septiembre 18, 2025

El Deporte No Descansa

Verdadero Análisis Deportivo

Entre los Espacios Deportivos y los Tribunales. El Abogado del Deporte.

Por Geoffrey Recoder

En México desde 1960, cada 12 de julio, se conmemora el Día del Abogado, y para quienes hemos decidido especializarnos en el ámbito del derecho deportivo, esta fecha se convierte también en un momento de reflexión sobre nuestra función, nuestras luchas y nuestros logros en un terreno que, aunque en constante expansión, aún reclama mayor reconocimiento. Soy abogado del deporte, y con orgullo digo que ejerzo una profesión que transita entre la defensa de los principios jurídicos y la pasión que despierta el deporte y la activación física en todas sus expresiones.

Ser abogado deportivo es comprender que el deporte, más allá del espectáculo, es un fenómeno social, económico y cultural que exige regulación, protección de derechos y creación de entornos jurídicos sanos. Asumimos el reto de movernos con destreza en un terreno multidisciplinario, donde convergen el derecho civil, laboral, mercantil, penal, administrativo e incluso el internacional. Nos convertimos en traductores entre la normativa y los espacios deportivos; entre la ley y la ética deportiva; entre el contrato y el sudor.

En mi práctica profesional, he tenido la oportunidad de asesorar a deportistas, entrenadores, directivos, árbitros, jueces, referees, federaciones, asociaciones estatales, ligas, clubes, marcas patrocinadoras y entidades públicas. Cada uno de estos actores tienen intereses legítimos, pero muchas veces desconocen el marco legal que los rige, o enfrentan situaciones que no imaginaban: desde cláusulas abusivas en contratos de representación o patrocinio, hasta sanciones arbitrarias, discriminación, violencia institucional o la falta de mecanismos adecuados de defensa ante organismos nacionales e internacionales. Ahí, en esos vacíos, es donde la figura del abogado del deporte se vuelve esencial.

Quien no ha presenciado la frustración de una joven promesa al ser excluida de una competencia nacional sin justificación clara por parte de su asociación estatal, no dimensiona del todo la importancia de garantizar procesos justos. Quien no ha revisado con detenimiento una convocatoria ambigua o un reglamento mal estructurado, quizás no ha sentido el peso de proteger los derechos de cientos de deportistas amateurs que entrenan con esfuerzo y esperanza. Y quien no ha defendido a un entrenador ante una comisión disciplinaria local sin garantías mínimas de defensa, tal vez no conoce la complejidad y la urgencia que atraviesan nuestros casos en el deporte no profesional, donde la falta de estructura legal muchas veces vulnera más que en los grandes escenarios.

En México, aún tenemos enormes pendientes en materia de derecho deportivo: normativas federativas poco claras, procesos electorales internos viciados, falta de órganos de justicia imparciales en las estructuras deportivas, y escasa profesionalización en la gestión jurídica de las instituciones. Por eso, el abogado del deporte también tiene una tarea formativa y transformadora: debemos incidir en la mejora de los marcos normativos, impulsar códigos de ética con sustento legal y promover el cumplimiento de tratados internacionales firmados por nuestro país en materia de deporte, educación física, derechos humanos y resolución de conflictos.

Mi formación legal se ha nutrido también del contacto con la realidad cotidiana de los espacios deportivos: desde la cancha popular hasta el centro de alto rendimiento. Allí he aprendido que la ley no puede ser ajena al contexto, que las reglas no son solo documentos, sino acuerdos que deben ser legítimos, comprensibles y justos. Por eso insisto en que el abogado del deporte debe combinar el rigor del jurista con la sensibilidad del educador, del conciliador y del estratega.

En una era donde el deporte es también industria, espectáculo, marca, identidad y política, se multiplican los retos legales: propiedad intelectual sobre eventos y transmisiones, derechos de imagen, contratos publicitarios, casos de dopaje, disputas salariales, violencia de género en el entorno deportivo, no integración de personas con discapacidad, inclusión de personas trans en competiciones federadas, y mucho más. Cada uno de estos desafíos requiere una visión integral y una sólida base ética.

Pero también hay otra vertiente en la que los abogados del deporte debemos tener presencia activa: el deporte social. Aquel que no siempre está en los reflectores, pero que representa la esperanza de miles de niñas, niños y jóvenes que ven en el ejercicio físico y el deporte una vía para el desarrollo humano. En ese ámbito, trabajamos para que existan reglamentos incluyentes, programas públicos respetuosos de los derechos laborales de instructores y entrenadores, licitaciones limpias, y mecanismos de transparencia en el uso de recursos públicos. Luchamos para que el acceso al deporte sea un derecho garantizado, no un privilegio condicionado.

Este 12 de julio no solo celebro mi formación legal, sino también mi compromiso con una causa: la del deporte como herramienta de transformación, y el derecho como garantía de equidad. Ser abogado deportivo es mucho más que una especialización: es asumir una responsabilidad social, una trinchera desde donde se puede construir un país más justo, más activo y más sano.

Y si hoy levanto la voz, es porque creo firmemente que los abogados del deporte debemos seguir ganando espacios, construyendo puentes y demostrando que nuestra labor no es solo necesaria, sino imprescindible. Que en cada reglamento hay una oportunidad de justicia; que en cada atleta hay una historia que merece ser defendida con dignidad; y que en cada cancha debe haber también un marco legal que proteja, oriente y posibilite.

Porque cuando el silbato suena, y comienza el juego, el abogado del deporte también entra en acción, velando para que las reglas sean claras, los derechos respetados, y la justicia no se quede en las gradas.

EL DEPORTE NO DESCANSA

Alfonso Geoffrey Recoder Renteral

Especialista en Gestión, Dirección y Administración en Cultura Física y Deporte. Doctor Honoris Causa. Posdoctorando en Derecho. Doctor en Ciencias de la Educación. Doctorante en Administración y Política Pública. Maestro en Gestión de Entidades Deportivas. Maestro en Administración. Maestro en Ciencias de la Educación con especialización en Gestión de Estudios Superiores. Maestrante en Ciencias del Deporte. Maestrante en Metodología del Entrenamiento Deportivo. Maestrante en Periodismo y Comunicación Deportiva.  Licenciado en Educación Física. Licenciado en Derecho.  Cursó el Seminario Sports Visitor Program: Enhancing the Paralympic Movement, United States Olympic & Paralympic Committee, Colorado Springs, USA. Cursó el Seminario Técnico–Metodológico para Directivos del Deporte de Alto Rendimiento en la Universidad de la Cultura Física y Deporte “Manuel Fajardo”, Cuba. Cursó el Seminario en Gestión de Entidades Deportivas en la Escuela Universitaria del Real Madrid, España. Cursó el Diplomado en Alta Dirección en el Deporte, por la Confederación Deportiva Mexicana.