Por Geoffrey Recoder
Este pasado sábado 20 de abril se enfrentaron en la liga de fútbol soccer profesional de México dos equipos de alta importancia: América vs Pumas. Por lo que me comentan fue un partido interesante y lleno de emociones. No veo fútbol soccer mexicano, me parece que su calidad en comparación con lo que sucede en otras ligas (Europa y Sudamérica), nos queda mucho que deber. Al final terminó vencedor el equipo Pumas.
Lo que si me consta es la gran cantidad de expresiones antideportivas y en contra del Fair Play de los aficionados a este deporte, denigrando en redes sociales con “memes” a los espectadores y aficionados del equipo América, y que fueron derrotados en el campo de juego.
El Fair Play, o juego justo, (en los países de habla hispana seguimos cometiendo el error de llamarle juego limpio), es un principio fundamental en el deporte que promueve la honestidad, el respeto y la equidad entre los competidores. Sin embargo, el comportamiento antideportivo de los deportistas y espectadores, como burlarse del oponente después de ser vencido en un juego o competencia, socava estos valores y mina la integridad del deporte.
En primer lugar, el comportamiento antideportivo crea un ambiente hostil y desagradable que afecta negativamente la experiencia de juego tanto para los competidores como para los espectadores. Investigaciones han demostrado que el comportamiento agresivo o irrespetuoso durante los eventos deportivos puede aumentar el estrés y la ansiedad de los participantes, disminuir su disfrute y afectar su rendimiento (Smith & Stewart, 2010).
Además, el comportamiento antideportivo alimenta la rivalidad negativa y perpetúa un ciclo de reto negativo y antagonismo entre los equipos o jugadores involucrados. En lugar de promover la amistad y el compañerismo entre rivales, la burla y el menosprecio hacia los oponentes fomentan la división y el conflicto, creando un ambiente tóxico que dificulta la colaboración y el entendimiento mutuo (Wann et al., 2001).
Asimismo, el comportamiento antideportivo puede tener un impacto duradero en la reputación y la imagen del deporte en general. Los incidentes de comportamiento inapropiado, amplificados por los medios de comunicación y las redes sociales, pueden dañar la percepción pública del deporte y desalentar la participación de nuevos aficionados y participantes (Gauvin & Rees, 2012).
En conclusión, el comportamiento antideportivo de los deportistas y espectadores representa una violación fundamental del Fair Play y socava los valores fundamentales del deporte y del desarrollo positivo de una sociedad. Para preservar la integridad y la esencia positiva del deporte, es crucial promover el respeto mutuo, la cortesía y la deportividad tanto dentro como fuera del campo de juego.
Referencias:
Gauvin, S., & Rees, C. R. (2012). The effect of negative publicity on consumer attitudes: The case of professional sports. Journal of Sport Management, 26(1), 45-60.
Smith, A. L., & Stewart, D. (2010). Teammate social support, burnout, and self-determined motivation in collegiate athletes. Psychology of Sport and Exercise, 11(6), 513-521.
Wann, D. L., Haynes, G., McLean, B., & Pullen, P. (2001). Sport team identification and willingness to consider anonymous acts of hostile aggression. Aggressive Behavior: Official Journal of the International Society for Research on Aggression, 27(5), 401-412.
EL DEPORTE NO DESCANSA
Alfonso Geoffrey Recoder Renteral
Doctor Honoris Causa. Doctor en Ciencias de la Educación. Doctorante en Administración y Política Pública. Maestro en Gestión de Entidades Deportivas. Maestro en Administración. Maestro en Ciencias de la Educación con especialización en Gestión de Estudios Superiores. Maestrante en Ciencias del Deporte. Maestrante en Metodología del Entrenamiento Deportivo. Licenciado en Educación Física. Licenciado en Derecho. Cursó el Seminario Sports Visitor Program: Enhancing the Paralympic Movement, United States Olympic & Paralympic Committee, Colorado Springs, USA. Cursó el Seminario Técnico–Metodológico para Directivos del Deporte de Alto Rendimiento en la Universidad de la Cultura Física y Deporte “Manuel Fajardo”, Cuba. Cursó el Seminario en Gestión de Entidades Deportivas en la Escuela Universitaria del Real Madrid, España. Cursó el Diplomado en Alta Dirección en el Deporte, por la Confederación Deportiva Mexicana.