Importancia de la actividad física para la salud.

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Por Humberto García Mejía

Es indudable que la actividad física tiene beneficios directos para la salud de las personas, hoy más que nunca esta premisa se hace latente, de acuerdo con información descrita por la Organización Mundial de la Salud (OMS) la inactividad física es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad a nivel mundial.

La OMS define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía. Ello incluye las actividades realizadas al trabajar, jugar y viajar, las tareas domésticas y las actividades recreativas.

La expresión «actividad física» no se debería confundir con «ejercicio», que es una subcategoría de actividad física que se planea, está estructurada, es repetitiva y tiene como objetivo mejorar o mantener uno o más componentes del estado físico. La actividad física —tanto moderada como intensa— es beneficiosa para la salud.

La actividad física entonces, reduce riegos de contraer Enfermedades No Transmisibles (ENT) asociadas a problemas cardiovasculares, diabetes, obesidad, cáncer y enfermedades respiratorias crónicas que representan casi 60% de los 57 millones de muertes anuales que ocurren en todo el mundo (SSA, 2010).

La poca actividad física se relaciona con determinados cambios en los estilos de vida, transición en los entornos sociales y conversión de los hábitos culturales, actividades que propician el aumento en los índices de sobrepeso y obesidad, causante de las enfermedades crónico-degenerativas que hacen presente la morbilidad y mortalidad prematura en la ciudadanía que las padece.

Si relacionamos entonces la actual pandemia que acecha al mundo, vemos que en México el porcentaje de mortandad se sitúa en dos grandes grupos: uno asociado con la edad de las personas, en específico con adultos mayores, que debido a la inmunodepresión “normal” de su sistema inmunológico el virus puede provocar clínicamente una crisis severa e incluso la muerte. El otro conjunto de personas con índice alto de riesgo de letalidad, son aquellas que tienen ENT en las que la poca o nula actividad física fue un factor determinante en la adquisición de dichas enfermedades crónicas.

Además de ser un importante factor de riesgo, la inactividad física genera una notable carga económica para el sistema de salud. Como consecuencia de ello, los costos para tratar la obesidad y el sobrepeso se proyectan que le cuesten al país unos 6500 millones de dólares anuales en atención médica y hospitalaria, ausencias laborales y otros, según el informe “La obesidad y la economía de la prevención”, realizado por la OCDE en el año 2010.

Por lo tanto, la actividad física es un factor que contribuye a la mejora de la salud, beneficiando estados físicos y mentales como son:

  • Mejora el estado de ánimo, disminuyendo el estrés, la ansiedad, la depresión aumentando la secreción de hormonas serotonina y noradrenalina;
  • Aumenta la quema de calorías, con lo que ayuda a una pérdida de peso, reduciendo con ello el riesgo de sufrir ENT;
  • Fortalece el sistema inmunológico, mejora el estado muscular y cardiorrespiratorio, la salud ósea y funcional.

Por ello, la OMS estableció el 6 de abril como el Día Mundial de la Actividad Física y potenció la iniciativa “Move for Health” que se celebra en el mes de mayo. Como una estrategia de promoción y difusión del movimiento en actividades cotidianas que consuman energía y promuevan hábitos de vida saludable, recomendando formas para aumentar la actividad física en donde los países y las comunidades deben adoptar medidas para proporcionar a las personas más oportunidades de estar activas, a fin de incrementar la actividad física.

Las políticas destinadas a aumentar la actividad física apuntan a lograr que:

  • en colaboración con los sectores correspondientes, se promueva la actividad física a través de acciones de la vida cotidiana;
  • las formas activas de transporte, como caminar y montar en bicicleta, sean accesibles y seguras para todos;
  • las políticas laborales y las relativas al lugar de trabajo fomenten la actividad física;
  • las escuelas tengan espacios e instalaciones seguros para que los alumnos pasen allí su tiempo libre de forma activa;
  • los niños reciban una educación física de calidad que les ayude a desarrollar pautas de comportamiento que los mantenga físicamente activos a lo largo de la vida; y
  • las instalaciones deportivas y recreativas ofrezcan a todas las personas oportunidades para hacer deporte.

Aproximadamente un 80% de los Estados Miembros de la OMS han elaborado políticas y planes para reducir la inactividad física, aunque solo un 56% de los países los tenían operativos. Las autoridades nacionales y locales también están adoptando políticas en diversos sectores para promover y facilitar la actividad física.

En la “Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud”, adoptada por la Asamblea Mundial de la Salud en 2004, se describen las medidas necesarias para aumentar la actividad física en todo el mundo; asimismo se insta a las partes interesadas a adoptar medidas a nivel mundial, regional y local para aumentar la actividad física.

Las “Recomendaciones mundiales sobre la actividad física y la salud”, publicadas por la OMS en 2010, se centran en la prevención primaria de las ENT mediante la actividad física. En ellas se proponen diferentes opciones en materia de políticas para alcanzar los niveles recomendados de actividad física en el mundo, como:

  • la formulación y aplicación de directrices nacionales para promover la actividad física y sus beneficios para la salud;
  • la integración de la actividad física en las políticas relativas a otros sectores conexos, con el fin de facilitar y que las políticas y los planes de acción sean coherentes y complementarios;
  • el uso de los medios de comunicación de masas para concienciar acerca de los beneficios de la actividad física; y
  • la vigilancia y seguimiento de las medidas para promover la actividad física.

Reactivando la promoción de hábitos de vida saludable, así como la difusión de la importancia de la actividad física tanto moderada como intensa, estructurada y no sistematizada, permitirá disminuir los gastos públicos en salud, evitar los riesgos de contagio en pandemias y por supuesto mejorar la salud de las personas.

Humberto García Mejía

Maestría en Administración y Desarrollo de la Educación. IPN
Licenciado en Educación Física. ESEF
Coordinador Académico en CATEyFD
Especialidad en Entornos Virtuales de Aprendizaje. Virtual Educa
Diplomado Interinstitucional en Política y Gestión de la Innovación Tecnológica. IPN
Diplomado en Dirección y Mercadotecnia del Deporte. ITESM
Diplomado en Educación Disruptiva. ILCE
Presidente de Mesa directiva en Reingeniería Deportiva
Director General de Reactive Training and Swimming Club
Asesor en Programas Deportivos
Planeación de Eventos Deportivos
Capacitador Educativo
Ponente

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