Daniel Aceves
Tuve la oportunidad de apadrinar la generación de maestría y doctorado en salud pública de la Universidad Contemporánea de las Américas, teniendo como sede de este evento la ciudad de Guadalajara, en el estado de Jalisco, México, y me parece congruente ratificar que hay mujeres y hombres que tienen más proyectos que recuerdos, y que despliegan sus capacidades a efecto de incrementar su acervo intelectual con conocimientos sobre la salud pública que, además de una ciencia, se constituye como un arte que previene las enfermedades y coadyuva a extender la vida de las personas, promociona y protege la salud en términos no sólo físicos, sino también emocionales.
El objetivo de esta vertiente tiene que ver con el cumplimiento del artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que señala expresamente que: “Toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general, conforme a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución”.
De igual suerte, uno de los objetivos establecidos en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, en lo correspondiente a política social, determina que: “Se priorizará la prevención de enfermedades mediante campañas de concientización e inserción en programas escolares de temas de nutrición, hábitos saludables y salud sexual y reproductiva, entre otros conceptos”.
Las determinantes sociales de la salud explican la mayor parte de las iniquidades sanitarias son las circunstancias en las que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, considerando particularidades del medio ambiente en que se encuentran asentadas poblaciones y hábitos que caracterizan a las personas, sus familias y sus comunidades, de tal suerte que el propósito de las acciones de promoción de la salud y prevención de enfermedades, que es etapa de atención primaria a la salud, requiere planear y ejecutar estrategias de capacitación para el autocuidado de la salud, impulsando para ello las actividades que permitan el acercamiento a la población objetivo.
La secuela multidimensional de la pandemia del covid-19 ha dejado al descubierto comorbilidades que acompañan a la población mexicana, destacando la obesidad y el sobrepeso, diabetes, cardiopatías, hipertensión y diversos cánceres que incrementaron sensiblemente la mortalidad en enfermedades no transmisibles por el patógeno, es decir, se requiere que la salud pública genere el incremento de eficiencia y efectividad del Sistema Nacional de Salud mexicano, el acceso de la población y la vigilancia, la regulación, la promoción y conservación de la salud mediante el esfuerzo encabezado por la rectoría del Estado mexicano con la sociedad, con énfasis en el control de las infecciones transmisibles y la educación de todas las personas en higiene personal.
Una de las aseveraciones que realicé en la ceremonia va en el sentido de modificar el planteamiento estatal de salud y pasar a un concepto metropolitano, transformando también las jurisdicciones sanitarias para que correspondan a una nueva realidad demográfica y epidemiológica, la creación de políticas públicas para que los sistemas estatales de Salud y el IMSS Bienestar otorguen los servicios de salud a la población sin derechohabiencia con características universales. Vaya mi reconocimiento a todas y todos los que lograron este posgrado y, de manera especial, a los docentes doctora Vianey Espinosa Jaime y el doctor Carlos Bautista Nuño, quienes, con pasión y conocimiento, impulsan una nueva etapa del salubrismo en México.