Pasión por el deporte. Liderazgo deportivo
Por José Ortega
Los sociólogos y analistas de nuestra cultura deportiva constatan que en ella se da una gran crisis de liderazgo. El descrédito de los líderes deportivos (directivos y entrenadores) no es en ningún caso una casualidad. Frente a ello, se reivindican nuevas formas de liderazgo vinculadas a los valores éticos, pero también reclama líderes deportivos con capacidades comunicativas y sociales.
Urgen nuevos líderes (entrenadores), capaces de dirigir proyectos, con habilidad para entusiasmar a sus deportistas y para convertir en realidad sus ideales. En la mayoría de entidades deportivas, el liderazgo es una tarea voluntaria, que requiere dedicación, entrega y compromiso y que tiene un flujo decisivo en la formación moral de los deportistas.
El liderazgo en entidades deportivas no puede regularse por los mismos fines que una empresa lucrativa o política. En el caso del deporte, el liderazgo obedece a otros fines: la formación integral de los deportistas, el desarrollo de sus cualidades, la cohesión entre ellos y el disfrute de la propia actividad.
Desde mi punto de vista, el liderazgo deportivo debe llegar de dentro hacia fuera y no al contrario. Esto quiere decir que liderar no es imponer, obligar o arrastrar a la fuerza, sino escuchar y empatizar. La tarea fundamental del líder deportivo es la motivación que se le presupone la capacidad para entrenar con asiduidad, sin renunciar a los máximos niveles de excelencia. Para lograrlo, debe, primero hacer un gran trabajo interior y liderarse a sí mismo. Para conseguirlo hay que adquirir perspectiva, lograr ver con claridad el contexto deportivo en el que se desarrollan las situaciones, y no reaccionar impulsivamente, sino responder después de analizar. Una vez hecho ese proceso, el verdadero líder deportivo podrá recorrer su camino de manera ejemplar, consiguiendo que sus deportistas lo sigan voluntariamente. Es por ello que pienso que el liderazgo debe ser de dentro hacia fuera, porque todo ese proceso no puede llegar desde el exterior, sino desde el interior.
La clave del verdadero liderazgo es la capacidad que una persona (directivo o entrenador) tenga que ponerse al servicio de un grupo de deportistas que intenta liderar. Si el llamado líder se entrega al deportista que tiene a su cargo, antepone las necesidades de las suyas propias en búsqueda de la mejora, el crecimiento y el éxito de sus deportistas a título individual, quedando siempre en segundo plano y sin ánimo de protagonismo. Este es, desde mi punto de vista, el tipo de liderazgo que necesita el ámbito deportivo actual.