AL PAN, PAN, Y AL VINO, VINO
Por Raúl Arizaga
Recordando al Dr. J. Serafín Rodríguez González, excelente teórico de la Educación Física y Deporte de México, en 1982 en una conferencia que impartía en un congreso organizado por el área de actividades físicas y deportivas de la UNAM, expresó que mientras un fenómeno o un ente, tenga varios nombres, y algunos sean imprecisos o incorrectos y, que sean utilizados por profesores, preparadores físicos o entrenadores, el nivel científico de la Educación Física y el Deporte seguiría siendo bajo y de lento desarrollo. Lo anterior no solamente se presenta con miembros de grupos de trabajo físico, técnico y táctico, sino que también con administrativos, docentes y dirigentes.
Otro recuerdo similar, es del teórico chileno Armando Díaz Gerding, en Monterrey en los años ochenta del siglo pasado, en un artículo que escribió en el periódico El Norte, haciendo una crítica a un entrenador de selección nacional de futbol, quien comentó que era lo mismo táctica y estrategia, Díaz Gerding puso en el encabezado del artículo refiriéndose al entrenador nacional: que era “empírico hasta lo intolerable”.
Por tanto consideramos que debemos llamar a las cosas por su verdadero nombre, sin recurrir a costumbres u ocurrencias de autores que divagan con sus expresiones, tratando de aparentar que son innovadores o muy creativos, lo mismo sucede con los cronistas y comentaristas deportivos tanto en radio, televisión, prensa escrita y redes sociales, siendo finalmente unos simuladores. Podría ser por ignorancia, pero no sabemos si sea peor, pero tienen el mismo efecto dañino al desarrollo teórico.
La simulación es una manifestación de mentira, engaño o falsedad, y en ocasiones muchos “teóricos” tratan de crear sus “nuevos” conceptos “originales” simulando ser sabios transformadores de la Educación Física y el Deporte, utilizando palabrejas raras que muestran niveles teórico-científicos inferiores a los de cualquier empírico.
El viejo refrán de: Al pan, pan, y al vino, vino, nos indica que a las cosas hay que llamarlas por su nombre y eso fortalece la precisión y claridad tanto del discurso como de los escritos teóricos.
Nos referiremos a algunos ejemplos de términos o conceptos incorrectos utilizados con frecuencia:
La “filosofía del equipo, o del entrenador”; le llaman a una serie de costumbres o normas escritas o no, de un equipo, y que no tienen nada de filosófico.
La “técnica individual”; siendo que la técnica es una característica de un gesto motor y obvio que es individual, por lo que es una redundancia, así como también decir los “fundamentos básicos”, ya que fundamento significa ser la base.
La “táctica fija”, y considerando que una acción táctica lo que menos tiene es ser fija, por el contrario es muy dinámica, entonces, no es apropiada la frase.
Los “movimientos naturales”, si algo tienen los movimientos del cuerpo, es que son naturales, no existen movimientos artificiales ni espirituales, por lo que solo son movimientos y si se pretende caracterizarlos habría que especificar con claridad.
Expresar “con la moral por los suelos”, como indicativo de tristeza o desánimo de un deportista o un equipo, al haber perdido una competencia o algo parecido, aspecto que no refleja que eso sea una falta de moral o una inmoralidad.
Llamarle “estadista”, a una persona que es la responsable o encargada de la estadística de equipos o deportistas, siendo que estadista es una persona encargada de gobernar a un pueblo, por lo que se le debe llamar estadístico.
Decirle “atletas” a los jugadores o deportistas que son voleibolistas, beisbolistas o ciclistas y otros que no practican el atletismo, aunque hace 2 siglos así les llamaban, no es una precisión llamarles atletas a todos los deportistas.
No queremos que pase desapercibida la frecuente expresión de entrenadores, dirigentes, políticos y diputados de “tiene que tener”, que aunque no es una expresión prohibida o totalmente errónea, se utiliza incorrectamente en muchísimas ocasiones, en lugar de decir: debe tener, tiene, no tiene o puede tener, todo de conformidad con el contexto que se desea expresar, y no decir siempre “tiene que tener”, al tener limitaciones en el lenguaje.
Los anteriores ejemplos son redundancias, incorrecciones o términos mal utilizados que además de confundir, no permiten un desarrollo teórico en muchos ámbitos. La costumbre o el desconocimiento, no deben ser elementos que rijan las expresiones de la Educación Física y el Deporte, sino los fundamentos teórico-científicos. Si en ocasiones no comprendemos algunos conceptos, definiciones o teorías, no significa que tengamos la razón en rechazarlas.
Es conveniente recordar que una definición es la descripción de un objeto o un fenómeno sin quitarle propiedades que son exclusivas de éllos y sin ponerle atributos que no les pertenecen, significa poner límites y es recomendable recurrir a esos conceptos de la lógica para evitar incorrecciones.
La Ley General de Cultura Física de México, algunas legislaciones estatales y dependencias oficiales de cultura física y deporte, utilizan definiciones y clasificaciones con severas limitaciones y violaciones a la lógica, por lo que habría que revisar profundamente y reformar e incluir conceptos apegados a teorías más precisas y verdaderas, para que le llamemos al pan, pan y al vino, vino, y que la teoría de la Cultura Física, La Educación Física y el Deporte se desarrollen teóricamente más rápido.
Para concluir quiero recomendar como texto de apoyo el Diccionario Básico de Conceptos sobre Actividades Físico-Deportivas y Recreativas de Leonardo Paulín Zambrano y René Vargas, quienes elaboraron un excelente libro, relacionado con el tema atendido.