NATACIÓN, BENEFICIOS EN LA DISCAPACIDAD INTELECTUAL.(PRIMERA PARTE)

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Por: LEF. DEL OLMO PADILLA ALMA DELIA

Resumen

Introducción

Durante la clase de natación eh observado que algunos estudiantes presentan problemas de conducta, necesidades de salud diferentes a los del resto del grupo y que repercuten de manera considerable en el proceso enseñanza – aprendizaje personal y social. Es aquí, donde surge la necesidad de investigar si un estudiante que presenta conductas disruptivas o problemas para socializar y aprender, son características de una Discapacidad Intelectual; así como, los beneficios que puede generar la práctica de la natación.

Palabras Clave: Discapacidad intelectual, natación, estudiantes.

Abstract

Introduction:

During the swimming class I have observed that some students present behavioral problems, health needs different from those of the rest of the group and that have a considerable impact on the teaching and learning process, both personal and social. It is here, where the need arises to investigate whether a student who exhibits disruptive behaviors or problems to socialize and learn, are characteristic of an Intellectual Disability; as well as the benefits that swimming can generate.

Keywords: Intellectual disability, swimming, students.

Introducción

La Discapacidad es un término genérico que abarca las deficiencias, limitaciones de la actividad y restricciones de participación. Tal vez nos gustaría contar con un único enfoque conductual que fuese capaz de enunciar las bases psicopatológicas de los diferentes trastornos de la discapacidad intelectual. Pero, ¿qué se entiende como discapacidad intelectual?

La discapacidad intelectual (DI) implica una serie de limitaciones en las habilidades que la persona aprende para funcionar en su vida diaria y que le permiten responder ante distintas situaciones y lugares, generalmente es permanente, es decir, para toda la vida, y tiene un impacto importante en la vida de la persona y de su familia.

Algunos se originan antes de que un bebé nazca, otros durante el parto y otros a causa de una enfermedad grave en la infancia. (Discapacidad Intelectual, s. f.).

Al respecto la norma dice “La discapacidad intelectual se caracteriza por limitaciones significativas tanto en el funcionamiento intelectual como el comportamiento adaptativo, que se expresan en las habilidades conceptuales, sociales y de adaptación práctica. La discapacidad se origina antes de los 18 años”. (Schalock, 2009, p. 24)

La Asociación Americana sobre Retraso Mental (AAMR) (denominada hasta hace pocos años Asociación Americana sobre Deficiencia Mental, AAMD) en su manual de 1992. Define la Discapacidad Intelectual, también conocida como retraso mental, a una persona que no tiene la capacidad de aprender a niveles esperados y funcionar normalmente en la vida cotidiana. En los niños, los niveles de discapacidad intelectual varían ampliamente, desde problemas muy leves hasta problemas muy graves. Los niños con discapacidad intelectual puede que tengan dificultad para comunicar a otros lo que quieren o necesitan, así como para valerse por sí mismos. La discapacidad intelectual podría hacer que el niño aprenda y se desarrolle de una forma más lenta que otros niños de la misma edad. Estos niños podrían necesitar más tiempo para aprender a hablar, caminar, vestirse o comer sin ayuda y también podrían tener problemas de aprendizaje en la escuela. (Araque, 2010, p. 24).

La Discapacidad Intelectual presenta dificultades para comprender, aprender y recordar cosas nuevas y, aplicar ese aprendizaje a situaciones nuevas. Trastornos en el comportamiento adaptativo, posiblemente permanentes. Sin embargo, estos trastornos y/o comportamientos a nivel biológico, ¿cómo funcionan?

Al respecto la norma dice “Los defensores del modelo biológico entienden el comportamiento anormal como una enfermedad producida por el funcionamiento patológico de alguna parte del organismo. Se presupone que la alteración del cerebro (estructural o funcional) es la causa primaria de la conducta anormal (Rosen, 1991; Rosenzweig y Leiman, 1989) o de la anormalidad mental”. 

Los trastornos mentales estarían relacionados con las alteraciones celulares del cerebro. Las alteraciones pueden ser anatómicas (el tamaño o la forma de ciertas regiones cerebrales puede ser anormal) o bioquímicas (los elementos bioquímicos que contribuyen al funcionamiento neuronal pueden tener alterada su función, por exceso o por defecto). Dichas alteraciones pueden ser el resultado de factores genéticos, trastornos metabólicos, infecciones, alergias, tumores, trastornos cardiovasculares, traumas físicos, estrés, etc. (Haroutunian, 1991; Murphy y Deutsch, 1991). 

La anormalidad entendida como un problema bioquímico constituyó así el más prometedor de los modelos biomédicos de enfermedad mental, considerándose desde entonces que algunas formas de conducta anormal podían deberse a desequilibrios de la química del sistema nervioso. Actualmente, existe abundante evidencia empírica de que estas sustancias bioquímicas intervienen en muchos trastornos del comportamiento.

Referencias Bibliográficas

  • Araque J. (2010). Creación y puesta en marcha de una escuela comunitaria de iniciación deportiva en natación para niños con discapacidad intelectual. Universidad de los Andes: Mérida.

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