Por César Pólit Ycaza
París 2024, los primeros Juegos plenamente alineados con la Agenda Olímpica 2020+5, marcaron el camino hacia unos Juegos Olímpicos más sostenibles y más universales. París y el deporte brillaron, y la humanidad quedó extasiada con su esplendor. Su espectacular realización contribuyó significativamente al desarrollo del COI en temas claves como la sostenibilidad, la protección y su incursión en el mundo digital.
Destacaron también por el uso de energías renovables, la reducción de residuos y soluciones de transporte sostenibles para minimizar el impacto ambiental, en el marco de las directrices actualizadas para las ciudades anfitrionas, impulsadas por el Acuerdo de París del COI sobre el cambio climático. Se logró reducir el 50% de las emisiones de carbono, respecto de Londres 2012 y Río 2016.
En dichos Juegos se registraron nuevos hitos en audiencia, impacto social e innovación, incluidos el uso y aplicación de la Inteligencia Artificial. Y, finalmente, un superávit de 76 millones de euros. La mayor parte de sus ingresos provino de patrocinios, contribuciones del COI y venta de entradas. La financiación pública, destinada principalmente a obras de infraestructura, osciló entre 3.000 y 5.000 millones de euros, la que incluyó entre otras el rescate del icónico río Sena.
En digitalización, París 2024 experimentó un aumento del 290 % en las interacciones en comparación con los Juegos de Tokio, con 412.000 millones de interacciones y 270 millones de publicaciones. De igual modo, la base de datos de aficionados olímpicos creció en 34,5 millones de usuarios. La digitalización tiene una importancia fundamental, por lo que el COI está llamado a desarrollar acciones para detectar ciberabusos y contribuir a que el espacio digital sea un lugar más seguro para los atletas .
Debemos destacar que fueron los primeros juegos que se obligaron contractualmente a implementar una estrategia y un compromiso político en materia de derechos humanos, para lo cual priorizaron la capacitación de su personal, voluntarios y contratistas en no discriminación e igualdad de género en todos sus equipos. Y, enhorabuena, cumplieron sus obligaciones con creces.
Asimismo, fueron los primeros en lograr la plena paridad de género entre sus atletas, portadores de la antorcha, así como entre su personal y voluntarios. Otro hecho relevante fue la obtención de la primera medalla conseguida por el Equipo Olímpico de Refugiados, tras ganar la de bronce la boxeadora Cindy Ngamba.
Pese a su carácter inclusivo, debieron soportar duras críticas por la exposición de una coreografía ofensiva al catolicismo, durante la ceremonia inaugural, y la intervención de dos boxeadoras transgénero, temas que tuvieron una gran repercusión mediática. Como consecuencia de ello y de las fuertes objeciones del presidente Donald Trump a esas participaciones, está en duda la actuación de los transgénero en Los Ángeles 2028.
Todos los deportes brillaron y el público llenó los escenarios. La transmisión televisiva y por diferentes medios permitió al mundo entero seguir de cerca todas las competiciones, así como las espectaculares ceremonias de inauguración y clausura. París 2024 fueron los primeros juegos inaugurados fuera de un estadio, nada menos que en el rio Sena. El gran éxito alcanzado por París es, sin dudas, un reto difícil de superar, pero las futuras sedes lo intentarán.
París 2024 marcó el inicio de una nueva era, por su contribución a que los Juegos Olímpicos lleguen a ser más universales, sostenibles e inclusivos. Consiguientemente, al Movimiento Olímpico, bajo el liderazgo del COI, le corresponderá reafirmar su defensa del Juego Limpio y la protección de los atletas limpios, y la vigencia de la autonomía responsable en sus organizaciones deportivas, basada en el respeto de los principios de la buena gobernanza.
Para ilustrarlo mejor, cabe citar un extracto del discurso de Thomas Bach en el Congreso Olímpico de 2009: “Una sociedad cada vez más individualista, aunque cada vez más globalizada e interconectada, el deporte y las organizaciones deportivas solo pueden conservar su importancia si logran la ‘unidad en la diversidad’ y si arraigan su organización y sus estructuras en los principios de respeto, responsabilidad y confianza. Solo entonces estará el deporte en condiciones de justificar y preservar su autonomía”. El Juego Limpio y la autonomía del deporte y sus organizaciones son irrenunciables.
Si bien lo alcanzado en París 2024 da para soñar en un futuro promisorio para los juegos, no es menos cierto que también aviva preocupaciones serias sobre ese futuro, todas ellas fundadas en la cada vez más creciente influencia de la política en el deporte. Ejemplo de ello fue la exclusión de Rusia y Bielorrusia, pero las actuales conflagraciones en Gaza e Irán amenazan más la paz mundial.
Los dolorosos recuerdos de las dos guerras mundiales y del atentado de Múnich 1972, y la permanente tentación de los estados de vulnerar la autonomía del deporte y sus organizaciones, aumentan esas preocupaciones. Décadas atrás, el COI, al influjo del pensamiento dogmático de su presidente Avery Brundage, propugnó un deporte libre de interferencias políticas, por considerarlas inaceptables y lesivas a su esencia y principios.
Entretanto, durante la presidencia de Juan Antonio Samaranch, éste hizo uso de su perspicaz diplomacia para favorecer una relación de sinergia entre la política y el deporte. Ello le permitió dar el gran salto a la profesionalización de los Juegos Olímpicos, cuyo punto de inicio fueron los Juegos de Barcelona 1992. A los posteriores presidentes les correspondió enfrentar los excesos del profesionalismo, sin afectar la universalización de los juegos, a la que habían contribuido las grandes cadenas televisivas.
En la actualidad, tras el reciente advenimiento de Kirsty Coventry a la presidencia del COI, con un respaldo ampliamente mayoritario, el Movimiento Olímpico está llamado a enfrentar sus nuevos desafíos de manera concertada y sin renunciamientos. Ciertamente son escenarios muy complejos y no imaginados por la nueva presidente, Por tanto, ella deberá asumir un firme e inteligente liderazgo, que le permita, a través de los principios y valores del Olimpismo, contribuir al desarrollo sostenible y la paz de todos los pueblos.
Lo alcanzado en París 2024 no puede perderse, su legado para la humanidad y el deporte debe ser preservado. Los Juegos Olímpicos le pertenecen a la humanidad, por ello son universales. Larga vida a los Juegos Olímpicos y al Movimiento Olímpico, son nuestra pasión.
César Pólit Ycaza

Destacado especialista ecuatoriano en deporte, licenciado en Ciencias Sociales y Políticas, con una amplia trayectoria en gestión y política deportiva. Ha sido presidente de la Federación Ecuatoriana de Voleibol, secretario nacional del Deporte, directivo del Comité Olímpico Ecuatoriano y secretario de la Federación Ecuatoriana de Tenis. Fue director de la Comisión de Eventos de la Confederación Sudamericana de Voleibol y presidente del Panathlon Club Guayaquil. Es autor del libro Estado y Deporte. Amigos y enemigos íntimos y ha participado activamente en la elaboración de leyes deportivas, promoviendo la ética, la transparencia y el desarrollo institucional.
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