, distancias y frecuencias. Había corrido más de mil quinientos kilómetros durante dos meses sin mayor objetivo que hacerlo para conocerse a sí misma y saber hasta dónde llegaría.

Realizar algo inusual, romper un record o salirse de los parámetros establecidos es algo que no todos consideran adecuado a los parámetros de sus mediciones e ideas preconcebidas. Es común encontrar a personas que se han mantenido en una zona de confort probablemente desde la infancia y que no estarán dispuestos a poner en riesgo sus creencias y conocimientos. La duda siempre estará presente… 

Los medios, las instituciones, las federaciones y los comités día a día perfeccionan los registros de resultados para validar a través de las nuevas marcas que se imponen en cada deporte, el índice de incidencia entre la población y el impacto de los patrocinios. Es por ello que los records son tan importantes en el mundo del deporte. Es por esta razón que lo realizado fuera de las cuentas oficiales, no se establece como “oficial” y las hazañas extraordinarias y nuevos records quedan en relatos e historias sin trascendencia. 

El deporte se ha convertido en un conjunto de métricas para el control de los resultados en la demanda de records. Todo se cuantifica. Y todo tiene un valor.

El deporte es una de las industrias con mayor crecimiento a nivel global por su altísima variedad de representaciones en cada área que se desempeña como son la formación de federaciones y clubes, pasando por la producción de mercancías, la atención y seguimiento de los medios, las inversiones en mercadotecnia, la investigación en general aplicada en cada campo del deporte y sus atletas; la construcción de recintos y complejos para la competencia o práctica deportiva así como la organización y gestión de eventos de todas las magnitudes alrededor del mundo y por supuesto, en la elaboración de ídolos efímeros que la más de las veces, desaparecen en el horizonte del olvido popular.

A través del tiempo, la industria del deporte se ha cimentado en la base del rendimiento de atletas y deportistas profesionales así como todo tipo de amateurs; de los fans y de los seguidores; de aquellos quienes aspiran a obtener un mínimo de habilidades que sus héroes momentáneos muestran en cada competición o sea, los jóvenes y los menores de edad además de quienes tienen en sus sueños, los deseos para ser estrellas del deporte, de romper records y alcanzar la fama. La realidad es que este enfoque y el crecimiento de la industria han llevado a implementar estrategias acuciosas con el claro objetivo de obtener cada vez más recursos y hacer de la simbiosis deporte-deportistas-industria un círculo virtuoso muy rentable. La industria del deporte es la industria de los records. De sus parámetros y exhibición de datos duros e irrefutables. O sea, de sus métricas o mediciones y de la difusión de éstos.

La industria del deporte es la veta que ha dado vida a una fuente inagotable de información para los medios de comunicación y las plataformas digitales que buscan resaltar los números sobresalientes como los del fracaso y la nota escandalosa. 

Sin embargo y a pesar de la línea mediática y mercadológica, el deporte tiene cualidades que superan otros obstáculos poco observados por las marcas patrocinadoras, la prensa y las mismas instituciones que los agremian. Es el deporte simple, el que se realiza por placer y no por premios o reconocimientos. Es el deporte de la casi totalidad de los que practican toda clase de actividades y disciplinas. Es un lugar en donde se rompen más records que en los ambientes profesionales por no tener limitaciones. Es el deporte de los que disfrutan el deporte y que rompen records diariamente sin esperar nada y que de hecho, no reciben nada, tanto menos la atención de los medios o el apoyo en patrocinios.

El deporte establece sus propios límites a través de investigaciones, análisis y estudios sobre la condición humana. Lo que define el parámetro de medición se establece como el máximo rendimiento de una persona frente a otras similares en condiciones ideales para el desempeño de la práctica deportiva.

Los limites del deporte son aquellos que imponen las costumbres, las capacidades y rendimientos basados en las experiencias anteriores al reto programado. Pero (siempre hay un “pero” que en este caso es más favorable que contrario) ¿se pueden romper los records profesionales sin ser profesionales? La respuesta es: si. Al menos en mediciones y métricas no convencionales o basadas en ellas pero dando oportunidad a nuevas opciones sobre lo convencional. 

¿Hay, por ejemplo, alguna mujer u hombre profesional del deporte que supere la marca establecida por su federación en el nado de aguas abiertas por distancia, horas, temperaturas, etc.? la respuesta es: muy rara vez. Pero esos records si pueden romperlos mujeres y hombres amateurs que deciden hacer lo que a nadie se le había ocurrido previamente como nadar más allá de esos parámetros preestablecidos y poniendo sus propios objetivos personales además de sus recursos que son una de las condicionantes más importantes para llevar a cabo el reto en cuestión. 

¿Hay, en otro ejemplo, algún atleta hombre o mujer profesional que corra 30 kilómetros diarios durante meses para atravesar una meta invisible? No. Pero si hay por todo el mundo, miles de atletas que recorren distancias increíbles sin que haya un registro más allá del que su círculo cercano les reconozca y por lo tanto, no se establece necesariamente un registro. Y si lo hubiera, es tan extraordinario que las empresas y los medios lo consideran como una excentricidad que no vale la pena apoyar.

Se podría revisar deporte tras deporte y hazaña tras hazaña no convencional que pone en relieve un hecho fundamental: no hay límites en el deporte. Terriblemente el límite muchas veces, es la muerte del atleta durante el intento de superar dichos límites o sin necesidad de que sea una tragedia, que su sobresfuerzo lo disminuya tanto que lo lleve a no intentarlo nuevamente. Escalar cordilleras o volcanes, cruzar a nado o en embarcaciones precarias los océanos, volar o precipitarse desde alturas estratosféricas, sumergirse en lo más profundo del mar o superar la velocidad del sonido son algunas de las tantas maneras en las que mujeres y hombres en cada lugar del planeta, realizan proezas extraordinarias que pocos medios cubren y publican. 

Existen millones de personas que diariamente salen de sus casas a practicar o ejercitarse desde la madrugada durante largos periodos y años, lo que les acumula cientos de horas y kilómetros no advertidos en federación alguna.

Igualmente las y los atletas con alguna discapacidad que rompen más records que cualquier profesional no sólo a nivel olímpico sino en la cotidianidad donde han superado cualquier límite que se pudiera imaginar… ellas y ellos no son ídolos, son héroes. Y eso no está registrado y tanto menos apoyado. Los límites del Ser Humano están en su corazón y sus prejuicios.  

Se debería replantear el concepto de Alto Rendimiento versus Óptimo Rendimiento. El primero busca romper records, establecer nuevas marcas, imponer nuevos límites. El segundo caso es muy simple, hacer bien las cosas para resistir, superar los obstáculos de la vida diaria y rebasar siquiera por un poco, los propios términos que su tenacidad le permitan y se deseen. 

El nuevo paradigma deportivo no es el nuevo record a superar sino qué capacidad de adaptación a cargas intensas del cuerpo y la mente se pueda someter una persona sin importar las predisposiciones impuestas por las demarcaciones de su especialidad deportiva. Es el ir más allá respetándose a sí mismos mediante una excelente condición mental y física sin destruirse a sí mismos. Es regresar a la cotidianidad transformados, mejorados y con cambios para ver nuevos horizontes y no límites. Los deportistas del óptimo rendimiento son a quienes la edad no los retira…

Y las empresas, las federaciones, los medios y todo lo que involucra a la industria del deporte debería poner más atención en personas como Francisca que nunca les pedirán nada excepto el apoyo al verdadero fomento al deporte y no al de los límites. 

Por que el deporte no tiene límites, son los hombres y las mujeres que los establecen.

GIOVANNI STEFANO NIRO SERRANO

Académico con 25 años de trayectoria. Publicista. Presidente y Socio Fundador de Circuito Ultras organización para la Paz a través del Deporte. Asesor para la transversalidad del Deporte de la Alianza para la Educación Superior; VP de la RED de Investigadores sobre Deporte, Cultura Física, Ocio y Recreación; VP Relaciones Interuniversitarias de la Asociación Nacional de la Publicidad; Asesor externo del Consejo Nacional de Autorregulación y Ética Publicitaria. Autor de libros y artículos en investigación sociológica y mercadotécnica del deporte. Coordinador de foros para la investigación del deporte en las áreas de: mercadotecnia, salud y bienestar, equidad e inclusión, arte y cultura, políticas públicas y política. Ultramaratonista.

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