Por Geoffrey Recoder
Para poder iniciar con un programa con el objetivo de la disminución de los porcentajes de sedentarismo y obesidad en la población, una propuesta factible a realizar a nivel nacional es la conformación y reforzamiento de redes de monitores y promotores de activación física en módulos deportivos, parques y espacios abiertos a nivel nacional.
Daniel Córdoba i Lledò (2017) nos menciona que “El deporte, como fenómeno cultural, tal y como sucede con nuestra humanidad, está sujeto a cambios, y a cada paso, se aceleran exponencialmente. Así, junto a estos cambios acelerados, el deporte también vive un proceso permanente de transformación. Y no me refiero solamente a su rendimiento, donde cada día vemos como caen nuevos récords mundiales y suceden jugadas más espectaculares, Sino también en su concepción. Cagigal (1981) nos advierte que el deporte “cambia sin cesar y amplía su significado, tanto al referirse a una actitud y actividad humana, como al englobar una realidad social”. Por lo tanto, nos indica el carácter cambiante del deporte. Además, nos propone una dicotomía entre deporte- espectáculo y deporte-práctica. Es decir, el deporte ha calado tanto en nuestras vidas y sociedades que su impacto hace llamarse deportista a cualquier persona que, sentada frente al televisor, observe un partido de fútbol o de la NFL; a la que consuma a diario toda la prensa deportiva; mientras que, por otro lado, encontramos un tipo de deportistas que realiza la práctica del deporte, el cual, va más allá de la competición y las masas. Es, quizás, la primera propuesta de dimensiones del deporte. Si observas bien a nuestro alrededor, verás al deporte en práctica de 1000 formas y con motivaciones diferentes. Entonces, podrías decirme, ¿quién es más deportista?…: ¿el abuelo que a diario se pone sus tenis y va a correr 10 km o un joven al jugar un partido de fútbol cada 15 días y luego –por decirlo suavemente- socializa en una velada alcohólica con sus compañeros? Si tomamos la acepción del deportista entendido como quien practica un deporte competitivo, reglado, con federación internacional… ¿dónde quedan los abuelos que cada día hacen 10 km? Para ello, autores como García Fernando, Paco Lagardera, Núria Puig y Klaus Heinemann, y muchos más, con el intento de dar respuesta científica a estos millones de deportistas quienes a priori no tienen cabida en las definiciones pero son asumidos actual y socialmente como deportistas, nos amplía las dimensiones estructuradas para su comprensión y estudio tal como sugiere Cagigal.” (1)
Son muchos los programas de monitores y promotores deportivos a lo largo de la historia en el deporte social-participativo, tanto en el esquema de operación a lo largo de la República mexicana, como en la implementación de programas municipales, esto realmente no es una novedad, pero hasta el momento estos esfuerzos no han sido exitosos debido a la falta de obligatoriedad y al desacato de los ordenamientos legales por parte de toda distintos órganos de gobierno.
También se han generado grupos independientes que se denominan promotores deportivos voluntarios, sin embargo, en muchas ocasiones no cuentan con la debida capacitación o formación metodológica para desempeñar tal actividad, lo que provoca que en lugar de generar una actividad benéfica para la sociedad, pongan en riesgo la integridad física de las personas, además los lugares en los que algunos desempeñan esta función no cuentan con las condiciones de seguridad para los participantes, razón por la cual sería importante establecer redes de monitores y promotores debidamente certificados que puedan desempeñarse como instructores en los espacios al aire libre, que actualmente existen a lo largo de México como son, por ejemplo, los módulos deportivos, en estos espacios es importante que existan asesores en materia deportiva o mínimamente personas con la capacitación para el manejo de sesiones de activación física, ya que las personas que acuden a estos espacios con el objetivo de realizar alguna actividad física, no saben realmente como manejar una rutina de ejercicio por sí mismos, no basta con tener un instructor que proponga rutinas de baile o ejercicios con fines de trabajo aeróbico sin pleno conocimiento del impacto del ejercicio, cargas de trabajo, edad de los participantes, etc., por esta razón la construcción de redes de monitores y promotores certificados repercutiría decisivamente en la correcta práctica de actividades físicas, toda área al aire libre estaría cubierta por instructores que facilitarían el trabajo de los asistentes, garantizarían la correcta ejecución del ejercicio aeróbico y los espacios serían mejor aprovechados por los ciudadanos.
(1) Córdoba i Lledó, D (2017). “Yo soy el de pants”. Editorial Eurofitness. Barcelona México, 2017. págs. 47 -48.
Alfonso Geoffrey Recoder Renteral
Doctor en Ciencias de la Educación. Maestro en Gestión de Entidades Deportivas. Maestro en Administración. Maestro en Ciencias de la Educación con especialidad en Gestión de Estudios Superiores. Maestrante en Ciencias del Deporte. Licenciado en Derecho. Licenciado en Educación Física.