Por: Ernesto Palacios
Algunas contribuciones de los universitarios al deporte
El planteamiento de una pedagogía deportiva en la posmodernidad necesita de una comprensión acerca de la complejidad humana.
La naturaleza social del ser humano le impone la necesidad de la relación con el otro. Es apartir de esa necesidad que surge la acción simbólica. La comunicación más indestructible entre personas se da en gran medida a través de símbolos. El símbolo aparece como un lazo que nos une a los demás. Para encontrar sentido a la realidad el ser humano “simboliza”.
Asimismo como sujeto, se considera que a la pedagogía universitaria le corresponde la tarea de contribuir a que el ser humano pueda desplegar sus intencionalidades de manera adecuada.
Es fundamental que los programas deportivos fomenten la comprensión de las potencialidades contenidas en la comunicación y en lo cultural, además que permitan usarlas y aumenten la diversidad de las formas de representación con las que los deportistas construyen sentidos; sentidos para comprender, sentidos para crear, sentidos para formar y desarrollar mejor deporte.
La pedagogía universitaria puede promover el crecimiento de formas diversas de conocimiento al interior del campo de entrenamiento, como un medio de posibilidades comunicativas a través del deporte, no únicamente la búsqueda del “récord”, del “triunfo”, o la sola destreza física.
El deporte constituye formas de pensamiento, modos diversos de simbolizar, de interpretar la realidad, representa un elemento fundamental en el desarrollo individual y social del ser humano.
Las formas simbólicas creadas en el deporte han permitido al sujeto la interacción y la comunicación con sus semejantes en el presente y a través del tiempo. Por su trascendencia social e histórica y su influencia determinante en el desarrollo pleno de las facultades humanas el deporte constituye una vía asombrosa para contribuir a que se despliegue y satisfagan todas las intencionalidades que caracteriza al ser humano. En este proceso el deporte universitario interviene como estructura guía de ese sistema funcional.
El principal responsable de vincular al deportista con el conocimiento es el entrenador. Entonces, el entrenador se ve obligado a capacitarse con amplitud, abundancia y profundidad para que responda profesionalmente ante las exigencias de una realidad deportiva actual. El mejor espacio para que ocurra esa capacitación son las universidades. Las universidades tienen la oportunidad de enriquecer los procesos de transformación deportiva.
El entrenador es el protagonista de las innovaciones en deporte, es el real y genuino agente de cambio; sin embargo el entrenador no puede, por sí solo, emprender la proeza. Las principales universidades mexicanas, a través de colectivos expertos asistirían a entrenadores en el cumplimiento de la compleja obra.
La realidad también le plantea al entrenador estar al día en los lenguajes e instrumentos tecnológicos que manejan los jóvenes de la actualidad. Para desarrollar sus tareas de entrenamiento deportivo el entrenador debe considerar los cambios en los procesos madurativos, en los segmentos físicos, psíquicos y emocional que se aprecian actualmente en las generaciones de niños y jóvenes, atribuidos a los cambios en la alimentación, en la tecnología o a los cambios en las formas de relación social.
Son muchos los aspectos que deben ser completados; es por ello que se observa indispensable acudir a comisiones de expertos de universidades mexicanas que impulsen iniciativas conjuntas que integren soluciones funcionales para el progreso deportivo nacional.
Las universidades pueden crear soluciones idóneas para que el deporte mexicano cambie del estado insatisfactorio actual al estado competente requerido.
Si queremos que el deporte se coloque en su debida dimensión social hay que impulsar decididamente las serias investigaciones específicas en nuestras mejores universidades.
Para definir propuestas de solución a los complejos y grandes problemas actuales del deporte mexicano necesitamos acudir a nuestras mejores mentes deportivas. Para ello es deseable apoyarse en el trabajo avanzado de las principales universidades del país.
El uso excesivo del deporte como propaganda ha retardado su desarrollo como bien social. La inercia con intereses cortoplacistas sigue retardando el desarrollo de la investigación y la academia deportiva en nuestras universidades, también de las ciencias del deporte y, en general, de la profesionalización de lo deportivo en nuestro país.
Para el deporte mexicano cobra relevancia la frase: Poca política y mucha administración. Yo me permitiría añadir también mucha más investigación.
Por otro lado, el tema de hoy, sin duda, es el de la pandemia. Todos los involucrados en el deporte nacional estamos experimentando los estragos de estar en encierro. Sin embargo, debemos analizar los posibles escenarios para el regreso, considerando la integridad física de los deportistas. Además no debemos obviar la detección de posibles oportunidades de mejora. Habrá que impulsar estrategias de funcionamiento deportivo pleno, sin riesgos de contagios.
Los avances pueden generarse de mejor manera acudiendo a la unión de investigadores creativos que planteen alternativas viales, efectivas y listas para funcionar.
En la visión de muchos expertos universitarios existe un escenario post – pandemia en donde el deporte mexicano se puede conviertir en la medicina preventiva más barata y al alcance de toda la población. Esta propuesta plantea una oportunidad única para los agentes deportivos de actuar decididamente. Pasado el confinamiento debido a la pandemia, todos los que estamos inmersos en el deporte, como generadores, debemos actuar con el pensamiento ya adaptado a las nuevas circunstancias que nos plantea esta nueva realidad. Creo que debemos actuar de manera más interventora, más agresiva para que el deporte se integre en el día a día de cada mexicano como el mejor beneficio y protección preventivo para su salud. Dejando de lado que el deporte esta integrado en el mandato constitucional como derecho de los mexicanos; el deporte es el mejor aliado del gobierno en sus políticas de salud pública, es deber de los trabajadores del deporte plantear clara y contundentemente este escenario para que el deporte se empodere de su real y debida dimensión dentro del progreso social.
La adaptación es un propósito principal de las universidades y sus acciones guiarán la capacidad de adaptación para la nueva realidad social.
Las universidades y sus mejores mentes pueden diseñar caminos creativos para la relación entre personas, cómo verse a sí mismo y su posibilidad de trascender esta y las siguientes pandemias. A través de la investigación y de la evidencia científica se debe insistir en la importancia de la salud emocional, metabólica y neuronal. Se enaltese la idea del nuevo mexicano biopsicosocial con eje del ejercicio físico.
El deporte es la medicina permanente para la salud. El bienestar personal es también el de la sociedad, el ahorro de ingresos económicos no destinados a medicamentos costosos para enfermedades adquiridas, es posible si los científicos universitarios alzan la voz para prescribir el ejercicio físico a la sociedad mexicana.
De muchas manera las universidades han dejado olvidada la investigación seria y aplicable en el deporte. Sin ciencia no hay conocimiento, no hay progreso y el deporte vive estancado en este país. Si las universidades ya saben que el desarrollo del deporte está ligado, inexorablemente, al desarrollo científico y tecnológico y que asimismo el deporte es la medicina preventiva más valiosa para convatir las enfermedades no transmisibles, sería formidable que cuerpos académicos se inclinaran a la investigación seria, profunda y aplicable en salud pública. Sería impresionante el impacto para el avance del deporte mexicano, la aplicación de ese conocimiento para herramientas y aparatos que podrían transformar y dar un salto de utilidad social y de resultados en competencias mundiales.
Invitamos a más investigación y más aplicación científica en las canchas deportivas. El avance sería espectacular para los protagonistas del proceso deportivo: deportistas y entrenadores.
Los especialistas estudiosos del ramo deportivo de las universidades tienen mayor posibilidad de ser escuchados de verdad, de manera seria. De esa forma habría alguna oportunidad de que los servidores públicos y el sector productivo unidos y dispuestos intervengan.
Las universidades tienen el reto de marcar la ruta. Y convencer a los tomadores de decisiones en turno de transitar por el progreso y por el bien social.
En México existen muchas personas bien preparadas que están trabajando en diversos espacios para el desarrollo del deporte mexicano.
También me queda claro que, en el deporte, como en cualquier otro ámbito, es el empuje de las universidades lo que conseguirá delinear el destino del deporte mexicano.
Paralelamente, zambullir a millones de personas condenadas a la poca o nula actividad, dejará huellas y la sociedad al final de la pandemia sería fracturada. Las universidades y los responsables de lo deportivo deben ver de manera más comprometida la salud y el bienestar a través del deporte. La vida cotidiana de todos los mexicanos debe incluir una buena dosis de ejercicio físico por el bien de los individuos y de la sociedad.
Los mexicanos sufrimos en carne propia las exposiciones de nuestras malas prácticas. Estamos ante caracteristicas de vulnerabilidad: obesos, hipertensos, diabéticos, no entrenados y frágiles de condición física. Los retos a los que nos enfrenta esta pandemia expone a la sociedad a asumir modificaciones de paradigmas sociales. Por ejemplo, mejorar nuestro entendimiento del ejercicio físico como el proceso necesario para el cuerpo funcionar. Dejar de pensar en el deporte como lo decorativo. Dar paso a la urgente necesidad de ejercitarse todos los días como prescripción del bienestar, sin enfermedades degenerativas.
Con el cambio de percepción de los mexicanos respecto del ejercicio físico, aumentará el poder de los sectores ligados al bienestar y a la salud como son los investigadores en lo deportivo, las universidades, los espacios públicos para el ejercicio se posesionarán, los negocios relacionados con la actividad deportiva ganarán más.
Es muy deseable que el mundo de la ciencia deportiva se posesione y salga fortalecido de esta emergencia sanitaria. El deporte y sus multiples beneficios puede demandar su debido lugar en la sociedad, es una actividad que puede dar salud, sentido de bienestar y de pertenencia, también alejar ansiedad y depresion.
Las universidades están llamadas a participar activamente en la vida social, política, económica y urgentemente en la deportiva de su comunidad y de la sociedad mexicana. Como universitarios podemos aportar ideas, promover y apoyar cambios, mejoras y expresar opiniones con libertad y respeto.
Ernesto Palacios
ernestopalacios99@yahoo.com.mx
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Comunicólogo de formación. Graduado por la Faculta de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Con Maestría en Ciencias del Deporte ENED – SEP. Especializado en Administración del deporte en Universidad en México por más de 25 años. Estudioso de los procesos sociales y culturales del deporte mexicano. Con experiencia práctica como jugador y entrenador internacional.