*La Habana, Cuba 1991*

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Por Armando Camarena

Fue un día complicado, el calor no lo hizo fácil, desde temprano salí a grabar con la Güera Peláez seis casas o vecindades que por falta de mantenimiento están a punto de derrumbarse, la lista de esas casas era larga y estaban en diferentes calles de la Habana, la mayoría sobre el malecón, aunque estaba cubriendo los Juegos Panamericanos La Habana ’91, la instrucción de Ana Cristina Peláez era tener imagen detallada de esas edificaciones para una posible remodelación con apoyo de Televisa.
Me encontré en el lobby del hotel con Ricardo Peña y con Philippe Bac, quedé de alcanzarlos en el bar situado en la azotea.
Después de una ducha me presenté en el bar, ya es la hora del mojito Camarón, me dijo sonriendo Ricardo, par de cabrones, intervino Philippe, para ustedes en cuanto se ven, es la hora del mojito. Son las once de la noche, entre risas comentamos el día de trabajo, lo cubrimos en tres diferentes frentes cada quien en su asignación, de los mojitos pasamos a una botella de ron añejo 7 años.
No la habíamos abierto cuando una llamada interrumpió la plática, no era extraña la llamada, los últimos dos días habían llamado a la misma hora desde la redacción en México, ahora les piden a los dos un resumen y una nota para el noticiero de la mañana del día siguiente.
Me quedé solo en la mesa, el bar estaba lleno, me preparé una cuba como aprendí de Julian González, tres hielos en el vaso, el jugo de un limón y una porción de ron mezclados hasta que el vaso esté frío, enseguida le agregué el refresco de cola y a disfrutar en soledad de mi bebida.
Pensé en retirarme a descansar pero me ganaron los deseos de otro trago, fui interrumpido en la preparación por dos compañeros camarógrafos de Televisa, Salvador Maceda y Pedro Soto, nos habíamos visto algunas veces pero no nos conocíamos, a falta de mesas vacías se acercaron preguntándome si podían sentarse en mi mesa, por supuesto que sí, les respondi.
De inmediato le hicimos los honores al ron, uno de ellos, Salvador Maceda, tomó la palabra y me dijo sin pausas, mira Camarena, la verdad es que nos caías muy gordo, pensamos que eras muy mamón al trabajar, Pedro Soto lo secunda y dice, te vimos con la cámara en el piso, luego en una azotea y después haciendo las preguntas en una entrevista y al final grabando con medio cuerpo fuera del coche en movimiento y si, pensamos que eras muy mamón, pero al llegar al IBC, te vimos editando tú material y entendimos lo que haces, lo que no entendemos es porque lo haces así.
Sonreí a sus argumentos, encendí un recuerdo, le dí un largo trago a mi cuba y les respondí, miren, primero, no soy monedita de oro, segundo, me apena la idea que tienen de mí, lo que pasa, es que venimos de escuelas diferentes, yo soy producto de noticieros, ahí trabajas con los mejores periodistas para el mejor noticiero de habla hispana, si no aprendes y estás a su altura rápidamente eres desechado y pasas a formar parte del montón.
Continúe largos minutos, contados en cubas, cigarros y luego en botellas, con mis compañeros reporteros aprendes a ser periodista a huevo o no vuelves a salir con ellos, me miraban con sorpresa y me escuchaban con atención, miren, en noticieros es muy importante aprender el como, cuando, donde y porque, si entendemos eso las cosas se van facilitando, leemos los periódicos todos los días para estar enterados de lo que está sucediendo y prepararnos por sí nos toca una nota de esas que vienen en el diario, no le preguntamos al reportero, que quieres que te grabe, debemos saber lo que el necesita para escribir su historia, debemos contar la misma historia, pero con imágenes, debemos ser su complemento y colaborar a contar la historia, por supuesto escuchamos sus sugerencias pues dos cabezas piensan mejor que una, a veces es complicado pero aquí tenemos un gran ejemplo, Ricardo Peña fue un gran camarógrafo y ahora empieza a destacar como reportero, no es fácil, buenos camarógrafos hay muchos, pero buenos camarógrafos periodistas no hay tantos.
Respondí a sus preguntas, traté de aclarar sus dudas o ampliarlas, les conté de los grandes maestros en noticieros, Cabrera, Colorado, Cadena. Cámara, Jauregui, Benito Pliego, Madrigal y toda la vieja guardia de excelentes periodistas con cámara, seguí con la segunda generación que se formó con ellos,
Gamboa, Navarrete, Oscar Sánchez, Ruvalcaba, Stone, Gustavo y Mario López, continúe encarrerado con la tercera generación, Juan Castillo, Peña, los hermanos Carlos y Jesús Sarachaga, Navarro, Chucho Hernandez, Julian González, Gilberto Medina y una lista tan grande que se me secó la boca y tuve que humedecerla con más ron, finalicé contándoles la ventaja y el compromiso de trabajar con los mejores reporteros, Zabludovsky, Ortega, Agustín Granados, Castañeda, Narcia, Lopez Doriga, Ana Cristina Peláez, Lourdes Alvarez, Valentina Alasraki, Philippe Bac, Magdalena García de León, Schwartz, De Valdés, Burak, Juan Manuel Renteria, Fortuño, Gaby Resendez, Ganem, Padilla, Villagarcía, Paco Ramírez, Lalo Campos, Elda Sánchez Gaytan, Virginia Sendel, Paco Barón, Gerardo Valtierra, Alfonso Morales, Fernando del Monte, Norma y Gregorio Meraz y otra vez la lista se hizo tan larga que recurrimos a más ron y más cigarros, la alberca ya está vacía, ya hay muchas mesas disponibles, pronto amanecerá, me sirvo la caminera y respondo una última pregunta, un camarógrafo de noticias debe estar preparado para todo, con los reporteros a veces te juegas la chamba y con algunos en ocasiones te juegas la vida y si en algún momento te encuentras solo, tú tienes que hacer las preguntas, apagué la colilla del cigarro, le dí fin a la cuba y me despedí de ellos diciendo, me dio gusto platicar con ustedes, pero ya son las 6 de la mañana y tengo llamado a las 7.
Mala cosa, empezar a trabajar temprano, desvelado y crudo, el sol y el calor me sacan la cruda a chorros, sudo mucho pero me va muy bien pues me encuentro a medio día con Ricardo, después de mentarle la madre por haberme dejado solo en el bar, acepto su disculpa con un mojito de por medio.
Cuatro de la tarde en el IBC, ya estoy editando mi nota para retirarme lo más pronto posible a descansar, junto a mi pasan comentando el ingeniero Elías Rodriguez y Fernando Schwartz, están molestos pues uno de los camarógrafos que estuvo conmigo, Pedro Soto no llegó a su nota, de fondo se escucha una canción con Ana Gabriel.
Vamos a regresarlo a México dice el ingeniero Elías, no es posible que el reportero haya cubierto la nota solo, Schwartz encoge los hombros decepcionado, sigo el diálogo con atención, no me parece bien que lo juzguen sin siquiera haberlo escuchado, me concentro nuevamente en la edición de mi nota, minutos después escucho un murmullo que crece y crece, ha llegado el camarógrafo Pedro Soto, está sudando y notablemente cansado, dónde andabas cabrón, le pregunta molesto el ingeniero Elías Rodríguez, el reportero te estuvo esperando en el lobby del hotel y nunca llegaste, con mucha calma, Pedro deja su cámara en un escritorio, baja el tripie y se desmonta la pesada mochila, voltea a ver al ingeniero y le dice, que pasó ingeniero, como que dónde andaba, me fui a mi nota, la cita era a las 7, esperé al reportero hasta las 7:15 y él no llegó, me fui al evento, llegué a tiempo para la competencia de ciclismo, seguí al equipo mexicano, iban en primer lugar y se les ponchó una llanta, grabé todo lo que sucedió y mucha imagen para complementar la nota y al final entrevisté a los cuatro ciclistas mexicanos.
Se dió vuelta, le sacó el casete a la cámara y se lo entregó a Fernando Schwartz en sus manos, en grupo fueron todos a ver la nota grabada por Pedro, gran respuesta del grupo, lo llenaron de abrazos y parabienes, muchas gracias le dijo Schwartz, gran trabajo te felicito, muy bien hecho le dijo Elías, te felicito también, gracias Fernando, gracias ingeniero, respondió Pedro Soto, la verdad es que debo agradecer al Camarón la explicación que me dió ayer, me dijo que si no estaba el reportero yo tenia que pensar como hacer la nota y podía preguntar, COMO, CUANDO, DONDE y PORQUÉ, y lo que me respondieran serviría para escribir la nota, le hice caso y creo que me quedó bien.
Sonaron muchos aplausos y yo sonreí para mis adentros.
Desde entonces nos hicimos amigos, con Salvador Maceda duró poco la amistad pues murió pronto y con Pedro aún tenemos un trato amistoso y con respeto.

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