Franz Mayer

Fernando Vargas

Quien se adentra en el coleccionismo puede tener motivos muy específicos para adquirir un objeto en el que encuentre una huella que lo vuelve unico.

Los objetos son elocuentes. Pareciera que aguardan silenciosos a que los utilicemos, pero desde su tranquilidad nos ofrecen mensajes cifrados sobre la vida cotidiana de las sociedades que los crearon y los utilizaron, ¿Cómo y por qué se han transformado sus formas, sus tamaños y sus materiales? ¿Por qué ciertas épocas han privilegiado algunos diseños y no otros? ¿Cómo se filtran en ellos los sueños y las fantasías comunes a un determinado periodo histórico? ¿Qué detona el gusto por atesorarlos?

Franz Mayer Traumann nació en Mannheim, Alemania en 1882 en el seno de una familia alemana tradicional con raíces judías, llegó a México en el año 1905 en donde se estableció como agente de bolsa independiente y se mantuvo activo en el mundo bursátil, siendo incluso protagonista de la Fundación de la Bolsa Mexicana de Valores, su actividad financiera le permitió hacerse de una gran fortuna y una red de contactos que le fueron de utilidad para llevar a cabo su mayor pasión que fue el coleccionismo, visto como un ejercicio intelectual en donde la selección de objetos se realizaba de forma cuidadosa y apoyado de la opinión de expertos, el acervo retrata el interés por ciertas piezas, técnicas y periodos influenciado por el gusto de la época y la bibliografía que consultaba.

El Museo Franz Mayer con una historia de más de ocho lustros muestra objetos destacados de piezas usadas en el virreinato de la Nueva España desde el siglo XVI y la clasificación que tiene en temas como bellas artes, artes decorativas, artesania o diseño, generando un cruce de caminos de estas disciplinas, los distintos objetos sugieren un diálogo en torno a las relaciones y diferencias en torno a las formas y a los discursos que cada sociedad establece con ellos y aunado a la invitación a reflexionar sobre el arte de integrar colecciones como lo hizo el propio Franz Mayer, ya sea para el deleite de unas cuantas miradas o para la contemplación publica, el coleccionismo suele ser una práctica interesante, pues quien se adentra en ella puede tener motivos muy específicos para adquirir un objeto en el que encuentre una huella que lo vuelve único, el museo abre las puertas para pensar en el papel de los objetos en nuestra vida cotidiana, a revalorar sus implicaciones y a involucrarnos de forma renovada con los tesoros materiales que nos rodean, la vida cotidiana manifestada en un espacio y tiempo determinados, oscila entre los público y lo privado, lo político y lo religioso, la obediencia y la rebelión, así como entre la rutina y la excepción, lo cotidiano se revela a través de las imágenes y de los testigos materiales de cada época. de tradiciones, juegos, rituales, espacios, normas o convenciones que a partir de la consideración permiten perfilar las ideas, intereses, valores y el carácter de individuos y grupos sociales, los objetos y artefactos que forman parte sustancial de la cotidianeidad y su relación con la pauta de un diálogo con síntomas de la actualidad (descripción textual en el museo).

El museo en comento es un fideicomiso cultural administrado por el Banco de México, con un patronato establecido por el filántropo y coleccionista que continua dedicado a conservar, investigar y presentar amplias colecciones de libros, pintura y artes decorativas que constituyen el legado de Franz Mayer, el museo se ubica en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en un edificio singular del siglo XVI, el cual perteneció a la orden de San Juan de Dios y funcionó como hospital hasta 1966.

Daniel Aceves Villagran

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