La importancia de la experiencia motriz en el primer septenio…
Por Aimé Robles
En el artículo anterior se mencionó “lo importante que es proporcionar estímulos para la construcción de redes neuronales más amplias antes de la primera poda neuronal que ocurre a los 3 años de edad, de ahí tenemos oportunidad de generar nuevas redes neuronales hasta los 7 años donde ocurre la segunda poda neuronal”, es decir el primer septenio de vida.
Para el ser humano, el movimiento implica desarrollo, aprendizaje y evolución. Estudios en neurodesarrollo (Bruce D. Perry) muestran diferencias significativas en el desarrollo de niños expuestos a estímulos sensoriales y niños carentes de estos estímulos (abandono); en estos se muestran tomografías realizadas a cerebros en niños de 3 años de edad; en las que se ve claramente la diferencia de crecimiento del cerebro. Dichos estudios han sentado las bases para destacar la importancia de la “estimulación temprana” tanto en niños sanos como en niños con alguna condición neurológica, así como la importancia de la experiencia motriz en el desarrollo del niño.
Por lo que habrá que distinguir qué implica crecimiento y qué desarrollo. El primer concepto solo hace referencia al aumento de tamaño (hiperplasia e hipertrofia celular) que por cuestiones biológicas se dará; el desarrollo implica adaptación al medio físico y social en el que vivimos. En este sentido el trabajo motor tiene un papel fundamental en el desarrollo del ser humano, de nada sirve la visión y el crecimiento de las extremidades, sino se desarrolla una coordinación; oculo-mano u oculo-pie; y es aquí donde las experiencias motrices bien estructuradas toman un lugar preponderante, en la escuela y en la vida.
En niños sanos expuestos a estímulos sensoriales y motrices, se generará una diferencia entre edad biológica y edad cronológica, es decir niños de la misma edad (años) tendrán diferencias en cuanto a maduración física (tamaño), cognitiva, social y emocional. La experiencia en actividades motrices da paso al desarrollo y maduración de nuestro sistema nervioso, si bien nacemos con millones de neuronas, están no crecerán (número y tamaño) ni crearan conexiones entre ellas (estructuras mentales) que permitan la realización de acciones complejas; si en los primeros años no existen estímulos sensoriales y motrices, las conexiones neuronales necesarias para hablar, leer o escribir estarán inmaduras y eso denotará diferencias entre edad cronológica y biológica en la edad escolar.
La educación inicial y preescolar debe de proveer este cúmulo de experiencias motrices, para que al llegar a la edad escolar (primaria) dónde se da el aprendizaje formal de escritura y lectura, los niños no presenten dificultades en su aprendizaje debido a la inmadurez de las estructuras nerviosas. Las experiencias motrices se constituyen así en oportunidades, y en diferentes canales de información para el desarrollo de los infantes.
“investigaciones muestran la importancia de las experiencias tempranas de calidad en el desarrollo cognoscitivo, social, y emocional de corto plazo en los niños, así como la relevancia en etapas posteriores del desarrollo…”OCDE (2002) Niños pequeños, grandes desafíos, educación y atención temprana en la infancia temprana.
Aimé Fabiola Robles Castro
Maestra en Rehabilitación Neurológica. Maestra en yoga para niños. Licenciada en Educación Física.
