Por Carlos Rosales.
El boxeador elemento indispensable en este deporte espectáculo el más explotado por parásitos de pantalón largo, que cobran más bien roban cuando el deporte y el espectáculo lo generan los boxeadores exponiendo su salud y hasta la vida, para colmo en el boxeo aficionado, amateur su trabajo inversión y el de sus entrenadores robado y cobrado por vividores de diferentes formas que lo que menos les importa es la esencia deportiva y la seguridad del boxeador tanto en las peleas como en donde entrenan (muchos en la calle en todos los aspectos). La mayoría de esos vividores oportunistas justifican sus tranzas y hasta cobran oficialmente, y no se conforman también son grandes piratas de talentos que aprovechan desde la información personal de cada boxeador hasta el trabajo de años de sus entrenadores para venderlos ante la red de corrupción de mayor nivel. Los boxeadores y sobre todo los entrenadores con la legítima intención de despuntar en el boxeo caen en el canto de las sirenas, la falta de experiencia, falsos espejismos hacen presa fácil de los novatos en este deporte dónde las mayorías dejan su vida y mueren sus ilusiones peor que cuando iniciaron, sin prestaciones, acabados, golpeados sin que las autoridades oficiales intervengan con un buen gobierno, solo les interesa sacarse la foto con las estrellas mientras las mayorías por lo general gente muy humilde siguen estrellados y a merced de monopólicas mafias boxísticas.