Salud anímica para la paz

ESENCIAL

Por Daniel Aceves Villagrán

La atención a la salud mental es preponderante.

Con base en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2023 (ENSANUT) del Instituto Nacional de Salud Pública, la cantidad de niñas, niños y adolescentes que presentaron síntomas depresivos aumentó considerablemente, por lo que de acuerdo con diversas mediciones más del 7% de este sector poblacional ha pensado en cometer suicidio.

Instancias como la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM), alertó altos índices de suicidio en escolares, mediante el informe temático denominado Estrategia de prevención y atención del suicidio en las infancias, con base en consultas entre estudiantes de primarias y secundarias de la capital de México.

De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), se detectó que las mujeres tienen más alta prevalencia en el intento de suicidio que los hombres y que, a su vez, en este grupo es mayor la prevalencia en este fenómeno que en la población adulta.

El trabajo realizado y presentado por la CDHCM a finales del año pasado, aborda elementos como la salud mental, sentimientos y emociones, así como características de los responsables de la crianza, adicionalmente se sitúan problemáticas familiares, escolares, individuales y sociales; en los resultados de este documento, la población adolescente expresó requerir de atención por parte de los adultos, en sus contextos inmediatos, para enfrentar circunstancias difíciles propias de la edad y del entorno, ser escuchados por docentes y cuidadores, con énfasis en quienes viven situaciones de pérdida, estrés, violencia en el seno familiar o en las propias escuelas.

Es importante citar algunas consideraciones de la doctora Dolores Montilla, de la Asociación Psicoanalítica Mexicana (APM), quien señala: “Frente a esta época de ‘ruido’ interno y externo; de confusión, desesperanza y apego a las redes sociales y a los teléfonos inteligentes”, la atención a la salud mental y anímica es preponderante, la ayuda profesional, institucional o privada es importante para explorar, “los deseos inconscientes, conflictos y los traumas”, en temporalidades, donde prevalece “la intolerancia al dolor y la búsqueda de evasión rápida y desechable”.

La psicoanalista ubica el problema “desde la crianza y los escenarios de frustración, carencias afectivas, negligencia, abandono y violencia hacia niños y adolescentes”, y cita que “cuando un niño o adolescente no tiene límites a las expresiones emocionales negativas, no se transmiten los valores esenciales que nos permiten vivir en comunidad, considerando las necesidades de uno mismo y de los demás”.

En consecuencia, para contribuir a una cultura de la paz, es importante de ninguna manera normalizar la violencia, ya que ello apaga aquello que nos hace humanos y entre otros aspectos aprender a aceptarnos a nosotros mismos, tener tolerancia a la frustración y capacidad de demora para lograr lo que deseamos y de esta manera fortalecer la autoestima y no dejar que la frustración, el miedo y la envidia nos dominen, debemos de aprender a fijarnos en lo positivo de nosotros, de los demás y de lo bueno de la vida para tener gratitud por ello.

En síntesis, la salud anímica es tener una rutina, fomentar la constancia, el orden, la voluntad y disciplina, cultivar relaciones presenciales, positivas para generar protección contra el dolor emocional y aprender a decir no a la presión permanente de estímulos externos.

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