Distópico, 10 mil por familia
Por Daniel Aceves Villagrán
En la literatura y en el cine de ciencia ficción se ha planteado el futuro distópico, en donde hay una representación imaginaria de una sociedad del futuro cuyas características son indeseables, se trata, por lo tanto, de lo opuesto a una utopía o a lo quimérico, el futuro siempre lo pensamos en una permanente evolución y, cuando sucede lo contrario e involuciona, se ausenta lo que Tomás Moro, en 1516, reflejó en su libro Utopía, describiendo una sociedad en armonía con derechos, libertad en todas sus expresiones y un sentido elevado de la privacidad.
El concepto de la antiutopía es cuando las características negativas se presentan al perder la libertad, a la usanza del libro de George Orwell llamado 1984, en donde el libre albedrio no es una opción, la presencia del gran hermano anula la unidad familiar, el amor y la libertad de expresión, ya que la vigilancia omnipresente hace un estado opresivo.
Hoy, en tiempos del coronavirus y siendo ya la generación del COVID-19, estamos, como sociedad y como Estado mexicano, necesitados de inferir, por un lado, las determinaciones que contengan y atiendan la pandemia bajo mecanismos médicos y científicos con el respaldo de los tres niveles de gobierno y del indispensable aporte del sector privado, que ya ha manifestado su acuerdo con el gobierno de México para que la red hospitalaria se sume a la atención, seguramente, de cientos y miles de personas que en nuestro país requerirán la atención médica en segundo nivel de atención hospitalaria, adicionalmente, hemos estado siguiendo el distanciamiento social, que en muchos sectores ha sido ignorado por grandes grupos sociales, quienes han continuado con el contacto personal, familiar y social, sin atender las recomendaciones de las autoridades a nivel local y federal.
La principal preocupación de la población también se ha convertido en el tema económico, ya que la pérdida de empleos se ha multiplicado de forma por demás preocupante, lo que ha generado una angustia y ansiedad individual, familiar y social, en la vinculación formal con empresas de bienes y servicios y en la informalidad, sin conceptos de protección social, sumando a ésta la caída de las remesas de migrantes fundamentalmente de Estados Unidos, país que ha perdido en las últimas tres semanas más de 18 millones de empleos formales.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), México, con alrededor de 128 millones de habitantes, tiene una población económicamente activa de más de 57.3 millones y, en términos generales, existen 22.3 millones de hogares. En este contexto, el gobierno de la República podrá analizar la viabilidad de entregar 10 mil pesos como estímulo de estabilidad social a cada una de las familias de nuestro país, a efecto de cubrir los gastos indispensables en materia de alimentación, vivienda y salud.
Esta aportación significaría 223 mil millones de pesos, lo que representa el 3.65% del gasto neto del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020 (previo análisis sociodemográfico y económico), que, ante lo inédito de la depresión económica global, vendría a dar una estabilidad económica, social y emocional a gran parte de la población ya de por sí preocupada y angustiada por lo que México y el mundo viven.
Daniel Aceves Villagrán
danielacevesv@yahoo.com.mx
Doctor en Alta Dirección. Maestro en Comunicación Organizacional. Licenciado en Derecho. Medallista Olímpico de plata en lucha greco- romana en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y del Premio Nacional de Deportes en dos ocasiones. Después de su retiro ha ostentado diversos cargos públicos. Actualmente es presidente de la Asociación de Medallistas Olímpicos de México.