NATACIÓN, BENEFICIOS EN LA DISCAPACIDAD INTELECTUAL (TERCERA PARTE)

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Por: LEF. DEL OLMO PADILLA ALMA DELIA

Al nadar ponemos en marcha los dos hemisferios cerebrales y los cuatro lóbulos del cerebro lo que parece que conllevar a mayor cognición, además, se producen enlaces neuronales y mayor activación del cerebro que recibe más oxígeno. Al sumergirnos en el agua y concentrarnos en la respiración se produce un efecto inmediato: el cuerpo se relaja y se reduce la sensación de estrés, además mejoran los síntomas de la depresión. (Salud + Deporte, 2019).

La natación es un complemento fundamental para desencadenar tanto mejoras físicas como mentales.

Esta práctica siempre ha formado parte de nuestra historia, pues alejada de la actividad deportiva, el dominio del agua ha sido el gran reto perseguido por las antiguas civilizaciones. Por ejemplo, en Grecia y Roma la natación formaba parte del entrenamiento militar y además, concedía una distinción social entre el resto de la población. Para los egipcios, la natación era parte de la educación. De hecho, estos reflejaron la importancia sobre el conocimiento de las propiedades terapéuticas del agua en sus milenarios jeroglíficos.

Sin embargo, todo esto cambió cuando, durante la Edad Media, en Europa se extendió el pensamiento de que el agua era el principal portador de enfermedades y que, incluso la mera introducción en ella, podría transmitir epidemias.

No fue hasta finales del siglo XVIII cuando se instituyó como un deporte de competición. La primera organizaciónde este tipo nació en Gran Bretañaen 1837bajo el nombre de la National Swimming Society. A partir de este momento, se crearon diferentes agrupaciones, como por ejemplo, la Metropolitan Swimming Clubs Association, que posteriormente se conocería como la Amateur Swimming Association (ASA). En 1908, con una representación de 8 federaciones de distintas nacionalidades, se fundó Federación Internacional de Natación (FINA).Su trabajo consistió básicamente en la regularización de este deporte y en la organización periódica de eventos y competiciones que a día de hoy siguen vigentes.

Desde entonces, la natación ha crecido como deporte profesional, así como actividad para una vida saludable. Los beneficios físicos de la natación son evidentes en atletas, lo que llamamos “cuerpo de nadador”. Sin embargo, hay una característica que la mayoría de los nadadores (tanto profesionales como amateurs) poseen y no podemos apreciar de un simple vistazo: la salud del cerebro. 

No es ninguna sorpresa que el ejercicio aeróbico no solo es bueno para el corazón, sino también para el cerebro, pues mejora la función cerebral y también ayuda a reparar las neuronas dañadas. 

Pero la natación, concretamente, puede proporcionar beneficios cerebrales adicionales a nivel molecular y de comportamiento, afectando a los neurotransmisores que influyen sobre el estado de ánimo y las hormonas reductoras del estrés. 

Uno de los beneficios de la natación es que aumenta el flujo sanguíneo, lo que a su vez puede ayudar a mejorar la memoria, el estado de ánimo, la claridad mental y el enfoque.

La natación promueve nuevas neuronas en el hipocampo para una mejor memoria. Así, el daño cerebral por estrés también se puede revertir con la natación a través de la neurogénesis del hipocampo o la sustitución de las neuronas perdidas.

La natación activa simultáneamente los dos hemisferios cerebrales y los cuatro lóbulos del cerebro, lo que puede conducir a una mayor cognición y aprendizaje. (Muy Interesante, s. f.).

Con relación a lo anterior, la práctica de la natación no solamente genera aprendizajes con el conocimiento de un determinado ejercicio o la repetición continua de un movimiento para aprender una técnica, y con esta un estilo. Su práctica también favorece el desarrollo de cualidades como la paciencia, la empatía, la superación, la confianza en sí mismos y la seguridad.

Referencias Bibliográficas

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